OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (454)

El juicio final, la parábola de los talentos, la parábola de las vírgenes necias y prudentes

1455

Brujas, Bélgica

 

Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números

Homilía VII (Nm 12,1-15; 13,18-34; 14,1-8)

El perfecto nacimiento

3.4. Aunque haya sido una digresión, sin embargo, convenía recordarlo en este lugar, en el que la palabra de Dios dice que María, por su culpa de maledicencia y por la herida de la corrección, se volvió un aborto (cf. Nm 12,12), de modo que mostremos que hay aborto vituperable y aborto laudable. A partir de ahí, también el Apóstol, sabiendo que en estas gradaciones, de las que hablamos más arriba, existe alguna especie de aborto laudable, incluso dice de sí mismo: “El último de todos, como a un abortivo, también se me apareció a mí” (1 Co 15,8), enumerándose a sí mismo por encima de los vivos y por encima de los muertos, pero después de los que todavía no nacieron. Se vuelve, por tanto, María como un aborto, porque no pudo aquel pueblo formarse en la Ley hasta la perfección, como también lo afirma Pablo, diciendo: “Puesto que la ley no condujo a nadie a la perfección” (Hb 7,19). Y a continuación dice el mismo Apóstol acerca de algunos que, caídos de la fe y convertidos como en un aborto, él los conducía de nuevo a las normas del perfecto nacimiento: “Hijos míos, a quienes de nuevo doy a luz, hasta que se forme Cristo en ustedes”.

La oración de Moisés

4.1. «Y clamó Moisés al Señor, diciendo: “Oh Dios, sánala, te lo ruego”» (Nm 12,13). ¿Y a quién procedía pedirle al Señor por la salud de aquel pueblo sino a Moisés? Moisés ora por ellos. Y quizás era esto de lo que hablaba con el Señor Jesucristo, cuando fue transformado en el monte (cf. Mt 17,2), pidiéndole que, cuando “hubiese entrado la plenitud de los gentiles, entonces se salvara todo Israel” (cf. Rm 11,25-26).

Escupir en la cara

4.2. «Y dijo el Señor a Moisés: “Si su padre le escupiera a la cara, ¿no se ruborizaría durante siete días? Sea separada del campamento durante siete días, y que entre después de ese (lapso)”» (Nm 12,14). ¿Qué es eso de si su padre le escupiese en la cara, se ruborizaría durante siete días? A María la hemos puesto en lugar de la sinagoga (cf. Hom. VI,4,1): es a ésta a la que escupió su padre en la cara. Escupir en la cara es signo de repudio. Ahora bien, en la Ley está escrito, donde se manda que el pariente más próximo se case con la abandonada, si el más próximo quisiera rehusar el matrimonio, que el descalzado sea escupido en la cara (cf. Dt 25,5 ss.), y esto se da como signo de rechazo. De aquí que María, esto es, aquel pueblo, cuando fue repudiado por Dios, se dice que se le escupe en la cara.

El castigo infringido a Israel

4.3. Tenemos también en otro lugar el significado del esputo, cuando dice Isaías: “Todas las naciones son como gota de un cubo y son consideradas como un esputo” (Is 40,15). Se muestra, entonces, en esto que también aquel pueblo fue rechazado, como el resto de las naciones, que son tenidas como un esputo. Y es que, si consideras aquel honor primero, cuando florecía entre ellos aquel orden pontifical, las insignias de los sacerdotes, los ministerios levíticos, la majestad del templo, el esplendor profético y cuando gozaban sobre la tierra de intimidades celestiales, ¡qué honor aquél!, ¡qué gloria aquélla! Y, si de nuevo miras ahora, con cuánta infamia horrorizan: sin templo, sin altar, sin sacrificio, sin profeta, sin sacerdocio, sin ninguna visita del cielo, dispersos por toda la tierra y viviendo como prófugos. ¿Quién no conocerá claramente que le escupió su padre en la cara y les cubrió el rostro de ignominia?

La semana del mundo entero

4.4. Siete días, por tanto, es excluida del campamento. Hemos dicho ya más arriba (cf. Hom. VII,1) que estos siete días designan la semana de este mundo; puesto que en siete días parece que fueron producidas las sustancias de toda criatura visible; porque entonces fueron hechas las cosas que no existían. Pero en la semana del mundo entero, por una dispensación en parte secreta y conocida sólo por Dios, se desarrolló entonces el contenido (de la creación). Mientras tanto, en esta semana, en la que estuvo separada María, no se movió el campamento de los hijos de Israel, sino que están quietos en un mismo lugar, y no hacen ningún avance hasta que María se limpie de su lepra (cf. Nm 12,15).