OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (251)

Cristo flanqueado por la Virgen María

y san Juan Bautista

Hacia 1131-1143

Salterio de Melisenda

British Library, Londres

CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA 

LIBRO OCTAVO

Capítulo IX: Sobre las diversas clases de causas 

   Los diferentes géneros de causas

25.1. Sobre las causas unas (son) primeras, otras comprensivas (lit.: que comprenden en sí; o: inmediatas), otras cooperantes y (otras) necesarias (lit.: sin las cuales no).

25.2. Son primeras las que en primer lugar procuran el punto de partida para que se genere (o: se haga) algo, como la belleza [de una mujer] en los intemperantes del amor; con sólo ver [una mujer] se produce en ellos la inclinación amorosa, aunque no forzosamente.

25.3. Pero próximas (o: comprensivas) son las que también se llaman sinónimas y perfectas en sí mismas, puesto que se bastan a sí mismas para producir el efecto.

25.4. Y a continuación se demostrarán todas las causas en el que aprende. En efecto, el padre es la causa primera del que aprende; el maestro es la [causa] próxima; pero la naturaleza del que aprende es la causa cooperante, y el tiempo entraña la razón de las causas necesarias (lit.: sin las cuales no).

25.5. Y se llama propiamente causa a lo eficazmente causante de hacer algo; y así decimos que el hierro es cortante no sólo en el acto de cortar, sino también cuando no está cortando. De la misma manera también lo causante significa ambas cosas: tanto cuando actúa como cuando no actúa, pero tiene la fuerza para actuar.

Naturaleza de las causas

26.1. Ciertamente unos dicen que las causas (son) corpóreas, pero otros que (son) incorpóreas. Unos dicen que la causa es principalmente un cuerpo, y que lo incorpóreo (es) impropiamente una característica y como (una clase) de causa; pero otros, en sentido contrario, dicen que la causa (es) principalmente lo incorpóreo, y lo corpóreo lo es impropiamente, al igual que el corte, siendo una actividad incorporal, es también causa del corte; siendo también una actividad es incorpórea, y hacerse (cortar) al igual que ser cortado por el cuchillo son (causas) corpóreas.

26.2. El “ser causante de algo” (Aristóteles, Física, II,3,194 b 23-24; Metafísica, IV,2,1013 b 6 ss.) se puede decir de tres maneras: lo que es causante, como el escultor; aquello de lo que es causante, como del producir la estatua; y aquello con lo que es causante, como con la materia. Porque (el escultor) es causa para el bronce de devenir estatua.

26.3. Ciertamente, el producirse y el ser cortado, no son causas, siendo actividades son incorpóreas.

26.4. Respecto a la razón de las categorías o, como algunos [prefieren], de los enunciados -porque Cleantes y Arquedemo llaman enunciados a las categorías- los causantes son los autores (lit.: las causas). De otra manera, que también (es) mejor: unas se dirán causas de las categorías, como de lo que es cortado, que es un caso gramatical (o: modo verbal) de ser cortado; otras (se dirán causas) de los axiomas, como el de es construida la nave, que es nuevamente el modo verbal de construir la nave. Pero Aristóteles [habla] de denominaciones, tales como, de una casa, de una nave, de un incendio (o: quemadura) y de un corte.

26.5. Pero el modo verbal se admite que es incorpóreo; de ahí también que ese sofisma se soluciona así: «Lo que dices, pasa a través de tu boca, lo cual es verdad, pero si dices “casa”, entonces pasa a través de tu boca una casa» (Crisipo, Fragmentos lógicos, 279; cf. Diógenes Laercio, Vida de los filósofos, VII,175), lo cual es falso. Puesto que no decimos que el cuerpo sea la casa, sino que es incorpóreo el modo verbal, del cual se obtiene la casa.

La causa, el agente y “aquello por lo que”

27.1. También decimos que el constructor construye una casa por referencia a lo que será (o: ha de ser). De igual manera decimos que se teje una clámide... (laguna en el texto griego); porque lo que indica la actividad presenta al agente.

27.2. Y no es de uno ciertamente el hacer y de otro el causar, sino que (es) lo mismo lo de la clámide y lo de la casa. Porque lo mismo que es causante de que se haga una cosa, por idéntico motivo es agente de que se produzca (o: realice). 

27.3. Pero entonces el agente (o: la causa), el hacer (o: la eficiencia) y por medio (de lo que actúa) son lo mismo. Y si algo es causa y agente (o: eficiencia), eso es por entero también aquello por lo que [actúa]; pero si algo es aquello por lo que [actúa], no siempre eso (es) también causa. En realidad, son muchas las cosas que concurren en un resultado, por medio de las cuales se alcanza el final, pero no todas son causas. 

27.4. Puesto que Medea no habría matado a sus hijos, si no se hubiera enfurecido; y no se hubiera enfurecido, si no hubiera tenido celos; (y) tampoco eso, si no se hubiera enamorado; ni eso, si Jasón no hubiera navegado hacia Cólquide; y tampoco eso, si no se hubiese construido [la nave] Argos; ni tampoco eso, si no se hubiesen cortado las maderas del [monte] Pelión (ejemplo clásico; cf. Eurípides, Medea, 1-11). 

27.5. Porque en todas estas cosas existe el “por lo que” (= razón de medio), no todos son los causantes de la muerte de los niños, sino sólo Medea.

27.6. Por eso lo que no impide es inoperante; por eso lo que no impide no es causante, sino impediente. Así, en el actuar y en el obrar la causa (está relacionada) con lo que se piensa.

Las cuatro denominaciones de las causas

28.1. Además, lo que no impide se aparta de lo que se hace -precisamente por eso se realiza, porque lo que puede apartar no se hace presente-; pero la causa (está) ante lo que se hace. Así, por tanto, lo que no impide no es causa.

28.2. Cuatro son las denominaciones de las causas: agente (o: eficiente), como el escultor; material, como el bronce; formal, como el carácter (= lo que caracteriza lo propio de un ser); y final, como la fama del gimnasiarca (= el encargado de los ejercicios gimnásticos).

28.3. El bronce se usa para hacer la estatua e igualmente es una causa. Porque todo aquello sin lo cual no es posible producir un efecto, por necesidad es una causa, pero no de forma absoluta. Porque aquello sin lo cual no, no es influyente (lit.: comprensivo), sino cooperante.

28.4. Toda actividad produce su efecto de acuerdo a la disposición del paciente. Porque la causa es la que dispone (u: ordena), pero cada cosa recibe conforme a lo que es por naturaleza; procurando la adecuación conveniente, y sin lo cual no tendrá razón condicionante.

28.5. Por consiguiente, la causa (permanece) inactiva sin la conveniente adecuación (= sin la conveniente aptitud o disposición), y no es causa, sino cooperación, puesto que toda causa se concibe como el obrar. Y la tierra no procede de sí misma, puesto que no es causa de sí misma.

28.6. Y sería ridículo decir que el fuego no es la causa de la combustión, sino la leña; ni la espada del corte, sino la carne; ni la fuerza del adversario la [causa] que venciera al atleta, sino la debilidad de éste mismo.

28.7. La causa próxima no necesita tiempo; porque en el mismo instante el cauterio produce dolor al aplicarse a la carne. De las [causas] primeras unas necesitan tiempo hasta que se produzca el efecto; otras no lo necesitan, como la caída del ovillo de hilo. Quizá éstas se dicen atemporales no por privación de tiempo, sino por la disminución, como también lo repentino, y no lo que ha sucedido sin tiempo.

La causa de las cosas es “respecto a algo”

29.1. Toda causa como causa comprende una doble comprensión conceptual: una vez concebida desde algo y sobre algo; ciertamente, desde algo, del efecto, como la espada del cortar, y con relación a algo, a lo que tiene aptitud, como el fuego respecto a la leña, pues no quema al diamante.

29.2. La causa de las cosas es “respecto a algo” (Aristóteles, Categorías, 4,1 b 25), porque se concibe la disposición respecto a otra cosa, de manera que alcancemos las dos, para que concibamos la causa como causa. 

29.3. La misma (es) la relación del artífice, del fabricante y del padre. Una cosa no es la causa de sí misma, ni un padre puede ser causa de sí mismo, puesto que lo primero devendría segundo. Ciertamente la causa actúa y dispone; lo que es producido por la causa está afectado y dispuesto.

29.4. Pero algo tomado respecto a sí mismo no puede a la vez actuar y estar dispuesto, ni ser [a la vez] hijo y padre.

29.5. Y por otra parte, la causa precede, según la esencia, a lo producido por ella misma, como la espada al corte. Pero la misma cosa no puede preceder respecto a la misma cosa en la materia, puesto que es causa; y al mismo tiempo venir más tarde y ser posterior, puesto que es obra de la causa.

29.6. Se diferencia el ser del producirse; así también una causa [se diferencia] de lo producido, y el padre del hijo. Porque no se puede admitir que la misma cosa, en cuanto [idéntica] a sí misma, sea y a la vez se produzca. De ahí que no sea causa de sí misma.