OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (45)

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Adoración de los Magos
Salterio de Melisenda
1131-1143
Jerusalén
SEXTO (SEUDO), SENTENCIAS (continuación)

101. No ames lo que (pertenece) al cuerpo.

102. Las acciones vergonzosas hacen impuro al hombre.

103. La refutación de una opinión necia limpia el alma.

104. Dios conduce las buenas acciones de los hombres.

105. A nadie consideres como enemigo.

106a. Ama a tu semejante (cf. Mt 22,37. 39; Mc 12,30-31; Lc 10,27).

106b. Ama a Dios más que a tu propia alma (cf. Mt 22,37. 39).

107. No es difícil para los pecadores llegar a ser como los no pecadores.

108a. La excesiva comida obstaculiza la pureza.

108b. La intemperancia conduce a la impureza.

109. Comer un animal es una acción indiferente, pero es más razonable abstenerse.

110. Una persona no se define por la comida y bebida que consume, sino por aquellas acciones que provienen de un mal carácter (cf. Mt 15,11).

111. Cualquier comida que se come bajo la influencia del placer te mancha.

112. No trates de agradar a la multitud.

113. Todo lo que hagas bien, considera que es Dios la causa.

114. Dios no es el causante del mal.

115. No adquieras más de lo que el cuerpo necesita.

116. El oro no rescata el alma del mal.

117. No has nacido para regodearte en lo que Dios provee.

118. Adquiere aquellas cosas que nadie puede quitarte.

119. Procede con lo que debería ser como si fuera.

120. Practica la magnanimidad.

121a. No te rodees de aquellas cosas que, si las despreciaras, rectamente te darían renombre.

121b. Posee aquellas cosas de las que estás rectamente orgulloso.

122. Ora a Dios por aquello que es digno de Dios.

123. Haz de tu inteligencia una guía para tu vida.

124. Pregunta a Dios sobre aquello que no puedas obtener de los hombres.

125. Pide como recompensa por tu gran esfuerzo aquellas cosas que se obtienen sólo mediante un gran esfuerzo.

126. La oración de un perezoso es una palabra vacía.

127. Desprecia lo que no necesitarás después de tu separación del cuerpo.

128. No pidas a Dios posesiones que no podrás conservar.

129. Ejercita tu alma para que se valore a sí misma cerca de Dios.

130. No valores lo que un mal hombre pueda quitarte.

131. Considera bueno sólo lo que le agrada a Dios (cf. 197).

132. Lo que es digno de Dios también lo es de un hombre bueno.

133. Lo que no contribuye a la alegría de Dios, tampoco (contribuye) a la del hombre.

134. Desea aquello que Dios también desearía.

135. Es hijo de Dios quien valora sólo lo mismo que Dios valora.

136. Mientras el cuerpo está lleno de deseo, el alma no conoce a Dios.

137. El principio de la avaricia es el deseo de las posesiones.

138. La injusticia es consecuencia del amor de sí mismo.

139a. El cuerpo produce pequeños disturbios al alma.

139b. El amor por el placer hace al cuerpo ingobernable.

140. Todo exceso es un enemigo del alma.

141. Si amas lo que no debes, no amarás lo que debes.

142. Si no aspiras a lo que es bueno perderás lo que es bueno.

143. La mente del sabio siempre está con Dios.

144. Dios habita en la mente del sabio.

145. El sabio es reconocido por algunos.

146. Todo clase deseo es insaciable, por eso es imposible de gobernar.

147. Lo que es sabio siempre es semejante a sí mismo.

148. Es suficiente para la felicidad el conocimiento y la imitación a Dios.

149. La vanidad hace a una mala persona aún peor.

150. La adulación hace insoportable la maldad.

151. Deja que tu lengua obedezca a tu mente.

152. Es mejor tirar una piedra sin finalidad que una palabra.

153. Piensa cuidadosamente antes de hablar para no decir cosas que no deberías.

154. Palabras sin sentido merecen el reproche.

155. El mucho hablar no puede evitar el pecado (cf. Pr 10,19).

156. La sabiduría acompaña a la brevedad en el hablar.

157. El hablar mucho es un signo de ignorancia.

158. Ama la verdad.

159. Trata a la mentira como a un veneno.

160. Que el tiempo (oportuno) guíe tus palabras.

161. Habla cuando no debas permanecer en silencio.

162a. Sobre lo que no sabes, permanece callado.

162b. Habla cuando debas sobre lo que sabes.

163a. Una palabra inoportuna es la prueba de una mente malvada.

163b. Cuando es necesario actuar, no hables.

164a. En la asamblea no te esfuerces por hablar primero.

164b. Hablar y permanecer en silencio requieren el mismo conocimiento.

165a. Es mejor decir la verdad y perder que ganar con el engaño.

165b. Quien vence con el engaño, pierde su integridad.

165c. Las palabras falsas son testigos del mal.

165d. Drástica situación en que una mentira es apropiada.

165e. Cuando pecarías diciendo la verdad, entonces seguramente no pecarías hablando falazmente.

165f. A nadie decepciones, menos aún a quien busca consejo.

165g. Al consultar a muchas personas reconocerás mejor lo que es mejor.

166. La persona fiel es una guía para toda buena acción.

167. La sabiduría conduce el alma hacia Dios.

168. Nada está tan próximo a la sabiduría como la verdad.

169. Una misma naturaleza no puede ser al mismo tiempo fiel y amante de la mentira.

170. La fe no puede tener nada en común con una naturaleza cobarde y servil.

171a. Si eres fiel, no desees hablar sobre cosas que deberías estar escuchando.

171b. Cuando estés entre creyentes, (prefiere) más escuchar que hablar.

172. El hombre amante de los placeres es inútil en todo.

173. Habla sobre Dios sólo si eres irreprochable.

174. Los pecados de un ignorante son un reproche a sus maestros.

175. Están muertos ante Dios quienes por su causa el nombre de Dios es vilipendiado.

176. El hombre sabio es un bienhechor después de Dios.

177. Que tu modo de vida confirme tus palabras entre quienes te escuchan.

178. Nunca pienses en hacer lo que no se debería.

179. Lo que no desees padecer, no lo hagas.

180. Lo que es vergonzoso hacer, también es vergonzoso pedírselo a otro.

181. Hasta en tu espíritu, purifícate de tus pecados.

182. Al gobernar hombres recuerda que eres gobernado por Dios.

183. El que juzga a un hombre es juzgado por Dios (cf. Mt 7,1; Lc 6,37).

184. Hay más peligro en juzgar que en ser juzgado.

185. Hiere a un hombre con lo que sea menos con palabras.

186. Si puedes engañar a un hombre con palabras, no puedes engañar a Dios.

187. No es una desgracia poseer conocimiento y ser vencido con un argumento.

188. En cuestiones de fe el amor de la fama causa la perdida de la fama.

189. Honra la fidelidad siendo fiel.

190. Respeta al hombre sabio como a una imagen viviente de Dios.

191. Considera al hombre sabio como sabio aún cuando esté desnudo.

192. A nadie honres por sus muchas posesiones.

193. Es difícil para un hombre rico salvarse (cf. Mt 19,23; Mc 10,23; Lc 18,24).

194. Es tan pecaminoso buscar una falta en un hombre sabio como en Dios.

195. Cuando intentes hablar sobre Dios, considera que se te han confiado las almas de tus oyentes.

196. No es posible vivir bien si verdaderamente no tienes fe.

197. Considera sólo lo que es noble para ser bueno y sólo lo que corresponde a Dios para ser noble.

198. Haz grandes cosas, no prometas grandes cosas.

199. Nunca serás un sabio si piensas que lo eres antes de serlo.