OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (556)

Zaqueo recibe a Jesús en su casa

Siglo XVI

España

Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números

Homilía XXV (Nm 31,1-54)

La causa de la muerte de Balaam 

2.3. Se reúnen entonces doce mil contra los madianitas y “mataron -dice (la Escritura)- a todos sus varones, incluidos sus reyes y Balaam, hijo de Beor, los mataron a espada con los demás que habían herido” (Nm 31,7-8 LXX). Lo que buscábamos precedentemente[1], como puede probarse por las Escrituras que, por consejo de Balaam, fueron sobornadas las mujeres madianitas para que indujeran a los hijos de Israel a fornicar, lo muestra de modo evidente el presente lugar de la Escritura, diciendo que él resultó muerto por la espada, como autor del escándalo que causó a los hijos de Israel. Se dice más claramente todavía en lo que sigue, de este modo: «Y les dice Moisés: “¿Por qué han dejado vivas a todas las mujeres? Porque ellas fueron las que hicieron apóstatas a los hijos de Israel según el consejo de Balaam”» (Nm 31,15-16).

Valor de la conversión y de la penitencia

2.4. Matan, por consiguiente, a los reyes madianitas; y aquellos que anteriormente habían sido vencidos por las mujeres, realizada ahora la expiación y hecha penitencia, vencen también a los reyes. A partir de esto, comprendamos cuánto vale la conversión a Dios, cuánto aprovecha el arrepentimiento de los pecadores. Todos los hombres, todos los reyes de los madianitas son vencidos y muertos a manos de aquellos que, por la corrección del Señor y por la penitencia de las obras, habían sido corregidos y sanados.

Interpretación espiritual del pasaje

3.1. Se narra, entonces, que los cinco reyes de los madianitas, fueron vencidos por los soldados israelitas. Pero también de sus nombres la divina Escritura se preocupó de recordarlos: “Evín -dice-, Rocón, Sur, Ur y Roboc” (Nm 31,8). Éstos son los que reinan sobre los madianitas, a los que debe superar y eliminar completamente todo el que milita de la parte de Dios. Evín, en efecto, significa bestial o feroz. Y ¿cómo podrás agradar a aquél que te ha probado (cf. 2 Tm 2,4), si no arrancas de ti y no haces perecer totalmente las bestiales y feroces costumbres? ¿Cómo podrías alcanzar la bienaventuranza de los mansos (cf. Mt 5,4), a no ser que antes mates a Evín y entregues a la muerte la fiereza de toda iracundia? Yo pienso que la Escritura divina no refirió estos nombres para la historia, sino que los ha adaptado al (orden) de las cosas y de la realidades. Porque ¿piensas que puede uno ser tan necio que le ponga a su hijo el nombre de Bestial? Pero opino que la palabra divina aluda más bien a la educación de las almas, queriéndonos mostrar que hemos de combatir de este modo contra los vicios y expulsarlos de la residencia de nuestra carne, poniendo en fuga del reino de nuestro cuerpo a estos reyes; lo cual el Apóstol lo designa más claramente, diciendo: “No reine, por tanto, el pecado en el cuerpo mortal de ustedes” (Rm 6,12).

Sobre el cambio de nombres

3.2. ¿Quieres ver que los nombres se ajustan a la realidad de las cosas, no solo entre los santos, sino también entre los gentiles y los bárbaros? Sobre los santos, es bien conocido por qué Abram fue llamado Abraham (cf. Gn 17,5), Sara fue llamada Sarra (cf. Gn 17,15) y Jacob Israel (cf. Gn 35,10). Pero sepamos que esta costumbre se tiene también entre los bárbaros[2]. ¿Acaso no había recibido de sus padres uno de los hijos de Israel el nombre de José (cf. Gn 30,24)? Cuando pasó a Egipto y se presentó ante el Faraón, éste le cambió su nombre, y de José pasó a llamarlo Psonthomphanec[3](cf. Gn 41,45), nombre que compuso en su lengua el Faraón, alusivo a la revelación de secretos o de sueños. Y no solo a este José en la corte del Faraón le es adaptado un nombre sacado de la realidad, sino que también a Daniel en Babilonia se le llama Baltasar, y a Ananías, Azarías y Misael se les llama Sidrac, Misac y Abdénago (cf. Dn 1,7). ¿Ves, por consiguiente, que tanto los nombres de los israelitas como también los de los bárbaros se adaptan en la Ley no fortuitamente, sino en razón de los hechos y de las causas? Así, Moisés llamó al rey de los madianitas como él consideró que debía ser llamado. Bestial, dice, es la fiereza que reina entre los madianitas, y no solo reina ella, sino que tienen otro rey, cuyo nombre es Rocón, que en nuestra lengua significa vaciedad. Reina, por tanto, también la vaciedad en la nación de los madianitas.



[1] Cf. Hom. XX,1.2-3.

[2] Es decir los paganos; cf. SCh 461, p. 198, nota 2.

[3] Según la versión de los LXX, transliteración de la palabra original, posiblemente de origen egipcio.