OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (254)

La adoración de los Magos

Hacia 1030-1040

Bendicional

Regensburg, Alemania

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, EXTRACTOS DE TEÓDOTO Y DE LA LLAMADA ESCUELA ORIENTAL EN EL TIEMPO DE VALENTÍN

Primera sección: Extractos 1-28 (continuación)

   Sobre los diversos seres espirituales

11. Así, cuando el Señor dijo: “No desprecien a uno de estos pequeños; en verdad les digo: sus ángeles están viendo continuamente el rostro de Dios” (Mt 18,10), [significa que] cual es el modelo, así son los elegidos, los que han recibido el progreso perfecto: “Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt 5,8).

11.2. ¿Y cómo podría tener rostro el que no tiene forma (o: figura)? En efecto, el Apóstol [Pablo] vio cuerpos celestiales hermosos e inteligentes. Pero, ¿cómo iba a expresar sus diferentes nombres, si no estaban delimitados por figuras, por forma y cuerpo? “Pero uno es el resplandor de los seres celestiales y otro el de los terrestres” (1 Co 15,40), uno el de los ángeles y otro el de los arcángeles.

11.3. Como en comparación con los cuerpos de aquí abajo -como las estrellas (cf. 1 Co 15,41)- son incorpóreos e informes, pero en comparación con el Hijo son cuerpos mensurables y sensibles; lo mismo que también el Hijo, si es comparado con el Padre.

11.4. Y ciertamente cada uno de los seres espirituales posee su propio poder y su propia economía; de esa misma manera los Primocreados han recibido a la vez la existencia y la perfección, el ministerio (liturgia) común e indivisible.

El Hijo es “Luz inaccesible”

12.1. Así, por tanto, los Primocreados ven al Hijo, a ellos mismos y a los [seres] inferiores, como también los Arcángeles [ven] a los Primocreados. Pero el Hijo, principio de la visión paterna, es llamado Rostro del Padre.

12.2. Y los Ángeles son fuego inteligente y espíritus intelectuales (o: espirituales), que han sido purificados en la sustancia; y el gran progreso a partir del fuego inteligente, perfectamente purificado, (es) una luz intelectual (o: espiritual) “para las mismas cosas que los ángeles contemplan con avidez” (1 P 1,12), dice Pedro.

12.3. Pero el Hijo es aún más puro que esa [luz], es “una Luz inaccesible” (1 Tm 6,16), “Fuerza (o: Poder) de Dios” (1 Co 1,24) y, según el Apóstol [Pedro], “nosotros hemos sido rescatados con una sangre preciosa, sin defecto y sin mancha” (1 P 1,18-19). Su vestido “brilló como la luz y el rostro como el sol” (Mt 17,2), al cual no es fácil mirar de frente.

Cristo es el Pan de vida

13.1. Él es “Pan supracelestial” (Jn 6,31. 51; cf. Sal 77 [78],24) y “alimento espiritual” (1 Co 10,3), que por la acción de comer y la gnosis procura la vida, “Luz de los hombres” (Jn 1,4), es decir, de la Iglesia.

13.2. Sin duda, “los que comieron el pan del cielo murieron” (Jn 6,31. 32, 49. 58); pero el que come “el verdadero Pan” (Jn 6,32) del Espíritu no morirá (cf. Jn 6,31-32. 49. 58).

13.3. El “Pan vivo” (Jn 35. 48. 51; cf. Sal 77 [78],24), “el que da el Padre” (Jn 6,32), es el Hijo para los que quieren comer.

13.4. “Y el pan que yo daré -dice- es mi propia carne” (Jn 6,51), bien sea aquel con que se alimenta la carne por medio de la Eucaristía o, todavía mejor, que la carne es su propio cuerpo, “que es la Iglesia” (Col 1,24), “alimento del cielo” (Jn 6,32), asamblea bendita.

13.5. Y quizás porque los elegidos tienen subsistencia a partir de la misma sustancia, así también (o: como que) tendrán la misma perfección.

Sobre la resurrección y el castigo

14.1. Se dice que los demonios son “incorpóreos” (Agrapha, 72), no porque no tengan como cuerpo -puesto que tienen figura; por eso también tienen conciencia del castigo-, sino que se dice que son incorpóreos, porque, en comparación con los cuerpos espirituales salvados, son una sombra.

14.2. Pero también los Ángeles tienen cuerpo, porque se les ve. Pero incluso el alma también tiene cuerpo (= cuerpo espiritual). Al menos, el Apóstol [Pablo dice]: “Porque se siembra un cuerpo anímico (lit.: psíquico) y resucita un cuerpo espiritual” (1 Co 15,44).

14.3. ¿Y cómo podrían tener las almas conciencia del castigo, si no tuvieran cuerpo? Ciertamente dice [el Señor]: “Teman al que después de la muerte puede arrojar alma y cuerpo en la gehena” (Mt 10,28; cf. Lc 12,5).

14.4. Porque lo que se ve (= el cuerpo) no es purificado por el fuego, sino que se disuelve en la tierra. Pero de Lázaro y del rico (cf. Lc 16,24) se demuestra con claridad que el alma tiene cuerpo por los miembros corpóreos (lit.: somáticos).

El cristiano está llamado a la perfección

15.1. Y como hemos “llevado la imagen del hombre terreno, llevaremos también la imagen del hombre celestial” (1 C 15,49), del espiritual, según progresamos (hacia) la perfección; por eso [Pablo] menciona de nuevo la palabra imagen, por ser cuerpos espirituales (o: a no ser que [no] diga de nuevo imagen, por ser cuerpos espirituales).

15.2. Y de nuevo: “Porque ahora vemos como en un espejo, en enigma; pero entonces veremos cara a cara” (1 Co 13,12). Porque en seguida comenzamos a conocer. Y de esa realidad (existe) una cara, una forma, una figura, un cuerpo. Ciertamente, una figura es contemplada en una figura, una cara en una cara, y lo que se reconoce es identificado con sus formas y substancias.

Afirmaciones de los gnósticos sobre el Espíritu Santo

16. Y la paloma (cf. Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22; Jn 1,32) fue vista como un cuerpo, a la que unos (= los cristianos) llaman Espíritu Santo; los (discípulos) de Basílides  el diácono y los de Valentín el Espíritu del Pensamiento del Padre, que hizo descender sobre la carne del Verbo.

El Creador es diverso de la criatura

17.1. Según los valentinianos, Jesús, la Iglesia y la Sabiduría son una mezcla (crasis) poderosa de todos los cuerpos.

17.2. En consecuencia, la mezcla (míxis) humana según el matrimonio produce el nacimiento de un solo niño a partir de dos semillas mezcladas, y el cuerpo disuelto en la tierra se mezcla con la tierra, y el agua con el vino. Y los cuerpos mejores pueden mezclarse con facilidad; así, el aliento se mezcla con el soplo[1].

17.3. Pero sucede me parece que esto sucede según yuxtaposición (o: proximidad; paráthesis) [de una cosa con otra], no por unión. Entonces, ¿no existe fuerza divina que, inmanente al alma, la santifique al final del progreso? “Porque Dios es espíritu y sopla donde quiere” (Jn 4,24; 3,8).

17.4. Así, la fuerza no (permanece) inmanente según la sustancia, sino de manera violenta y a la fuerza: el Espíritu [divino] se recuesta al lado del espíritu [humano], como el espíritu [humano] al lado del alma.

La encarnación del Verbo

18.1. Cuando el Salvador descendió fue visto por los Ángeles; y por eso también lo proclamaron. Pero también fue visto por Abrahán y por los demás [hombres] justos, que estaban en el descanso; en los lugares de la derecha. Puesto que dice [el Señor]: “Se llenó de alegría porque iba a ver mi día” (Jn 8,56), la venida (parusía) en carne.

18.2. Por lo cual, una vez resucitado el Señor, evangelizó a los Justos que se encontraban en el descanso (cf. 1 P 3,19), los sacó, los trasladó (cf. Col 1,13) y todos “vivirán bajo su sombra” (Lm 4,20). Porque la venida a este mundo (es) sombra de la gloria del Salvador que (está) junto al Padre; pero sombra de la luz no es oscuridad, sino iluminación.

La Vida es el Señor

19.1. “Y el Verbo se hizo carne” (Jn 1,14), no sólo al hacerse hombre en su venida, sino también “en el Principio” (Jn 1,1), cuando el Verbo en su misma identidad se hizo Hijo según su determinación personal no en su esencia.

19.2. E incluso “se hizo carne” (Jn 1,14) al actuar por medio de los profetas. Y el Salvador es llamado prole (o: hijo) del Verbo en su misma identidad. Por eso, “en el Principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios; lo que se hizo en Él es la Vida” (Jn 1,3-4). Y la Vida es el Señor.

19.3. También [dice] Pablo: “Revístanse del Hombre nuevo, que ha sido creado según Dios” (Ef 4,24); como si dijera: cree a aquél “que ha sido creado según Dios”, al Verbo que (está) en Dios. “Creado según Dios puede referirse al fin del progreso hacia el que el hombre debe llegar, lo mismo que: “Atiende al fin para el que has sido creado”.

19.4. Y también [Pablo] habla con mayor evidencia y más claramente: “El cual es imagen del Dios invisible” (Col 1,15a). Después añade: “Primogénito de toda creación” (Col 1,15b). Porque ciertamente dice que el hijo del Verbo en su misma identidad (es) “imagen del Dios invisible”; pero (es) “Primogénito de toda creación, porque, engendrado sin pasión (= diferencia entre la generación del Hijo y la generación humana), es creador y progenitor de toda la creación y sustancia, puesto que el Padre hizo “en Él” (Col 1,16) todas las cosas.

19.5. Por eso también se dice que “tomó la forma de siervo”, no sólo la carne con su venida, sino también la sustancia que derivó de (su realidad) subyacente: puesto que la sustancia es esclava, como que es pasiva y está sometida a la causa activa (o: que obra) y dominante.

El Primogénito, Lógos de Dios

20.1. Porque (la expresión) “antes de la aurora te he engendrado” (Sal 109 [110],3), nosotros la entendemos sobre el primogénito Verbo de Dios; y (la expresión): “Tu Nombre es anterior al sol” (Sal 71 [72],17), a la luna y a toda la creación.



[1] Es posible que este párrafo (17.2) sea de los gnósticos, no de Clemente.