OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (60)

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Última cena
Siglo XIV
Evangelio
 Erevan, Matenadaran
Armenia
ORÁCULOS SIBILINOS (conclusión)

LIBRO II. Versos interpolados

La interpolación de los versos 54-148(1), del LIBRO II, fue tomada muy probablemente de un poema didáctico que hoy conocemos por el seudónimo de su autor: Pseudo-Focílides(2). Sin embargo, algunos de esos versos interpolados no se encuentran en la obra recién mencionada; en tal caso los indicamos colocándolos entre corchetes.

(56) No te enriquezcas injustamente, sino procúrate tu subsistencia honestamente.
(57) Siéntete satisfecho con lo que posees y abstente de lo que no te pertenece.
(58) No digas mentiras; que todas tus palabras sean verdaderas
[(59) No veneres tontamente a los ídolos, sino únicamente al Inmortal.]
(60) Honra siempre primero a Dios, después a tus padres.
(61) Da a cada uno lo que le es debido y no caigas en juicios injustos.
(62) No oprimas al pobre injustamente, ni juzgues por las apariencias (cf. Dt 1,17; Lv 19,15; Pr 24,38).
(63) Si juzgas con maldad, Dios te juzgará del mismo modo.
(64) Huye del falso testimonio; decide con equidad.
(65) Respeta un depósito confiado, y mantente fiel con todos (cf. Ez 18,7).
(66) Da la medida justa; aunque es mejor rebasar la medida (cf. Lv 19,36; Dt 25,14).
(67) No inclines la balanza hacia un lado sino, más bien, llévala al equilibrio.
(68) No jures falsamente ni por ignorancia ni voluntariamente.
(69) El perjuro, quienquiera que sea, es aborrecido por Dios.
[(70) No recibas nunca en a mano un regalo que provenga de actos injustos.]
(71) No robes semillas; quien las roba es maldito
[(72) (Despreciable) el que por muchas generaciones dilapidó la vida.]
[(73) No seas un sodomita (cf. 1 Co 6,9, 1 Tm 1,10), ni un calumniador ni un homicida.]
(74) Da su paga al que está agotado del trabajo; no oprimas al pobre (cf. Dt 24,14; Lv 19,13).
(75) Custodia tu lengua; y ten tu palabra oculta en tu pecho (cf. Si 19,10).
[(76) Brinda ayuda a los huérfanos, a las viudas y a los necesitados.]
(77) No cometas injusticias, y no permitas que se cometan injusticias.
(78) Da con presteza al pobre y no le digas que venga al día siguiente (cf. Lv 19,13).
[(79) Dale de tus espigas al necesitado con mano sudorosa.]
[(80) El que da limosna sabe (cómo) prestarle a Dios (cf. Pr 19,17).]
[(81) La misericordia redime de la muerte cuando llega el juicio (cf. St 2,13).]
[(82) No sacrificio, sino misericordia es lo que Dios quiere más que el sacrificio (cf. Os 6,6; Mt 9,13; 12,7).]
[(83) Viste al desnudo, comparte tu pan con el hambriento (cf. Tb 4,16; Is 58,7.]
(84) Abre tu casa al sin techo (cf. Is 58,7) y guía al ciego (cf. Lv 19,14).
(85) Compadécete del que ha naufragado; los viajes por mar son inciertos.
(86) Da una mano al que ha caído; y salva al que se ha quedado indefenso.
(87) El sufrimiento es común a todos, la vida es una rueda, la felicidad es inestable.
(88) Si eres rico, extiende tu mano al pobre (cf. Dt 15,11).
(89) Dios te ha dado bienes, dale una parte a los necesitados.
(90) Que los bienes necesarios para la vida sean comunes para todos; para que la desigualdad no se establezca.
[(91) Cuando veas a un pobre, nunca te burles de él.]
[(92) No abordes duramente a quien puede ser culpable.]
[(93) La vida de alguien se prueba en la muerte, según lo que hizo.]
[(94) Si obro injustamente o con justicia, se decidirá cuando llegue al juicio.]
[(95) No dañes tu mente con el vino ni bebas excesivamente (cf. Tb 4,15; Pr 20,1).]
(96) No comas sangre, y abstente de lo que se ofrece a los ídolos (cf. Hch 15,20. 29; 21,25).
(97) No te ciñas la espada para la matar, sino para la defenderte.
(98) Ojalá no la utilices ni contra la ley ni por una causa justa
(99) Porque incluso matando a un enemigo manchas con sangre tu mano.
(100) Mantente alejado del predio de tu vecino, no entres sin permiso (cf. Dt 19,14).
(101) El límite establecido es lo justo, y es fuente de penas transgredirlo (cf. Dt 19,14).
(102) Es útil poseer riquezas legítimas, pero es despreciable poseer ganancias injustas.
(103) Que nadie dañe los frutos de la tierra mientras maduran.
(104) Que los extranjeros gocen de igual consideración que los ciudadanos (cf. Ex 22,20; 23,9; Lv 19,33-34).
(105) Porque todos experimentamos muchos sufrimientos que nos hacen extranjeros.
[(106) Siéntanse huéspedes los unos de los otros, y que nadie se sienta extranjero entre ustedes.]
[(107) Porque, ustedes mortales, tienen todos la misma sangre.]
(108) No hay en la tierra un lugar que sea estable para los hombres.
[(109) No desees riquezas, ni reces (pidiéndolas).]
[(110) Ora para que puedas vivir con pocas cosas y para que no poseas absolutamente nada que sea injusto.]
(111) La avaricia es la madre de todos los vicios (cf. 1 Tm 6,10).
[(112-113) No desees oro ni plata; en ellos encontrarás una espada de doble filo que destruye el corazón.]
(114) El oro y la plata siempre son una trampa para los hombres.
(115) ¡Oro, fuente de males, destructor de la vida, eterno malhechor!
(116) ¡Ojala no fueras para los mortales una perdición tan deseada!
(117) Porque por tu causa vienen las guerras, los saqueos y los asesinatos.
(118) Y los hijos odian a sus padres, y los hermanos a los de su misma sangre.
[(119) No urdas engaños ni armes tu corazón en contra de un amigo.]
(120) No escondas en tu corazón una opinión diferente de la que dices públicamente.
(121) Ni cambies según los lugares como el pulpo que se adhiere a las rocas.
(122) Sé franco con todos y di públicamente lo que está en tu alma.
(123) Quienquiera que comete una injusticia voluntariamente es un hombre malvado.
(124) Pero si lo hace por necesidad, no me pronunciaré definitivamente. Es la intención  de cada uno la que es juzgada.
(125) No te enorgullezcas de tu sabiduría, ni de tu fuerza, ni de tu riqueza (cf. Jr 9,23; Si 1,8).
(126) Sólo Dios es sabio y poderoso y está lleno de riquezas.
(127) Que los males del pasado no atormenten tu corazón.
(128) Porque lo hecho no puede ser deshecho.
(129) No permitas que tu mano se apresure, sino más bien, refrena la feroz pasión.
(130) Porque al atacar muchas veces algunos han cometido asesinatos sin tener la intención.
(131) Que nuestro padecimiento sea el del común (de los hombres), ni grandioso ni excesivo.
(132) Un bien excesivo no es una ventaja para los hombres.
(133) El mucho lujo lleva a deseos inmoderados.
(134) El que tiene mucha riqueza es arrogante y llega hasta la insolencia.
(135) Un corazón orgulloso engendra la locura funesta.
(136) La cólera es un deseo, y cuando es excesivo se convierte en furia.
(137) La emulación es buena entre los hombres honrados, pero entre los malvados es insolencia.
(138) La audacia de los hombres malvados es destructiva, pero la de los buenos les procura la fama.
(139) El amor de la virtud es venerable, pero el de Cipris (Afrodita) aumenta la vergüenza.
(140) A un hombre complaciente se lo considera agradable entre sus compatriotas.
(141) Come, bebe y conversa con moderación.
(142) De todas las cosas, la moderación es la mejor; pero traspasar sus límites lleva a una profunda pena.
[(143) No seas envidioso, ni infiel, ni amigo de injuriar;]
[(144) ni malintencionado, ni un desmesurado impostor.]
(145) Practica la continencia y abstente de actos vergonzosos.
(146) No imites al malvado, sino deja tu defensa a la justicia;
(147) Porque la persuasión es algo útil, pero las disputas engendran disputas.
(148) No confíes demasiado rápido antes de ver con precisión el final.

Poetas (continuación)

Sibila Tiburtina (siglo IV)[1]

1353- Profecía

Sibila Maga (Sibylla Maga: siglos IV-V)

1354- Poema (Versus)


Himnos cristianos


1355- Himno vespertino (Phos ilaron)


1356- Himno de Clemente de Alejandría a Cristo Salvador (cf. “Pedagogo”, III,101,3)



Epitafios


1368- Titulus Abercii (Epitafio de Abercio)


1369- Titulus Pectorii (Epitafio de Pectorio)


1370- Titulus Flaviae (Epitafio de Flavia): es una inscripción funeraria, del siglo III, encontrada en Roma, de una mujer que posiblemente pertenecía a la secta gnóstica de los valentinianos. La versión castellana no la hemos hallado en Internet, por lo que la ofrecemos a continuación:

«Tú, llena de anhelo por la luz paterna, hermana y esposa, mi Sophe, ungida en los baños de Cristo con el inmortal sagrado ungüento, te apresuras a contemplar las divinas figuras de los eones, el Gran Ángel del Gran Consejo, el verdadero Hijo; Tú entras en la cámara nupcial e inmortal subes al seno del Padre».

Nota

(1) Este texto y el siguiente por ser ambos de un período bastante posterior a las obras que estamos presentando actualmente, los ofreceremos oportunamente.
 (1) Seguimos el griego editado por J. Geffcken, Die Oracula Sibyllina, Leipzig 1902, pp. 29 ss. (Die griechischen christlichen Schriftsteller der ernsten drei Jahrhunderte).
 (2) Posiblemente del siglo I (d. C.), y con influencias judías.