OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (581)

Jesús resucitado y los discípulos de Emaús

Hacia 1175

Corbie (?), Francia

Orígenes, Veintiséis homilías sobre el (libro) de Josué

Homilía I: El misterio de Jesús, hijo de Navé

Introducción 

Al hijo de Navé se le cambia el nombre cuando, después de explorar la tierra prometida, levanta el ánimo de los deprimidos y conforta a los desesperados. Entonces: a) recibe el mando del ejército, para combatir; b) contempla el rostro resplandeciente de Moisés; c) participa de los misterios en el tabernáculo (§ 2). Hasta aquí se habla de Josué = Jesús a partir de los libros del Éxodo y Números.

La muerte de Moisés es la muerte de la Ley y el paso a una vida en Cristo (§ 3). Y a partir de esta comprobación se suceden diversas afirmaciones que muestran que Jesús es superior a Moisés, ya basadas principalmente en el libro de Josué.

Texto

Las manos de Moisés

2.1. “Y sucedió que, cuando Moisés elevaba sus manos, Israel prevalecía; pero cuando las bajaba, prevalecía Amalec” (Ex 17,11). Entonces, por consiguiente, cuando Moisés levantaba sus manos, prevalecía Jesús y en ese momento vencía. Pero aquel pueblo fue vencido por Amalec, porque Moisés ya no tenía las manos levantadas, sino que estaban hacia abajo; porque son ésos a quienes se dice: “Si creyeran a Moisés, también me creerían a mí” (Jn 5,46), y: “He aquí que quieren matarme, ustedes que no practican la ley” (Jn 7,19). Puesto que la Ley y las obras de la Ley quedan sin efecto en quienes buscan establecer su justicia, sin estar sometidos a la justicia de Dios (cf. Rm 10,3); las manos de Moisés se bajan, la incredulidad ha triunfado, el pueblo es vencido.

Jesús asistía a Moisés

2.2. Pero también Nadab, Abiud y Eleazar (cf. Ex 28,1) son dejados en el campamento para juzgar al pueblo, Se deja asimismo a Jetró[1] para que también él mismo juzgue al pueblo con ellos (cf. Ex 18,13-27). Jesús, en cambio, no es dejado, sino que sigue a Moisés a la montaña, a lo que se agrega una palabra admirable por la cual se dice que “asistía a Moisés” (cf. Ex 24,13). ¿De qué modo lo asistía[2]? No como un segundo, no como un inferior, sino como un ayudante y protector.

Ause hijo de Navé

2.3. ¿Pero qué quiere decir esto? Cuando Jesús es nombrado por primera vez, no se indica el nombre de su padre, ni en la segunda ni en la tercera ocasión; en cambio, cuando se nombra a Navé, su padre, entonces no se le dice Jesús, sino Ause[3] (cf. Nm 13,16). Porque cuando (es nombrado) entre los que fueron enviados como exploradores, su nombre se escribe Ause (cf. Nm 13,8 [9 Vulgata]). Y quizás yo pensaría que es por el oficio de explorador que no se le llama Jesús sino Ause y se lo denomina hijo de Navé. Pero cuando vuelve, cumplida su misión, y que, ante el terror de todos, solo él levanta a los caídos y solo él alienta al pueblo desesperado (cf. Nm 14,6 ss.), entonces es llamado Jesús por Moisés, no se le dice hijo de Navé, sino que (es) aquel a quien Moisés había dicho: “Conduce al ejército, y combate contra Amalec”. También, si consideramos lo que sigue, vemos su grandeza, cuando en la transfiguración del rostro de Moisés, todos los hijos de Israel tenían la vista oscurecida y ninguno podía ver su rostro; Jesús no solo miraba el rostro, sino que también en el interior del tabernáculo participaba de los misterios[4] (cf. Ex 33,11).

El libro de Josué nos habla de Jesús, nuestro Señor

3.1. ¿A dónde nos conduce todo esto? Sin duda a mostrar que este libro nos describe no tanto las gestas del hijo de Navé, cuanto los misterios de Jesús, mi Señor. Porque es él quien, después de la muerte de Moisés, recibe el mando, es él quien conduce el ejército y combate contra Amalec; y lo que allí se representaba en la montaña con las manos extendidas, lo realiza clavando sobre su cruz los principados y las potestades sobre las que ha triunfado en sí mismo (cf. Col 2,14-15).

Al morir Moisés, cesa la Ley

3.2. Luego, Moisés ha muerto; cesa, en efecto, la Ley, porque la Ley y los profetas llegan hasta Juan (cf. Mt 11,13). Pero, ¿quieres que pruebe por la Escritura que Moisés se asocia a la Ley? Escucha lo que dice el Evangelio: “Tienen a Moisés y a los profetas, que los escuchen” (Lc 16,29). Moisés sin duda tiene aquí el lugar de la Ley.

Liberados de la Ley, los que creen en Jesús no cometen adulterio

3.3. Ha muerto, por tanto, Moisés, el servidor de Dios; porque la Ley está muerta y los preceptos legales ya han cesado. Y si te parece que estas afirmaciones mías carecen de autoridad, sigue la autoridad del Apóstol que dice: “Una mujer mientras vive su marido está ligada a ley, y se la llamará adúltera si se une con otro hombre; pero si muere su marido, está libre de la ley conyugal, de modo que ya no es más adúltera si se casa con otro hombre” (Rm 7,2-3). Sin duda, la mujer significa el alma, que estaba sometida a la Ley de Moisés, sobre la cual se dice: “Viviendo el marido está sometida a la Ley”. Pero si muere su marido, indudablemente la Ley, el alma, que estaba sometida, se dice que está libre. Por tanto, es necesario que la Ley muera, para que los creen en Jesús no incurran en el crimen de adulterio.



[1] Iothor.

[2] Rufino emplea el verbo assisto, que significa estar presente, delante o cerca; que traduce el término que usa la LXX: paresteko de paristimi: estar cerca, estar al lado. Se levantó Moisés y Jesús, que estaba con él… (Ex 24,13).

[3] O: Ayse, según la LXX; u Oseas según la Vulgata (Nm 13,17).

[4] Mysteriorum conscius perseverat.