OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (494)

La Última Cena

Siglo XIV

Evangeliario

Syunik, Armenia

Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números

Homilía XIII (Nm 21,24-35 y 22, 1-14)

Los “descifradores” de enigmas

2.1. Un poco después se refiere a la ciudad misma: «Por esto -afirma- dicen los descifradores: “Vengan a Jesbón, para que se edifique y construya la ciudad de Sijón, porque salió fuego de Jesbón y una llama de la ciudad de Sijón, y devoró hasta Moab”» (Nm 21,27-28). Sijón, como hemos dicho, era el rey al que pertenecía la ciudad de Jesbón. Por tanto, el orden de las palabras que pronuncian estos descifradores[1], debe entenderse así: “Vengan a edificar y construir Jesbón, la que fue ciudad de Sijón”.

2.1a[2]. Pero preguntemos ahora quiénes son estos “descifradores”. Se entiende por enigma el dicho figurado. Descifradores son, por consiguiente, los que hablan figuradamente. ¿Y qué otro hay que haya hablado figuradamente, fuera de la Ley y los Profetas (cf. Mt 7,12)? Escucha, en efecto, cómo dice David: “Abriré en parábolas mi boca, proferiré expresiones ocultas desde el origen” (Sal 77 [78],2). Pero también Isaías, declara de este modo que son enigmas las cosas que escribió: «Y serán –dice– las palabras de este libro como palabras del libro sellado, el cual, si lo entregasen en manos de un hombre que desconoce las letras y le dijeran “lee”, dirá “no sé leer”. Si, en cambio, lo pusieran en manos de uno que conoce las letras, dirá “no puedo leer, porque está sellado”» (Is 29,12. 11). Un libro se dice sellado, en cuanto que está entreverado de figuras[3] y envuelto en enigmas. 

Reedificar sobre las ruinas de lo ha sido destruido

2.2. «Dicen, entonces, estos descifradores: “Vengan a Jesbón, para edificarla”» (Nm 21,27). Aquella primera Jesbón cayó, o más bien ha sido destruida e incendiada: hay que reedificar otra. Pero cómo ha de hacerse, mostrémoslo tomando un ejemplo. Si ves un gentil entregado a una vida poco digna y a los extravíos de su religión, no dudarás en decir sobre él que es la ciudad de Jesbón, en el reino del rey Sijón; puesto que reina en sus pensamientos un rey estéril y orgulloso. Si se acerca a este hombre Israel, esto es, un hijo de la Iglesia, y utiliza los dardos de la palabra de Dios y opone contra él la espada del Espíritu (cf. Ef 6,16), destruye en él todas las fortalezas de las doctrinas de los gentiles y quema con el fuego de su verdad las vanaglorias de sus argumentos, entonces dirás de él que ha sido destruida Jesbón, la ciudad de Sijón. Pero éste, en el que han sido volcadas las doctrinas de los paganos, no queda sin más desierto y abandonado; porque no es la regla de los hijos de Israel dejar en ruinas las ciudades que habían destruido, sino que, cuando hayan abatido y derribado en el hombre los malos pensamientos e impíos sentimientos, reedifican de nuevo, en el corazón de aquél que han destruido; e insertan los buenos pensamientos, los sentimientos piadosos y la doctrina de la verdad; le transmitirán la práctica de la religión, le enseñarán el orden de vivir[4], y le mostrarán la honestidad de las costumbres y las obligaciones establecidas.

Reconstruir y plantar pensamientos piadosos y castos 

2.3. Y entonces dicen verdaderamente estos descifradores unos a otros: “Vengan y edifiquemos Jesbón, la que fue ciudad de Sijón”. Y estos mismos o sea, los hijos de la Iglesia, que comprenden espiritualmente las figuras y los enigmas de la Ley, se llaman descifradores. Esto es lo que Jeremías designa con un lenguaje también figurado, cuando le dice el Señor: “He aquí que he puesto mis palabras en tu boca; he aquí que hoy te he constituido sobre los pueblos y sobre los reinos, para erradicar y derribar, para reedificar y replantar” (Jr 1,9. 10). ¿Qué erradica y qué derriba? La ciudad de Jesbón, que era (la ciudad) de Sijón. ¿Qué erradica y derriba en ella? Los pensamientos impíos e impuros. ¿Qué reedifica en ella y que vuelve a plantar? Los pensamientos piadosos y castos, de modo que Jesbón se vuelva una ciudad no de los Amorreos, sino de los hijos de Israel.



[1] Aenigmatista es literalmente el que propone enigmas.

[2] Subdivisión que no figura en la edición de SCh.

[3] O: intricado (embrollado) con figuras (figuris perplexus).

[4] O: la forma de vivir (ordinem vivendi).