OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (385)

La oración del Señor

Siglo XII

Salterio de San Albano

Hildesheim, Alemania

Orígenes, Dieciséis homilías sobre el Levítico

Homilía VIII: Sobre la mujer que concibe y da a luz. Sobre la lepra y su purificación

Ritos de purificación: la salida del sacerdote para comprobar la curación

Por eso “el sacerdote, dice (la Escritura), irá hacia él fuera del campamento” (Lv 14,3). Porque siempre hacia quien todavía no puede entrar en el campamento, sale aquél que puede salir del campamento, que dice: “Yo salí de Dios y vine a este mundo” (Jn 16,28). Sale, por tanto, el sacerdote hacia él, y mira con atención si ya ha recuperado la salud, si está purificado del contagio de la lepra. Y cuando el sacerdote lo vea, manda que “se tomen dos gallinas vivas por el que ha sido purificado, madera de cedro, una cuerda escarlata y un hisopo” (Lv 14,4). 

Dos gallinas entregadas por la purificación 

Me parece[1] que también estas dos gallinas tienen alguna similitud con los dos chivos, de los cuales uno se ofrece al Señor, y el otro enviado al desierto (cf. Lv 16,10); en efecto, así también aquí, de las dos gallinas, una es inmolada y la otra despachada al campo (cf. Lv 14,7). Por consiguiente, de lo que da el que es purificado de la lepra, una parte es enviada al desierto; pero otra parte es ofrecida por él al Señor. Sin embargo, quien es purificado de la lepra y ofrece gallinas, también aquella misma ofrecida por él al Señor, todavía no la ofrece en el altar, como las tórtolas o las palomas (cf. Lv 14,22). Puesto que el mismo día en que ha sido purificado de la lepra, todavía no es hecho digno del altar divino. Por ello el legislador manda que “el mismo día en que es purificado se reciban dos gallinas” (cf. Lv 14,2. 4) por su purificación. Pienso que también hay un sentido oculto en estas gallinas por las que se realiza la purificación del pecador, sobre lo cual está escrito: “Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajos su alas, y no quisiste” (Mt 23,37).

Significado espiritual de la madera de cedro

Sin embargo, el que ha sido purificado necesita también ser purificado por un leño de cedro (cf. Lv 14,4). Ya que es imposible que pueda ser purificada la lepra del pecado sin el leño de la cruz, sino se acerca al leño en el cual el Salvador, como dice el apóstol Pablo, “despojó a los principados y a las potestades, triunfando sobre ellos en el madero” (cf. Col 2,15. 14).

La cuerda escarlata y el hisopo 

Con todo, para la purificación de está lepra también se agrega la cuerda escarlata, y se le asocia el hisopo (cf. Lv 14,4). La cuerda escarlata contiene un símbolo de la sangre sagrada que salió de su costado por la herida de la lanza (cf. Jn 19,34). Y el hisopo: ésta especie de hierba tiene, dicen los médicos, la capacidad de disolver y purificar aquellas impurezas que se establecen en el pecho humano por la corrupción de un humor nocivo. De donde resulta ser necesario el uso de esta gramínea como símbolo de la purificación de los pecados. Pero que la escarlata a menudo sea usada para ayudar a la salud, lo encontramos referido en los divinos libros, como en el parto de Tamar, cuando «uno, dice (la Escritura), extendió primero la mano. Pero la tomó la partera y le ató una escarlata en su mano diciendo: “Éste salió primero”» (Gn 38,28). Mas también Rahab la meretriz, cuando acogió a los exploradores y recibió de ellos una promesa de salvación, ellos (le) dijeron: “Pondrás como signo un cordel escarlata, y lo atarás en esta ventana, por la cual nos hiciste descender” (Jos 2,18).

Sangre y agua

Sin embargo, observa también esto: no se dice que el sacerdote mismo inmole la gallina; porque el que fue leproso todavía no es digno de que el sacerdote inmole por él. Por eso la sangre de la gallina no es ofrecida en el altar, sino que se dice que “la gallina sea matada en un recipiente de arcilla, en el cual recipiente se vierta agua corriente” (cf. Lv 14,5); para que también el agua sea usada para la purificación y se complete la plenitud del misterio en el agua y la sangre, que se dice brotó del costado del Salvador (cf. Jn 19,34); y lo mismo pone y dice Juan en su epístola: la purificación se realiza “por el agua, la sangre y el Espíritu” (cf. 1 Jn 5,6. 8). De donde veo que también aquí todo esto se realiza. Porque el Espíritu es (el aliento) de esta gallina que se sacrifica, el agua corriente, está en el recipiente, y la sangre, se derrama sobre ella; no consideramos que por esto debe repetirse la gracia del bautismo, sino que toda purificación de los pecados, también ésta que se busca por la penitencia, necesita la ayuda de Aquél de cuyo costado salieron el agua y la sangre. Mira, por tanto, cómo también “una gallina viva, una madera de cedro, un cordel escarlata y un hisopo son mojados en la sangre del ave y en el agua corriente” (cf. Lv 14,6), para que por esta purificación y aspersión por el agua y la sangre, en la que fue sumergida la gallina enviada al campo, y asperjado “siete veces ante el Señor” (cf. Lv 14,7. 16), ése que es purificado quede puro de toda impureza, de la que había sido poseído por el contagio de la lepra.



[1] Fragmento griego: «“Dos aves vivas” (Lv 14,4), las cuales me parecen tener alguna semejanza con los machos cabríos propiciatorios. Porque allí también uno es para el sacrificio y el otro es enviado como víctima propiciatoria; pero ambos puros, como también las aves. Puesto que no se dice que han sido creados impuros por naturaleza, ni que son utilizados como víctimas propiciatorias por causa de su propia maldad. Por eso entonces ciertamente por la lepra del pecado se debe ofrecer una víctima propiciatoria pura, para que desaparezca la impureza de la lepra. Así, que el es purificado ofrece dos aves. Pero son diferentes de las que se ofrecen sobre el altar, tórtolas o palomas. Puesto que el recientemente purificado todavía no es digno del altar, sino que para llegar a ser digno, el día mismo en que es purificado, sin ninguna dilación, toma esas aves a fin de quedar purificado en el día. Pero también es necesario que sea purificado por el leño de cedro, que es símbolo de la salvación por el madero, en el cual triunfó el Salvador despojando a los principados y a las potestades. Y por la sangre preciosa simbolizada en el color púrpura. Y ese (cordel púrpura) se utilizó en el parto de Fares (cf. Gn 38,29), Y lo mostró Rahab la prostituta como signo para los exploradores. Y el hisopo, para la aspersión. Pero el sacerdote no inmola el ave, porque todavía no es digno que el sacerdote inmole por él, en el día mismo en que ha sido purificado. Por eso no se ofrece la sangre (del ave) en el altar, sino que se pone dentro de una vasija de barro con agua corriente, para que sea purificado por el agua y la sangre, al igual que manó del costado del Salvador según Juan; como también lo dice en la Epístola: la purificación es por el Espíritu, la sangre y el agua; y aquí por la sangre, el agua y el aliento vital del ave sacrificada, para que siendo purificado quede puro de la lepra» (Origenes Werke…, pp. 409-411; cf. Procopio de Gaza, Comentario al Levítico, 14,4; PG 87,739-740).