OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (206)

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La presentación en el templo
Hacia 1170-1185
Salterio - Himnario
Corbie, Francia
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO SEXTO

Capítulo IV: Plagios de los griegos a los egipcios y a los habitantes de la India

   Introducción. Las procesiones de los egipcios

35.1. Encontramos también otro testimonio corroborando que los más excelentes de los filósofos usurparon de nosotros las más hermosas doctrinas y se vanagloriaron (de ellas) como propias; y de los otros bárbaros tomaron ciertas flores que inspiraban a algunas de las escuelas, principalmente la de los egipcios; entre otras, también la doctrina sobre la transmigración del alma en los cuerpos.

35.2. Porque los egipcios van detrás de una filosofía propia; así lo demuestra ante todo su venerable práctica religiosa.

35.3. Porque en primer lugar avanza delante el cantor, llevando alguno de los símbolos de la música. Dicen que éste debe llevar dos libros de Hermes, uno de los cuales contiene himnos de los dioses, y el otro un cómputo de la vida del rey.

35.4. Después del cantor (va) el astrólogo que lleva los signos de la astrología en la mano: un reloj y una palma. Éste debe tener siempre en la boca los tratados de astrología de los libros de Hermes, que son cuatro en número: sobre las disposiciones de las estrellas que aparecen fijas; sobre el curso del sol, de la luna y de los cinco planetas; sobre los eclipses (o: conjunciones) e iluminaciones del sol y de la luna; y el último, sobre los nacimientos (de los mismos).

Las procesiones de los egipcios (continuación)

36.1. Sigue después el escriba sagrado, llevando plumas sobre la cabeza, un libro en la mano y un cesto, que contiene la tinta de escribir y el junco con el que escriben. Debe conocer los llamados jeroglíficos, lo relativo a la cosmografía y la geografía del curso del sol, de la luna y de los cinco planetas, la topografía de Egipto y el plano del Nilo, la catalogación de los objetos sagrados y la de los lugares en que ellos consagran con sus medidas y de todo lo que se utiliza para el culto sagrado.

36.2. Detrás de los arriba mencionados viene el encargado del vestuario, llevando la balanza de la justicia y (el vaso) a las libaciones. Éste conoce todo lo referente a la disciplina y a lo que se denomina “moschosphragistika” (= el arte de preparar los sacrificios). Y diez [libros] son los que se refieren al culto de sus dioses y abarcan toda la piedad de los egipcios: lo relativo a sacrificios, primicias, himnos, oraciones, fiestas y cosas semejantes.

Las procesiones de los egipcios (conclusión)

37.1. Al final de todos viene el profeta que aprieta contra el pecho visible a la hidria (= vaso agujereado que representaba en Egipto al dios del agua), al que siguen los encargados de llevar los panes.

37.2. Éste, como superintendente del templo, aprende los diez libros llamados sacerdotales -que tratan sobre las leyes, los dioses y todo lo relativo a la educación de los sacerdotes-. Porque entre los egipcios el profeta es también el encargado de la distribución de los tributos.

37.3. Así entonces, los libros de Hermes son cuarenta y dos, y totalmente necesarios. De ellos, los mencionados (funcionarios) se aprenden de memoria treinta y seis, que contienen toda la filosofía de los egipcios; y los restantes seis (competen) a los “pastóforos” (= los que llevaban la estatua de un dios en una urna), y tratan sobre la medicina: sobre la condición del cuerpo, las enfermedades, los instrumentos, las medicinas, las afecciones de los ojos y, por último, sobre la ginecología.

La sabiduría de la India

38.1. Tratando de ser breve, esto es lo que se refiere a los egipcios. Pero también la filosofía de los indios ha sido muy consolidada por ellos.

38.2. Alejandro de Macedonia capturó diez gimnosofistas de la India, los que parecían mejores y más concisos en los discursos, a quienes propuso unas cuestiones (lit.: problemas), con la amenaza de que mataría a quien no respondiera atinadamente, y ordenó al más anciano de ellos que fuera juez al respecto.

38.3. El primero, preguntado si pensaba que eran más los vivos que los muertos, respondió que eran los vivos; porque los muertos no existen.

38.4. Al segundo se le preguntó si era la tierra o el mar lo que produce animales más grandes, y respondió que la tierra; puesto que efectivamente el mar es parte de ella.

38.5. Al tercero, cuál es el más astuto de los seres vivos que todavía no ha sido completamente conocido, y dijo que el hombre.

38.6. El cuarto, preguntado por qué razón habían incitado a sublevarse a Sabbas, siendo su jefe, respondió: “Queríamos que él viviese o muriese con honor (lit.: bien, hermosamente)”.

38.7. Interrogado el quinto sobre quién había nacido antes, el día o la noche, respondió: “La noche un día antes. Porque de preguntas insolubles (o: imposibles) es necesario que sean insolubles también las respuestas”.

38.8. Preguntado el sexto cómo (un hombre) podría hacerse amar más, dijo: “Si es el más fuerte, no haciéndose más temible”.

38.9. Preguntado el séptimo sobre cómo un hombre puede devenir un dios, respondió: “Si hiciera lo que para un hombre no es posible”.

38.10. Interrogado el octavo si es más fuerte la vida que la muerte, respondió que la vida, porque trae muchos males.

38.11. El noveno, interrogado respecto de hasta cuándo es viva, dijo que hasta que no piense que es mejor morir que vivir.

38.12. Y cuando Alejandro ordenó al décimo que hablara, porque era el juez, dijo: “Cada uno ha respondido peor que el otro”. Y dijo Alejandro: “Entonces, ¿no deberías morir tú el primero, si juzgas así?”. Y aquél respondió: “¿Cómo puede ser verdad, oh rey, si has dicho que matarías primero al que hubiera respondido peor?”(1).

(1) “Lógicamente debería morir el segundo sabio en primer lugar, puesto que es el primero en responder peor que el precedente. Condenando al más anciano, Alejandro no respeta los términos de la prueba. Por tanto, todos debían salvarse” (SCh 446, p. 139, nota 1).