OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (590)

El evangelista san Mateo

Hacia 1300

Evangeliario

Gladzor, Armenia

Orígenes, Veintiséis homilías sobre el (libro) de Josué

Homilía III: Las medias tribus (Jos 1,13 ss.). La casa de Rahab (Jos 2,1 ss.)

Introducción

En la parte final de la homilía (§ 5), al tratar del signo que Rahab debe colocar en su ventana para salvarse ella y su familia, Orígenes subraya que fuera de la Iglesia no hay salvación. Y agrega que esa cinta escarlata se coloca en la ventana porque “fuera de esa casa, esto es fuera de la Iglesia, nadie se salva” (§ 5.3).

Por último, la ventana es un signo de que “incluso la encarnación del Salvador no nos da la visión pura e íntegra de la divinidad, sino que nos hace percibir la luz de su divinidad como por una ventana” (§ 5.4).

Texto

La cinta escarlata

5.1. Pero veamos cómo procede con los exploradores esa sabia meretriz. Ella les da un consejo místico y celestial, que nada tiene de terreno: “Huyan, dice, por las montañas” (Jos 2,16), no vayan por los valles, eviten lo que (es) vil y bajo; prediquen lo que es excelso y sublime. Y ella pone en su casa un signo escarlata (cf. Jos 2,18-21), por el cual debía ser salvada de la destrucción de la ciudad. Ningún otro fue el signo que recibió sino el escarlata, que mostraba la figura de la sangre. Porque ella sabía que nadie puede salvarse sino por la sangre de Cristo[1]. 

Las instrucciones de los exploradores a Rahab

5.2. También se le dio un mandato a la que antes había sido meretriz: “Todos, dice (la Escritura), los que sean encontrados en tu casa, serán salvados. Pero los que salgan de tu casa, nosotros somos inocentes de este juramento que te (hemos hecho)” (cf. Jos 2,18-19). Por tanto, si alguien quiere ser salvado, vaya a esa casa de la que antes había sido meretriz. Incluso si alguien de aquel pueblo (antiguo)[2] quiere ser salvado, vaya a esa casa, para conseguir la salvación. Que venga a esta casa en la que la sangre de Cristo es signo de la redención. Porque entre los que dijeron: “Que su sangre (caiga) sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mt 27,25), la sangre de Cristo es la condenación. En efecto, Jesús fue puesto para la ruina y la resurrección de muchos (cf. Lc 2,34); y por eso para los que contradicen su signo, su sangre se hace condenación, pero (es) salvación para los creyentes.

Fuera de la Iglesia nadie se salva

5.3. Que nadie se persuada a sí mismo, que nadie se engañe: fuera de esta casa, esto es fuera de la Iglesia, nadie se salva; si alguien saliera fuera, se hace reo de su propia muerte. Este es el signo la sangre, puesto que esta es también la purificación, que se manifiesta por la sangre.

La ventana

5.4. ¿Por qué ese signo fue colgado en una ventana (cf. Jos 2,18-21)? Pienso que para indicar que por medio de la ventana la casa se ilumina y por ella recibimos la luz, no de manera íntegra, sino lo suficiente para nuestros ojos y nuestra mirada. Porque incluso la encarnación del Salvador no nos da la visión pura e íntegra de la divinidad, sino que nos hace percibir la luz de su divinidad como por una ventana; tal me parece el motivo por el cual el signo de la salvación se (nos) ha dado a través de una ventana.

Conclusión

5.5. Que por (ese) signo consigan la salvación todos los que sean encontrados en la casa de la que antes era meretriz; los purificados en el agua, el Espíritu y la sangre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén (cf. 1 P 4,11).



[1] Lit.: en (o: con) la sangre de Cristo.

[2] El texto no es claro, pero todo apunta a señalar que se trataría del pueblo judío.