OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (444)

La Crucifixión

Hacia 1225

Salterio

Londres (?)

Orígenes, Veintiocho homilías sobre el (libro) de los Números

Homilía V (Nm 4,1-49)

Sobre los velos y coberturas

3.1. Pero volvamos a (nuestro) propósito. Corresponde, por tanto, que los levitas se ocupen de las cosas santas hasta los cincuenta años, los inferiores, en las obras, mientras que los mejores, en las obras de las obras (cf. Nm 4,47; 8,24); pero de éstos, los superiores que sirvan a las funciones espirituales, que entren en el Santo de los Santos y que allí cubran las cosas que hay que cubrir y las entreguen a los hijos de Caath, para llevarlas sobre los hombros y levantarlas con sus manos (cf. Nm 4,5-15). Pero también los restantes, se ordenan cada uno según lo que ya arriba frecuentemente hemos tratado. Mas para que esta excesiva cautela de coberturas y velos no engendre cierto desánimo y tristeza en los oyentes, intentaremos dar a conocer unas pocas cosas que para nosotros sea lícito revelar y para ustedes contemplar, desde el momento que, como antes dijimos, somos llamados “estirpe y sacerdocio real, gente santa y pueblo adquirido” (1 P 2,9).

Sentido espiritual de los objetos que están en el tabernáculo del testimonio

3.2. Entendamos, por consiguiente, por tabernáculo del testimonio todos los santos censados bajo la alianza de Dios; y que en ese tabernáculo hay algunos más excelsos por sus méritos y superiores en gracia, y de ellos algunos pueden decirse candelabro (cf. Nm 4,9; Hb 9,2), quizá los mismos Apóstoles, que iluminan a los que caminan hacia Dios. Pero también si hay otros, que en este tabernáculo de Dios muestran a todos los que entran la luz de la ciencia y de la doctrina, todos éstos podrían denominarse candelabro místico. Otros son mesa sagrada, los que tienen los panes de Dios y restauran y alimentan a las almas hambrientas de justicia (cf. Nm 4,7; Hb 9,2). Otros son altar del incienso, los que se entregan a oraciones y ayunos día y noche en el templo de Dios (cf. Mt 5,6), orando no sólo por sí mismos, sino por todo el pueblo. Pero estos, a quienes Dios confió los misterios arcanos y entregó los secretos de los juicios ocultos de su providencia, podrían llamarse Arca de la Alianza de Dios (cf. Nm 4,11; Hb 9,4). En fin, a quienes, con toda confianza, mediante las ofrendas de las plegarias y las víctimas de las súplicas, vuelven propicio a Dios en favor de los hombres e interceden por los delitos del pueblo, podrían denominarse propiciatorio (cf. Lc 2,37). Y los que merecieron multitud de ciencia y abundantes riquezas en el conocimiento de Dios, pueden entenderse como Querubines (cf. Nm 4,5; Hb 9,4): porque Querubín se interpreta en nuestra lengua (como) abundancia de ciencia.

Los ángeles al servicio de la humanidad

3.3. Pero todos estos que se designan por cada una de las cosas que fueron enumeradas arriba, deben ser llevados, y transportados sobre los hombros (cf. Hb 9,5); de donde, a mi juicio, los ángeles, que “son ordenados en favor de aquellos que reciben la heredad de la salvación” (cf. Hb 1,14), quizás sean los que llevan a cada uno de éstos, a los que nos hemos referido arriba. Porque, cuando sea desmontado este tabernáculo y empecemos a entrar en el Santo y proseguir el camino hacia el lugar de la promesa, éstos, que son verdaderamente santos y se encuentran en el Santo de los Santos, accederán sin duda ayudados por los ángeles, y, hasta que descanse el tabernáculo de Dios, los llevarán sobre los hombros y los levantarán con las manos. Lo que, anticipando el profeta en espíritu, decía: “Porque te enviará a sus ángeles, para que te recojan en las manos, no sea que se lastime tu pie contra la piedra” (Sal 90 [91],11-12).