OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (600)

Donde hay dos o tres reunidos... (Mt 18,20)

1893

Dresden, Alemania

Orígenes, Veintiséis homilías sobre el (libro) de Josué

Homilía VII: La destrucción de Jericó (Jos 6,20 ss.; 7,1 ss.)

Introducción

Jericó se derrumba (§ 1.1). Jericó es el mundo presente, rodeado con las murallas de todas las desviaciones humanas (§ 1.2). Pero Cristo al venir a este mundo envía a los apóstoles con trompetas especiales, ductiles, de plata labradas a martillo, es decir, con la enseñanza magnífica y celestial de su predicación, la cual derriba los muros de Jericó (§ 1.3).

Texto

Cómo fue capturada Jericó, y cómo fue salvada Rahab. Y sobre aquel que robó de las cosas (consagradas) al anatema la lengua de oro y los brazaletes puros.

1.1. Jericó es abatida con las trompetas de los sacerdotes. Porque en el momento en que resonó el clamor de las trompetas, los muros del recinto se cayeron (cf. Jos 6,20). 

Las fortificaciones del mundo presente

1.2. Ya dijimos antes que Jericó era figura del siglo presente, cuya fortaleza y defensas vemos destruidas por medio de las trompetas sacerdotales. Porque las seguridades y fortificaciones que servían de murallas para este mundo eran el culto de los ídolos, las falacias de la adivinación administradas por el arte de los demonios, las invenciones de los agoreros, de los adivinos y de los magos; cosas, de todas las cuales se rodea este mundo como de colosales murallas. Además, también las doctrinas diversas de los filósofos y las aserciones eminentísimas (nacidas) de las disputas (de las escuelas), cual altas y sólidas torres que fortifican (este mundo).

Las trompetas sacerdotales

1.3. Pero viniendo nuestro Señor Jesucristo -de quien el hijo de Navé simbolizaba el advenimiento- manda a los sacerdotes, sus apóstoles, llevando trompetas de plata labradas a martillo[1], es decir la enseñanza magnífica y celestial de su predicación. El primero, Mateo, con su Evangelio hizo resonar la trompeta sacerdotal; y también Marcos, Lucas y Juan, tocaron, cada uno, las trompetas sacerdotales. Pedro asimismo con sus dos epístolas hizo resonar dos trompetas[2]. Igualmente, Santiago y Judas. Agrega todavía que también Juan tocó la trompeta por medio de sus epístolas[3], y Lucas, describiendo las gestas de los Apóstoles. Pero el último que llegó dijo: “Pienso que, a nosotros, los apóstoles, Dios nos presenta como los últimos de los hombres” (1 Co 4,9); y con las trompetas de sus catorce epístolas, fulminando las murallas de Jericó y toda la maquinaria de guerra de las idolatrías y las doctrinas de los filósofos, las destruyó hasta los cimientos.



[1] Tubas ductiles (en la LXX: elatas): esta expresión no aparece en el libro de Josué, sino en Nm 10,2 (cf. Sal 97 [98],6; Si 50 16 [18]). Cf. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Protréptico 11,116.3: “La trompeta de Cristo es su Evangelio; Él tocó la trompeta y nosotros escuchamos. Armémonos pacíficamente, revestidos con la coraza de la justicia (Ef 6,14; cf. 1 Ts 5,8; Is 59,17), tomando el escudo de la fe y ceñidos con el  yelmo salvador, afilemos la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Ef 6,17). Así nos prepara pacíficamente el Apóstol”. Ver SCh 71, pp. 194-195, nota 1.

[2] Otra traducción: “Pedro también hizo resonar las dos trompetas de sus epístolas”.

[3] Algunos manuscritos añaden: “y el Apocalipsis”. Se discute en torno a este canon del NT: ¿es un agregado o una “acomodación” de Rufino? Hay quienes niegan la autenticidad de esta enumeración en tanto que otros la aceptan (cf. SCh 71, pp. 196-197, nota 1).