OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (517)

Jesús es conducido a una colina escarpada para ser precipitado desde allí

Siglo XIX (iluminación)

Francia

Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números

Homilía XVI (Nm 23,11-24)

Pablo se dolía por quienes se dejaban engañar por adivinos y otros personajes semejantes

7.10. Por eso nuestro Señor Jesús no se digna reconocer el testimonio que dan los demonios, sino que dice: “Enmudece y sal de él” (Mc 1,25). También su Apóstol Pablo lo imita: «Doliéndose -dice-, se vuelve y dice al espíritu de Pitón: “En nombre de Jesucristo te mando: ¡Sal de ella!”» (Hch 16,18-19). Quizás te preguntes al respecto por qué doliéndose Pablo increpa al espíritu de Pitón. ¿Acaso había dicho algo blasfemo? Porque “la mujer, que tenía el espíritu de Pitón” (Hch 16,16), -dice (la Escritura)-, seguía a Pablo y a los que con él estaban, y clamaba, diciendo: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que les anuncian el camino de salvación. Y hacía esto durante muchos días” (Hch 16,17-18). En esto se muestra que Pablo no se dolía por la blasfemia, sino porque consideraba indigno de su predicación el que se diera testimonio por el espíritu de Pitón. Y si Pablo no soporta que él le dé testimonio, sino que se duele de ello, ¿cuánto más nos debemos doler nosotros, cuando vemos las almas seducidas por esos que creen como a un ser divino el espíritu de Pitón o a un ventrílocuo, a un adivino o agorero o a otros cualesquiera semejantes a los demonios? Por eso, entonces, “no habrá -dice- ciencia augural en Jacob ni adivinación en Israel”.

Solo Dios sabe cuándo nos conviene conocer algo anticipadamente

7.11. ¿Pero qué se añade a esto? “A su tiempo –dice– se dirá a Jacob y a Israel lo que realizará Dios” (Nm 23,24). ¿Qué quiere decir se dirrá a su tiempo? Cuando es necesario y cuando conviene, esto es a su tiempo. Si, por tanto, conviene que nosotros conozcamos anticipadamente el futuro, nos será dicho por Dios mediante los profetas de Dios, por el Espíritu Santo. Si, en cambio, no se dice ni se anuncia, ten por seguro que no nos ayuda el conocer por anticipado el porvenir. Y si por ello no se nos dice, porque a nosotros no nos ayuda el que lo sepamos, los que por diversas artes e invocaciones de los demonios promueven el conocer anticipadamente las cosas futuras, no hacen otra cosa que desear aprender aquello que no les ayuda saber. En estas palabras debe entenderse por Jacob todo aquel cuya lucha se dirige contra los principados y potestades, y contra los príncipes de este mundo (cf. Ef 6,12). Y por Israel hay que entender todo aquel que, por la pureza de la fe y la limpieza de la mente, ve a Dios.

El Señor puso sus palabras en la boca de Balaam 

7.12. Pero quizás puede alguno decir: si las cosas futuras podemos sólo aprenderlas de Dios, no hemos de recibir ni al adivino ni al agorero, ni a ningún otro de ésos, ni tampoco al mismo Balaam, ya que es uno de aquellos que la sentencia divina prohíbe recibir. Pero advierte diligentemente y recuerda lo que hemos leído más arriba, donde se dice sobre él que el Señor puso su palabra en su boca (cf. Nm 22,38; 23,5. 12. 16). Por tanto, no aprendemos estas cosas de Balaam, sino de la palabra de Dios, que ha sido puesta en su boca. Porque si no fueran palabras del Señor, no las hubiera revelado a su siervo Moisés. Y encontrándose éste lejos cuando fueron dichas por aquél al rey Balac, está claro que, de no serle reveladas por Dios, no hubiera podido conocerlas Moisés.

Las artes adivinatorias se valen de animales considerados dignos del ministerio de los demonios 

7.13. Pero todavía, para destruir completamente la adivinación y la ciencia de los augurios y otras cosas de ese tipo, añadiremos, tocante al caso, que todos éstos usan del servicio de las aves o de animales, pero son de los que se describen en la Ley como inmundos y se les sorprende siempre acechando al género humano, por lo cual se consideran apropiados y dignos del ministerio de los demonios. Pues los dragones y otras serpientes se presentan como servidores de los Pitones; para los agoreros y los que pretenden captar los presagios a partir de las artes adivinatorias, les traen los presagios los lobos o los zorros o los buitres o los cuervos o las águilas u otros animales de este tipo, que Moisés en la Ley consideró inmundos (cf. Lv 11,13-19), creo que por estos motivos.