La inserción de los monjes suizos en la región

 

Fue notable el esfuerzo de los Fundadores para lograr una verdadera inserción del Monasterio en la región. Además de los esfuerzos realizados para recibir y formar vocaciones surgidas del país, se atendía la Escuela y un pequeño grupo de oblatos. Se prestó asimismo especial atención a los trabajos pastorales en el vecindario, a través de la escuela, la hospedería y diversas ayudas a comunidades de religiosas de la zona. El obispo Anunciado Serafini creó en noviembre de l955 la Vicaría del Monasterio; en ese mismo año el P. Carlos había iniciado la construcción de las capillas en El Tejar y San Francisco. Luego se desarrollará la irradiación pastoral en el Campo de la Tribu de Coliqueo.

El 25 de Enero de 1954, entraron las Hermanas de la Santa Cruz en el "casco" de "La Ciudadela" que la Señora María Marenco de Sánchez Díaz les había donado, esperando que así se completaría su obra en Los Toldos.

"La Ciudadela"

La Sra. María, como antes se dijo, dividió su Estancia en unidades familiares de 120 hectáreas, colonizando su campo con familias cristianas. Algunos dirán más tarde que era la "Colonia de los Rubios" (descendientes de holandeses, vascos y suizos que tuvieron muchos hijos).

Después de los primeros diez años

El 4 de agosto de 1959, murió inesperadamente el Prior Eugenio y fue enterrado en el cementerio del Monasterio. "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no dará fruto" (Jn 12, 24).

Como el Monasterio era todavía un Priorato dependiente de la Abadía Madre de Einsiedeln, el Abad Benno Gut nombró para el cargo de Prior al P. José Felber.

Después del Concilio Vaticano II se hizo un gran esfuerzo por llevar a la práctica la reforma litúrgica. El primer paso fue preparar los textos y la música de los himnos y las antífonas en castellano.

Contempóraneamente se intensificó la acción pastoral, especialmente con los descendientes de los aborígenes y pobladores pobres del campo, llamado "de la Tribu". El P. José trajo de Roma a un grupo de Hermanas de la Caridad para la mejor atención humana y espiritual de esta colonia aborigen (1968).

Se desarrolló notablemente la actividad productiva, intensificándola con nuevos medios técnicos. La novedad más importante fue la instalación de un tambo modelo (para aquellos tiempos) con fábrica de queso anexa.

Mientras tanto el Prior José pedía con insistencia la independencia del Monasterio y propuso al Abad de Einsiedeln que se procediera a nombrar un Prior argentino.