OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (263)

La tentación de Jesucristo

Hacia el 800

Evangeliario

Kells, Irlanda 

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, ÉCLOGAS PROFÉTICAS

Segunda parte (41-50): la gnosis como desarrollo de la fe cristiana

   Sobre los niños expósitos

41.1. La Escritura (= Apocalipsis de Pedro) dice que los niños recién nacidos son entregados (lit.: expuestos) a un ángel custodio (cf. Apocalipsis de Pedrofragmentos, 8), para que sean educados por él y crezcan, “y serán -afirma- como los creyentes de cien años en esta vida” (Is 65,20).

41.2. Por eso también Pedro, en el Apocalipsis, dice: “Y un relámpago de fuego, saltando desde aquellos recién nacidos y golpeando los ojos de las mujeres” (Fragmentos, 2).

41.3. En tanto que el justo “resplandece como una chispa a través del cañaveral y juzgará a naciones” (Sb 3,7-8).

La glorificación de Dios

42. “Con el santo, tú serás santo” (Sal 17 [18],26). Según el elogio (o: alabanza) de los santos tu nombre será glorificado, (puesto que) Dios es glorificado según el conocimiento y según la herencia (cf. Rm 8,17; Ga 4,7). De esta manera también [se dice] la expresión: “El Señor vive y el Señor ha resucitado” (Lc 24,34. 46; cf. Sal 16 [17],13; 17 [18],47).

El nuevo pueblo de Dios

43.1. “Un pueblo al que no conocía me ha servido” (Sal 17 [18],44); no lo había conocido según la [antigua] Alianza.

43.2. “Hijos extraños” (Sal 17 [18],45); porque han emulado las cosas de otro (= el demonio).

Pueblo de reyes

44. “Han hecho grandes las victorias (lit.: salvaciones) de su rey” (Sal 17 [18],51). Todos los creyentes son llamados reyes, porque están destinados al reino (cf. 1 P 2,9) conforme al conocimiento y la herencia (cf. Rm 8,17; Ga 4,7).

La paciencia

45. “La paciencia es más dulce que la miel” (Hermas, El Pastor, Mandamientos, V,1,6; cf. Sal 18 [19],11; Sb 16,21), no porque es paciencia, sino respecto al fruto de la paciencia, ya que nadie moderado (o: temperante) es impasible, (puesto que) no sin fatiga es señor de las pasiones; pero cuando tiene un hábito (o: tendencia), de ningún modo (es) moderado, porque el hombre ha sido hecho con una única disposición para el Espíritu Santo.

Las pasiones

46.1. “Espíritus” (Mt 12,45). Las pasiones que hay en el alma se llaman “espíritus”, no porque sean substanciales, ya que el hombre sujeto a concupiscencias (o: pasiones) sería una legión de demonios (cf. Mc 5,9; Lc 8,30), sino respecto a la provocación (o: incitación) [que entrañan] (o: según las mutaciones [o: cambios], leyendo en el griego tropen y no protropen).

46.2. Porque se dice que la misma alma que recibe, por cambios, unas tras otras las diversas especies del mal, (también) recibe “espíritus”.

La actitud frente a los bienes matariales

47. El Verbo no manda apartarse (o: separarse) de la riqueza (o: de las posesiones), sino administrar con indiferencia la riqueza y, ante alguna eventualidad, no irritarse ni afligirse ni desear enriquecerse; porque lo que manda es apartarse de la concupiscencia y de toda inclinación por la riqueza.

Los niños abortados

48.1. La providencia divina no se extiende sólo sobre los que (viven) en la carne. Así, en el Apocalipsis, Pedro dice: “Los niños abortados, que deben ser mejor considerados, son entregados a un ángel custodio, para que, participando de la gnosis, alcancen una morada mejor, sufriendo lo que hubieran padecido también si hubieran nacido corporalmente” (Fragmentos, 1).

48.2. Pero los demás únicamente se prepararán para sí la salvación (cf. Jn 14,2), después de obtener misericordia por las injusticias cometidas, y de haber recibido la prerrogativa de no sufrir (lit.: permanecer en el ) castigo.

“Los castigos se originan por los pecados”

49.1. “Y la leche de las mujeres, corriendo por los pechos y solidificada -dice Pedro en el Apocalipsis-, generará bestias pequeñas carnívoras y lanzándose de nuevo hacia aquellos (= los pechos) los devorarán” (Fragmentos, 3), para enseñar que los pecados engendran los castigos.

49.2. Afirma que ésos (= los castigos) se originan por los pecados, como que el pueblo fue vendido a causa de los pecados (cf. Jc 2,14; Sal 43 [44],13; Is 50,1; 52,3; Ba 4,6), y “por la incredulidad hacia Cristo -como dice el Apóstol-, fueron mordidos por las serpientes” (1 Co 10,9; cf. Nm 21,6).

El alma humana es infundida por los ángeles

50.1. Un presbítero (= Panteno?) decía que el embrión es un ser viviente. Porque (cuando) ha entrado el alma en la matriz, por la purificación [menstrual], se encuentra preparada para la concepción e introducida por alguno de los ángeles establecidos para el nacimiento, que conoce de antemano el momento de la concepción, mueve a la mujer a la relación matrimonial, y depositada la semilla, por decirlo de alguna manera, hace habitable al espíritu en la semilla y de esa manera colabora en la plasmación. Nombrando un testimonio [como prueba] para todos.

50.2. Y cuando los ángeles dan la buena noticia a las estériles (cf. Gn 18,10; Jc 13,3; Lc 1,13), de igual manera introducen las almas antes de la concepción; y en el Evangelio, “el niño saltó” (Lc 1,41), como un ser viviente.

50.3. Y las estériles son estériles por eso, porque si el alma, que es el fundamento de la semilla, no es introducida, lleva consigo el impedimento de la concepción y del nacimiento.