OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (252)

La natividad de Cristo
Segundo cuarto del siglo XI
Evangelio
Bamberg, Alemania

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO OCTAVO

Capítulo IX: Sobre las diversas clases de causas (conclusión)

   Las causas son causas unas de otras

30.1. Las causas no derivan (lit.: son) unas de otras, sino que (son) causas unas para otras. Porque la disposición esplénica (= referente al bazo) preexistente no es causa de la fiebre, sino de que se origine la fiebre; y la fiebre preexistente no es [causa] de la hipocondría (lit.: no es esplénica), sino de que aumente la disposición (o: índole) [de la enfermedad].

30.2. Así también las virtudes (son) causas unas de otras de no separación por la consecuencia recíproca, y las piedras con forma de bóveda son causas del categorema de permanecer fijas (o: del atributo de no caer), pero no son causas unas de otras; y también el maestro y el que aprende son causas mutuamente del categorema del progreso.

30.3. Se dice que unas causas ciertamente a veces lo son mutuamente de sí mismas, como el comerciante y el almacenero (o. comerciante menor, tabernero) son causas mutuas del lucrar; y a veces también recíprocas, como el cuchillo y la carne; porque el cuchillo (lo es) de que la carne sea cortada, y la carne (lo es) para el cuchillo de cortar.

30.4. El “ojo por ojo” (Lv 24,20; Mt 5,38) y “vida por vida” (Lv 24,18; cf. Ex 21,23-24). Porque ciertamente el que ha golpeado mortalmente a algunos es causa de muerte para éste o de que se origine la muerte, pero herido en respuesta mortalmente por él, lo ha tenido como causa en respuesta; de modo que no se convirtió en causa para él, sino por otra cosa.

30.5. Porque en verdad fue causante de muerte para él; la muerte no le asestó de nuevo el golpe mortal, sino el mismo herido, como si se tratara de otro, él mismo devino causante, pero tuvo al otro (como) causa; también quien agravia a otro, se constituye ciertamente en causa del agraviado, pero la ley que ordena vengarse no es un agravio (para él), sino de castigo y de disciplina. De igual manera, las causas mutuas no (son) causas como causas, pero son concausas (= causas conjuntas).

Las causas “procatárticas”

31.1. Todavía se busca si varias causas juntas como una sola devienen varias causas (de una sola cosa). Porque los hombres que reman juntos son los causantes de que sea botada la nave; pero cada uno en particular no (es) causa, sino que junto con los otros, a no (ser) que también la complicidad (o: concausa) sea causa. Pero otros dicen que si existen varias causas, cada una deviene causa de una cosa.

31.2. En todo caso, las muchas virtudes vienen a ser las causantes de la felicidad, que es única, y del calentarse y sentir dolor igualmente varias (son) las causas.

31.3. Y también que las muchas virtudes sean potencialmente (lit.: según potencia o fuerza) una sola, como lo que calienta y lo que hace sentir dolor. Asimismo la multitud de las virtudes según un solo género deviene la causa de la única felicidad.

31.4. Pero en realidad, las causas primeras (procatárticas) de una cosa son varias según el género y la especie; así, según el género, de cualquier enfermedad, como enfriamiento, inflamación (el manuscrito “L” lee: debilidad [éklysis, no égkaysis]), fatiga (o: cansancio), indigestión, embriaguez; también según la especie de la enfermedad.

31.5. Y la causa próxima según el género (es) una, pero no según la especie. Porque el percibir un olor agradable según el género es una cosa que tiene varias causas según la especie, como incienso, rosa, azafrán, estoraque, mirra y ungüento. Puesto que la rosa no posee el mismo aroma que la mirra.

Diversas causas primeras

32.1. Y una misma cosa deviene causa de [efectos] contrarios; a veces por la magnitud (o: la fuerza) de la causa y la capacidad; otras veces por la acomodación del que [la] experimenta (o: padece).

32.2. Respecto a la cualidad de la fuerza: la misma cuerda, respecto a la tensión o la distensión, emite el sonido agudo o el grave.

32.3. Respecto a la acomodación de los que [la] experimentan: la miel (es) dulce ciertamente para los sanos, pero amarga para los afiebrados; y también el mismo e idéntico vino conduce a unos a la ira y a otros al libertinaje (o: a ser disolutos), y el mismo sol derrite la cera pero endurece la arcilla.

32.4. Así, por tanto, algunas causas son evidentes y otras son descubiertas por razonamiento; unas son oscuras y otras [se descubren] por analogía (= es decir, son evidentes).

32.5. Y de las oscuras, ciertamente unas son temporalmente ocultas: las que actualmente se encuentran ocultas, pero que alguna vez son vistas con evidencia; otras (son) oscuras por naturaleza: las que en ningún tiempo pueden devenir evidentes.

32.6. Y de entre éstas las hay que son asequibles (catalépticas) por naturaleza, como las que algunos no llamarían ocultas porque podrían ser alcanzadas analógicamente mediante signos, como la simetría de los pasos observados por la razón; pero otras son inasequibles (acatalépticas): las que de ninguna manera pueden caer bajo la comprensión (katalépsis) [humana], y las que se dicen de una vez para siempre ocultas (o: desconocidas).

32.7. También las [causas] primeras (procatárticas) unas son próximas, otras concausas y otras cooperantes. Y unas [lo] son según naturaleza, otras más allá de la naturaleza, otras por una enfermedad, y según la deficiencia de las pasiones o por la intensidad de las mismas, y por los tiempos y oportunidades.

Las causas cooperantes y las concausas. Conclusión del libro octavo

33.1. Ciertamente, aunque se supriman las [causas] primeras el efecto permanece; y una causa es próxima cuando estando presente permanece el efecto y si se suprime desaparece [el efecto].

33.2. La [causa] próxima es llamada sinónimamente también perfecta en sí misma, ya que es independientemente (o: autárquica) por sí misma productora del efecto.

33.3. Y si la causa perfecta en sí misma es manifestación de una actividad perfecta en sí misma, la causa cooperante indica ayuda y el servicio (leitoyrgían) junto con otro.

33.4. Por consiguiente, si no realiza nada, ni siquiera será llamada cooperante, pero si realiza algo devendrá causa totalmente de eso que también realiza, es decir, de lo que es producido por ella misma.

33.5. Así, es cooperante cuando estando presente se ha producido el efecto; manifiestamente (cuando está presente) de manera manifiesta, ocultamente cuando está presente de manera oculta.

33.6. Y también la concausa es un género de causa, como el compañero de armas (es) un soldado y el compañero de adolescencia, un adolescente.

33.7. Por lo tanto, la causa cooperante ayuda a la concausa (o: causa comprensiva, sinéctica) intensificando su efecto, pero la concausa no pertenece al mismo concepto (lit.: no está sobre el mismo concepto); porque puede haber una concausa que no sea causa cooperante de nada.

33.8. Puesto que la concausa se concibe con otra que no puede producir separadamente por sí misma el efecto, (siendo) causa junto con otra causa.

33.9. Y la causa cooperante se diferencia de la concausa en que la concausa no obra separadamente, produce el efecto con otra; pero la cooperante, no pudiendo realizarlo separadamente y unida a otra que puede obrar por sí misma, coopera más fuertemente a realizar el efecto. Y principalmente la causa cooperante de una causa primera (procatártica) deviene eficaz (o: cooperante) al empujar (o: sostener) a la fuerza establecida de la causa.

Fin de los Stromata