OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (236)

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Jesús cura al hidrópico (Lc 14,1 ss.)
1695
Ilustración de la Biblia ectypa
Basilea, Suiza
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO SÉPTIMO

Capítulo X: Sobre el ascenso del gnóstico en el camino de la perfección

   La fe en Dios es el fundamento de la gnosis

55.1. La gnosis es, por decirlo así, una determinada perfección del hombre en cuanto hombre, porque éste se realiza mediante la ciencia de las cosas divinas según la conducta, la vida y la palabra, siendo armonioso y coherente consigo mismo y con el Verbo divino.

55.2. Porque en ella se perfecciona la fe (cf. St 2,22), como que sólo con la fe se deviene perfecto. Porque fe es un bien interior, y sin esforzarse confiesa la existencia de Dios y lo glorifica como existente.

55.3. Es necesario, por tanto, elevarse desde esa misma fe y crecer en ella por gracia de Dios, para obtener en la medida de lo posible la gnosis sobre Él.

55.4. Pero decimos que la gnosis (es) distinta de la sabiduría obtenida por medio de la enseñanza. Porque ciertamente lo que es gnosis es también plenamente sabiduría, pero lo que es sabiduría no (es) totalmente gnosis. Puesto que el nombre de la sabiduría se muestra en el solo ámbito de la palabra proferida.

55.5. Pero en todo caso, el no dudar sobre Dios sino creer es el fundamento de la gnosis; ahora bien, Cristo es ambas cosas: el fundamento y el edificio construido encima (cf. Ef 2,20), y por eso es el principio y el fin (cf. Ap 1,8; 21,6; 22,13).

55.6. Y ciertamente los (dos) extremos, el principio y el fin, no se enseñan, digo la fe y al amor; pero la gnosis transmitida a partir de una tradición por la gracia de Dios es entregada como depósito a los que se han hecho dignos a sí mismos de la enseñanza; por (la gnosis) resplandece de luz en luz (cf. Sal 35 [36],10; Jn 12,36; 2 Co 3,18) la dignidad del amor.

55.7. Porque se ha dicho: “A quien tiene se le añadirá” (Mt 13,12; 25,29; Mc 4,25; Lc 8,18; 19,26): a la fe la gnosis, a la gnosis el amor, y al amor la herencia.

El camino ascensional de la gnosis

56.1. Y esto sucede cuando uno está pendiente del Señor por la fe, la gnosis y el amor, y cuando asciende con Él a donde está Dios y el custodio de nuestra fe y de nuestro amor.

56.2. Por lo cual la gnosis es entregada para su perfección a quienes (están) dispuestos y probados, puesto que [ella] reclama una mayor preparación y ejercitación, bien para que se escuche lo que se dice para una reforma de vida, bien para superar decididamente lo más valioso de la justicia según la Ley (cf. Mt 5,20; Rm 10,5).

56.3. La gnosis conduce a un fin interminable y perfecto, enseñándonos anticipadamente el estilo de vida según Dios que tendremos en medio de los dioses (= entre los ángeles y bienaventurados), liberados del castigo y de toda pena, que por los pecados soportamos [ahora] para una corrección salvadora (cf. Hb 12,7).

56.4. Después de la redención se conceden las distribuciones y los honores a los perfectos, para quienes en verdad han cesado la purificación y ha cesado también cualquier otro ministerio, aunque sea santo y en cosas santas.

56.5. Después, a los que han devenido “puros de corazón” (Mt 5,8) les espera un restablecimiento definitivo (apokatástasis) en la contemplación eterna permaneciendo en la cercanía del Señor.

56.6. También han sido denominados dioses (cf. Sal 81 [82],6) los entronizados al lado de los otros dioses (= ángeles y arcángeles; cf. Mt 19,28; Ef 2,6; Col 1,16; Ap 4,4; 11,16), de los que ocupan el primer lugar después del Salvador.

56.7. La gnosis, por tanto, es rápida hacia la purificación y apropiada para el cambio hacia lo que es mejor.

El gnóstico anhela las moradas eternas

57.1. Por ello, [la gnosis] traslada fácilmente al hombre hacia el parentesco divino y santo del alma y mediante una luz característica suya lo va llevando a través de los progresos místicos hasta que se restablezca en el más alto lugar del descanso, habiendo enseñado “al puro de corazón” (Mt 5,8) a contemplar a Dios cara a cara sabiamente y con el don de la comprensión (cf. 1 Co 13,12).

57.2. Porque ahí (está) la perfección del alma gnóstica, que habiendo superado toda purificación y servicio aparece con el Señor (cf. 1 Ts 4,17), donde se encuentra colocada inmediatamente después.

57.3. Ciertamente la fe es una gnosis compendiada (o: en síntesis), por así decirlo, de las (verdades) apremiantes, y la gnosis es la demostración firme y segura de lo recibido mediante la fe, estando edificada sobre la fe por la enseñanza del Señor, conduciendo a la certeza inquebrantable y a una comprensión adecuada acompañada de ciencia.

57.4. A mí me parece que la primera transformación salvífica es la de los paganos hacia la fe, como ya he afirmado; y la segunda es la de la fe a la gnosis. Pero cuando ésta [última] pasa (a ser) el amor, inmediatamente establece entre el que conoce y el que es conocido las relaciones de un amigo con otro.

57.5. Y quizás quien la recibe anticipadamente (o: rápidamente) ya desde ese instante posea el ser “igual a los ángeles” (Lc 20,36). En todo caso, después del último exceso (realizado) en la [vida según la] carne, transformándose según lo conveniente continuamente en algo superior, se apresura hacia la morada paterna (cf. Jn 14,2), a la verdadera residencia del Señor a través de la santa semana, donde será, por decirlo así, una luz estable y viva por siempre, absoluta y totalmente inmutable.

Dios Padre nos salva por medio de su Hijo Jesucristo

58.1. El primer modo de la acción del Señor es ejemplo de la recompensa según la piedad, de la que hemos hablado. De los muchos testimonios que hay, citaré sumariamente el del profeta David, que dice así:

58.2. “¿Quién subirá al monte del Señor? ¿O quién habitará en su lugar santo? El de manos inocentes y puro de corazón, el que no recibió en vano su alma ni juró con engaño a su prójimo. Este recibirá bendición del Señor y misericordia de Dios, su salvador. Éste es el linaje de los que buscan al Señor, de los que buscan el rostro del Dios de Jacob” (Sal 23 [24],3-6).

58.3. El profeta, pienso yo, indicó concisamente al gnóstico; pero de pasada, como parece, David nos ha demostrado que Dios es el Salvador, llamando “rostro del Dios de Jacob” (Sal 23 [24],6) al que evangelizó y enseñó sobre el Padre.

58.4. Por eso también el Apóstol llamó al Hijo “impronta (lit.: carácter) de la gloria del Padre” (Hb 1,3) (porque) enseñó la verdad sobre Dios y ha caracterizado que “Dios y Padre son uno” (Ef 4,6), y uno es el Omnipotente “a quien nadie ha conocido sino el Hijo y a quien el Hijo se lo revelare” (Mt 11,27; cf. Lc 10,22).

58.5. Y que Dios es uno ha sido señalado mediante lo de “los que buscan el rostro del Dios de Jacob” (Sal 23 [24],6), a quien nuestro Dios y Salvador caracteriza como “único bueno” (Mt 19,17), siendo Dios Padre.

58.6. Pero “el linaje de los que le buscan es el linaje elegido” (cf. Is 43,20; 1 P 2,9; Sal 23 [24],6a), el que indaga gnósticamente.

El gnóstico procede según la razón

59.1. Por eso también el Apóstol dice: “No les aprovecharía de nada si no les hablara en revelación, en gnosis, en profecía o en doctrina” (1 Co 14,6).

59.2. Aunque los que no (son) gnósticos hagan algunas cosas incluso rectamente, sin embargo no (lo hacen) según la razón, como [por ejemplo] respecto de la valentía.

59.3. Porque algunos son de naturaleza audaz, y después de fomentarla prescindiendo de la razón, realizan irracionalmente cualquier cosa y actúan de manera semejante a los valerosos, puesto que alguna vez se comportan correctamente, como cuando soportan con buena disposición las torturas.

59.4. Pero no se proponen lo mismo que el gnóstico, ni por la misma causa, ni siquiera aunque “entregaran todo el cuerpo, porque, según el Apóstol, no tienen amor” (1 Co 13,3), el que tiene lugar mediante la gnosis.

59.5. En efecto, toda obra de quien (posee) ciencia prospera, mientras que la del ignorante (o: inepto) fracasa, y aunque conservara un (buen) comienzo, después no obra varonilmente a (partir) de un razonamiento ni conduce la acción hacia los mejores desarrollos para con la virtud ni desde la virtud.

59.6. Y el mismo razonamiento (vale) también sobre las demás virtudes, como asimismo proporcionalmente sobre el culto divino. Para nosotros no es gnóstico alguien sólo por su santidad, sino también respecto a su declaración de vida social (politeía) y que sigue concatenada con la ciencia del culto divino.

59.7. Porque ahora nos hemos propuesto describir la vida del gnóstico, no presentar la teoría de las doctrinas, que expondremos más tarde, en tiempo oportuno, para salvaguardar al mismo tiempo también la concatenación (o: el orden interno).