OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (34)

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Anunciación y Visitación
Salterio
Primer cuarto del siglo XIII
Oxford (Inglaterra)
TACIANO, DISCURSO CONTRA LOS GRIEGOS (continuación)

Contradicciones de las enseñanzas de los griegos

26. Basta ya de jactarse de discursos ajenos y de adornarse, como el cuervo, con plumas de otros. Si cada ciudad les saca de sus manos su propia fraseología, se habrían acabado todos sus sofismas. Ustedes preguntan continuamente quién es Dios y pasan por alto lo que hay en ustedes mismos; mirando con la boca abierta hacia el cielo se caen adentro de los pozos. Sus pilas de libros son como laberintos y los lectores como el tonel de las hijas de Danaides. Díganme, ¿por qué dividen el tiempo diciendo que parte del mismo es pasado, parte presente y parte futuro? ¿Cómo puede ser que el futuro se convierta en pasado si existe el presente? Del mismo modo que la gente a bordo de un barco piensa, en su ignorancia, que las montañas se mueven cuando es el barco el que lo hace, así también ustedes no se dan cuenta de que son ustedes los que están pasando a toda velocidad, pero que el tiempo está quieto, mientras el que lo hizo quiera que exista. ¿Por qué me acusan cuando digo lo que pienso y se apresuran a demoler todo lo que digo? ¿Acaso ustedes no han nacido de la misma manera que nosotros? ¿No participamos de la misma administración del mundo? ¿Por qué afirman que la sabiduría sólo les pertenece a ustedes si no tienen otro sol, ni manifestaciones de estrellas, ni un nacimiento o una muerte superiores, que sean extraordinarios en comparación con los de otros hombres? El origen de sus charlatanerías son los gramáticos, y al dividir la sabiduría se apartaron de la verdadera sabiduría, repartiendo entre los hombres los nombres de las partes de ella. Como ustedes no conocen a Dios, luchan entre ustedes y se matan unos a otros. Por este motivo todos ustedes no son nada; se apropian de las palabras pero sus conversaciones son como las de un ciego con un sordo. ¿Para qué tienen herramientas de carpintero si no saben nada de carpintería? ¿Por qué están tan dispuestos a hablar y son tan reacios a actuar? Engreídos en la gloria, abatidos en las desgracias, utilizan irracionalmente sus figuras retóricas. Sus procesiones son bien notorias, pero andan escondiendo sus doctrinas Al reconocerlos a ustedes por lo que son, los hemos abandonado y hemos cortado todo contacto con ustedes; nosotros seguimos la palabra de Dios. ¿Por qué, oh hombre, desencadenas la guerra de las letras? ¿Por qué te comportas como un boxeador, juntas y aplastas sus sonidos hablando entre dientes como hacen los atenienses cuando deberías hablar con más naturalidad? Si hablas ático sin ser un ateniense, dime el motivo por el cual no hablas dórico. ¿Cómo es que consideras a uno más bárbaro y al otro más agradable para la conversación?

Los cristianos son odiados injustamente

27. Si te aferras a la educación de aquellos (maestros), ¿por qué te opones cuando yo elijo las opiniones doctrinales que me gustan? ¿No es absurdo abstenerse de castigar al bandido por el nombre que se le da, antes de averiguar exactamente la verdad y, en cambio, odiarnos a nosotros sin investigación alguna e injuriarnos por adelantado? Diágoras(1) era un ateniense, pero lo castigaron por traicionar los misterios; sin embargo ustedes leen sus cuentos frigios pero nos odian a nosotros. Ustedes poseen los comentarios de Leonte pero se enojan por nuestras refutaciones. Aunque tienen entre ustedes las opiniones sobre los dioses de Egipto de Apión, nos proclaman a nosotros como los más impíos de los hombres. Exhiben lo que dicen que es la tumba de Zeus de Olimpia, a pesar de que se dice que los cretenses son mentirosos (cf. Tt 1,12). Las fiestas públicas de sus muchos dioses son nada; aunque el negador de ellos, Epicuro, sea uno de los que lleva la antorcha, yo no respeto a los príncipes más que a Dios. No oculto mi concepción del universo; ¿por qué me aconsejan que mienta sobre mi estilo de vida? ¿Por qué, aunque dicen que desprecian la muerte, me dicen que huya de ella por medio del engaño? Yo no tengo “corazón de ciervo” (Homero, Ilíada, I,225), pero sus prácticas retóricas son del estilo de Tersites, el de la lengua sin freno (Homero, Ilíada, II,212). ¿Cómo voy a creerle a quien dice que el sol está incandescente y que la luna es tierra? Tales dichos son como ejemplares en una competencia de cuentos, no una exposición ordenada de la verdad. ¿No es una necedad creer lo que dicen los libros de Herodoto sobre la historia de Heracles, cuando afirman que hay una tierra superior de la cual descendió el león que mató Heracles? ¿De qué me sirve la dicción ática, los sorites de los filósofos, las probabilidades silogísticas, las mediciones de la tierra, las posiciones de las estrellas y los recorridos del sol? Preocuparse por esas investigaciones es obra de quienes crean leyes para sí mismos a partir de sus propias opiniones.

Condena de las leyes griegas

28. Por este motivo yo también condeno sus leyes. Todo debería haber tenido un estilo de vida común, pero, tal como es, hay tantos códigos legislativos como tipos de ciudades; de tal modo que las cosas que en algunas son vergonzosas en otras se las considera buenas. Los griegos, por ejemplo, sostienen que se deben evitar las relaciones sexuales con su madre, pero a esta práctica se la considera como muy honorable entre los magos persas. Los bárbaros sostienen que la pederastia es un crimen, mientras que los romanos la consideraban un privilegio y trataban de juntar rebaños de niños, como manadas de caballos que pastan.

La conversión de Taciano

29. En consecuencia, después de haber visto estas cosas, habiendo también participado en los misterios, y examinado las religiones de todos los hombres, instituidas por afeminados eunucos, hallando que entre los romanos su Zeus Laciar se deleitaba con la sangre humana y con el derramamiento de sangre por medio de homicidios; que Artemisa exigía los mismos sacrificios cerca de la ciudad; y que diferentes demonios en distintos lugares se entregaban a perpetrar iniquidades por el estilo; entrando en mí mismo, empecé a preguntarme de qué modo me sería posible encontrar la verdad. En medio de mis graves reflexiones, vinieron casualmente a mis manos unas escrituras bárbaras, más antiguas que las doctrinas de los griegos y, si a los errores de éstos se mira, realmente divinas. El resultado de esto fue que lograron convencerme debido a su falta de arrogancia en el lenguaje, la sencillez de los oradores, el hecho de que su explicación sobre el origen del mundo era muy fácil de entender, su conocimiento anticipado del futuro, la extraordinaria calidad de los preceptos y de la doctrina de un único soberano del universo. Así, enseñada mi alma por Dios mismo, y entendí que algunas partes tenían un efecto condenatorio mientras que otras nos liberaban de muchos gobernantes y tiranos, dándonos no algo que nunca antes habíamos recibido, sino algo que sí habíamos recibido pero que nuestro error nos había impedido poseer.

Cómo decidió Taciano resistir al mal

30. Ahora que he comprendido estas cosas, quiero hacerme como un niño pequeño y desnudarme del hombre terreno (cf. Col 3,9; Ef 4,22)[2]. Porque sabemos que la naturaleza de la maldad es semejante a la más pequeña de las semillas, ya que crece fuerte a partir de una ocasión diminuta, pero que morirá nuevamente si obedecemos al Verbo de Dios y no nos disipamos a nosotros mismos. Porque por medio de un oculto tesoro (cf. Mt 13,44), Él se hizo dueño de lo nuestro. Al desenterrar ese tesoro, nosotros nos llenamos de polvo, pero le dimos la ocasión para estar con nosotros. Porque sólo el que recupera su propiedad obtiene la posesión de la riqueza más preciada. Esto, por lo demás, quede dicho para los de la propia casa; a ustedes, griegos, ¿qué otra cosa les diré, sino que no insulten a quienes son mejores que ustedes, ni por el hecho que se llamen bárbaros tomen pretexto para sus burlas? Porque, si quieren, podes hallar la causa por la cual no todos se entienden en una sola lengua (cf. Gn 11,1-9); a los que deseen examinar a fondo nuestra doctrina, yo estoy dispuesto a darles una explicación de ella completa y fácil de entender.

Demostración cronológica de la antigüedad de Moisés

31. Ahora considero apropiado demostrarles que nuestra filosofía es más antigua que las costumbres griegas. Estableceré como límites a Moisés y a Homero. Acéptenlos como punto de comparación ya que cada uno de ellos es antiquísimo: uno de ellos es el más viejo de todos los poetas e historiadores, y el otro es el autor de toda la sabiduría bárbara. Porque descubriremos que nuestra religión es más antigua no sólo que la cultura griega sino también que la invención de la escritura. No voy a tomar testigos de mi propia casa, sino que me valdré más bien de la ayuda de los mismos griegos; porque lo primero no tendría sentido y no lo aceptamos ni nosotros mismos; pero, si la última de estas opciones resulta bien, será maravilloso: los estaré combatiendo con sus propias armas, y estaré obteniendo de ustedes mismos pruebas que están fuera de toda sospecha.
   En cuanto a la poesía de Homero, su origen y la época en la que tuvo lugar su florecimiento, sus primeros y más antiguos investigadores fueron Teágenes de Regio, que fue contemporáneo de Cambises; y Estesímbroto de Tasos, Antímaco de Colofón, Heródoto de Halicarnaso y Dionisio de Olinto; después de ellos, Éforo de Cima (o Cime), Filócoro de Atenas, y los Peripatéticos Megaclides y Camaleonte; luego los gramáticos Zenódoto, Aristófanes, Calístrato, Crates, Eratóstenes, Aristarco y Apolodoro. De éstos, la escuela de Crates dice que el florecimiento de Homero tuvo lugar antes del retorno de los descendientes de Heracles (Hércules), dentro de los ochenta años posteriores a la guerra de Troya; la escuela de Eratóstenes, a partir de los cien años después de la toma de Troya (1183 antes de Cristo); la escuela de Aristarco, en la época de la emigración jónica, es decir, ciento cuarenta años después de la guerra de Troya; Filócoro, después de la emigración jónica, durante el arcontado de Arquipo en Atenas, ciento ochenta años después de la guerra de Troya; la escuela de Apolodoro, cien años después de la colonización jónica, que debería ser doscientos cuarenta años después de la guerra de Troya. Algunos dicen que vivió antes de las olimpíadas(3), es decir, cuatrocientos años después de la toma de Troya. Otros disminuyen el tiempo al decir que Homero fue contemporáneo de Arquíloco, que floreció alrededor de la vigésimo tercer olimpíada, en la época de Giges, el lidio, quinientos años después de la guerra de Troya. Considerando la época de este poeta, me refiero a Homero, y a la discusión y el desacuerdo que existe entre los que escribieron sobre él, dejemos que esta breve exposición sea suficiente para los que son capaces de realizar una investigación más precisa. Todos pueden demostrar que las opiniones asociadas a estos relatos también son falsas ya que, si los registros cronológicos que tienen son inconsistentes, tampoco pueden componer una historia que sea verídica. Pues ¿cuál es la causa de error al escribir, sino el que sea una compilación de falsedades?

La doctrina de los cristianos se opone a las divisiones y es completa

32. En nosotros, por el contrario, no existe ningún deseo de falsa gloria y por eso no seguimos multiplicidad de doctrinas. Alejados de un discurso público y mundano, obedientes a los mandamientos de Dios y siguiendo la ley del Padre incorruptible, rechazamos todo lo que se basa en meras opiniones humanas; y no sólo filosofan los ricos sino también los pobres reciben gratuitamente las enseñanzas, ya que no es posible comparar a valor de cambio la verdad de Dios con la recompensa de este mundo. De este modo, admitimos a todos los que quieran oír, aunque sean mujeres ancianas o jóvenes, y, en general, se respeta a las personas de todas las edades. Lo único de que estamos muy apartados es del libertinaje. No mentimos al hablar; pero sería bueno si le pusieran término a su constante incredulidad. De no ser así, dejen que el juicio de Dios confirme nuestro caso. Puede que se rían ahora, pero luego han de llorar. ¿No es absurdo que se lo admire a Néstor, que, según ustedes, por la debilidad y pesadez de su edad, sólo lentamente puede cortar las correas del tercer caballo (cf. Homero, Ilíada, 8,87), y, sin embargo, trata de luchar como cualquier joven; mientras que se ríen de aquellos de entre nosotros que luchan con la vejez y se ocupan de los asuntos de Dios? Pero ¿quién no se reiría de ustedes, que afirman que existieron las Amazonas, las Semíramis y otros tipos de mujeres guerreras y, sin embargo, insultan a nuestras vírgenes? Aquiles fue un hombre joven y se cree que tuvo verdadera nobleza; Neoptólemo era más joven, pero fuerte; Filoctetes era débil, pero la divinidad lo necesitaba contra Troya. ¿Qué clase de hombre era Tersites? Sin embargo, era un general, y si por su ignorancia no hubiera sido tan charlatán, no se le hubiera denigrado por su cabeza puntiaguda y pelo ralo (cf. Homero, Ilíada, 2,212. 219). Todos los que desean filosofar se sienten cómodos con nosotros; no examinamos las apariencias o juzgamos a los que se acercan a nosotros por su aspecto, ya que creemos que todos pueden ser vigorosos mentalmente aunque sean débiles corporalmente. Pero sus costumbres están llenas de malevolencia y de una gran necedad.

Defensa de la mujer cristiana

33. Por este motivo quiero demostrarles, a partir de lo que ustedes consideran honorable, que nuestro comportamiento es casto mientras que el de ustedes raya con la locura. Los que afirman que nosotros no decimos más que tonterías entre mujeres y muchachos, entre vírgenes y ancianas; ustedes se burlan de nosotros porque no los acompañamos; ¡sólo presten atención a lo absurdas que son las cosas que hacen los griegos! Sus costumbres habituales son tanto más absurdas cuanto están muy bien pensadas, y porque son sus mujeres las que desacreditan esas costumbres(4). Lisipo, en efecto, fundió en bronce a Praxila, que nada útil dijo en sus poemas; Menéstrato a Learquis, Silanión a la prostituta Safo, Naucides a la lesbiana Erina, Boisco a Mirtis, Cefisodoto a la bizantina Miro, Gonfo a Praxágoris y Anfístrato a Clito. ¿Para qué mencionar a Anita, Telesila y Nosis? Eutícrates y Cefisódoto esculpieron la primera, Nicérato, la segunda y Aristódoto, la tercera; de la efesia Mnesarquis, Eutícrates; de Corina, Silanión; de la argiva Teliarquis, el mismo Eutícrates. Sólo he querido nombrar a estas mujeres, para que no piensen que nos entregamos a actividades extrañas, y para que, comparando costumbres que tienen ante su vista, no se burlen de las que entre nosotros filosofan. En verdad, Safo fue una mujerzuela, enloquecida de amor, que cantó sobre su propia lujuria. Pero entre nosotros, todas las mujeres son castas, y nuestras vírgenes en torno a su rueca entonan alabanzas a Dios con mejor fin que no esa ramera de ustedes. Por eso, ustedes, que terminan por ser discípulos de mujeres, avergüéncense de escarnecer a las que entre nosotros viven juntamente con el resto de la comunidad cristiana. ¿Qué lección de nobleza aprendieron de Glaucipa, la que dio a luz a un hijo monstruoso, como lo muestra la estatua que le hizo Nicérato, el hijo de Euctemon, un ateniense por nacimiento? Por haber gestado a un elefante, ¿ya mereció Leucipa gozar de los públicos honores? A la prostituta Frine la esculpieron para ustedes Praxíteles y Heródoto; y Panteuquis, que concibió de su corruptor, la fundió en bronce Eutícrates. A Besantis, reina de los peonios, por haber dado a luz un hijo negro, la inmortalizó Dinómenes con su arte. Por mi parte, yo también condeno a Pitágoras por haber asentado a Europa sobre un toro, así como también a ustedes que, por medio de su arte, han honrado al acusador de Zeus. Me río también de la habilidad de Micón, que hizo un novillo y sobre éste puso la Victoria, porque al raptar (Zeus) a la hija (Europa) de Agénor, se llevó la palma de adúltero e intemperante. ¿Por qué fabricó Heródoto de Olinto a la prostituta Glicera y a Argiva, la que tocaba la lira? Briaxis puso en pie a Pasifae, y al recordar su inmoralidad, no parece sino que preferirían que fueran como ella las mujeres de ahora. Hubo una Melanipa, mujer sabia, y por su sabiduría, Lisístrato le labró una estatua; y, sin embargo, no creen que haya también entre nosotros mujeres sabías.

Contra las estatuas erigidas por los griegos

34. Muy digno, por cierto, de veneración fue el tirano Fálaris, que se hacía servir a la mesa niños de pecho y, por obra del ampraciota (o: ambraciota) Polístrato, permanece representado hasta la fecha como un hombre maravilloso. Los habitantes de Agrigento sentían terror de mirarlo a la cara por su canibalismo, y los que se enorgullecen de su cultura, se jactan de contemplarlo en imagen. ¿Cómo no tener por grave que se honre entre ustedes el fratricidio, pues mirando las figuras de Polinices y de Eteocles, no han arrojado a un pozo las estatuas juntamente con su artífice Pitágoras, destruyendo los monumentos de la maldad? ¿Por qué, díganme, debido a Periclímeno, tratan a esa mujerzuela que tuvo treinta hijos como si fuera una maravilla que se debe admirar a toda costa? Mejor hubiera sido abominar de la que recogió los frutos de su mucha incontinencia, semejante a la cerda de los romanos que, por igual motivo, como dicen, fue tenida por digna de culto misterioso. Ares cometió adulterio con Afrodita, y a Armonía, nacida de ellos, le hizo una talla Andrón. Sofrón, que tantas tonterías y vaciedades produjo en sus comedias, es aún más famoso gracias a la escultura que hasta ahora se conserva. Al embustero Esopo no sólo le han hecho inmortal sus fábulas, sino famoso en todo el mundo la escultura de Aristodemo. Después de todo esto, ¿no se sienten avergonzados por que, teniendo tantas poetisas que no son buenas para nada, innumerables prostitutas y hombres malvados, sin embargo, desacreditan la dignidad de nuestras mujeres? ¿Qué se me da a mí de saber que Evanta dio a luz durante el paseo (Peripáto), quedarme boquiabierto ante el arte de Calístrato o quedarme mirando a la Neera de Caliades? Una prostituta al cabo. Laís también fue una prostituta y su cómplice la hizo monumento de su prostitución. ¿Cómo no se avergüenzan de la lujuria de Hefestión, por muy artísticamente que lo representara Filón? ¿Por qué motivo honran al afeminado Ganimedes, gracias a Leocares, como si con él poseyeran un tesoro, y también a la mujerzuela de los brazaletes que esculpió Praxíteles? Deberían rechazar toda imagen de este tipo, buscar lo verdaderamente bueno y no abominar de nuestra conducta, haciendo suyas las obscenidades de Filenis y Elefantis.

Notas:
(3) De acuerdo con la tradición, las Olimpíadas fueron instituidas en el año 776 antes de Cristo, y se celebraron cada cuatro años a partir de esa fecha.
(4) Ruiz Bueno trae: “Porque más necios que todos los sistemas filosóficos son las prácticas que se dan en el culto de sus dioses, y en sus harenes cometen indecencias”.
(1) Ruiz Bueno traduce: “Diágoras fue un ateo, y, no obstante divulgar los misterios que se practican entre los atenienses”.
(2) Whittaker, op. cit., pp. 54-55, lee: “Ahora que he comprendido estas cosas, quiero desnudarme del infantilismo de la niñez”; cf. el Apéndice (pp. 84-86), donde justifica su opción.