OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (201)

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Adoración de los Magos,
el sueño de san José y el evangelista san Mateo
1235-1240
Goslar, Alemania
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO SEXTO(1)

Capítulo I: Introducción. Finalidad de la obra

   El gnóstico no es ateo, sino que cree en el verdadero Dios

1.1. Y ahora el sexto e igualmente nuestro séptimo libro de los Stromata de estos recuerdos gnósticos según la verdadera filosofía, van a presentar lo mejor posible y desarrollar en estas (páginas) el discurso ético, establecerán después cómo es el gnóstico en su vida; luego tratarán de demostrar a los filósofos que (el gnóstico) de ninguna manera (es) un ateo, como (ellos) han supuesto, sino que es el único realmente piadoso, exponiendo sumariamente la práctica cultual del gnóstico, en cuanto es posible dejarlo grabado sin peligro en un escrito conmemorativo.

1.2. Porque el Señor nos ha ordenado trabajar por el alimento que permanece para la eternidad (Jn 6,27), y el profeta dice en alguna parte: Bienaventurado el que siembra junto a toda agua, donde pisan el buey y el asno (Is 32,20), (es decir), el pueblo de la Ley y el de los gentiles reunidos en una única fe (cf. Lv 11,3; Ef 4,13). Pero quien es débil que coma verduras (Rm 14,2), según el insigne Apóstol.

1.3. Y antes nuestro Pedagogo, dividido en tres libros, ha presentado la educación y la crianza (lit.: alimentación) desde la infancia (cf. Pedagogo, I,3,2-3); es decir, la forma de vida cristiana (politeía) que crece junto con la fe por medio de la catequesis, y que prepara el alma virtuosa de los adultos inscritos para recibir la ciencia gnóstica.

1.4. Por consiguiente, cuando los griegos aprendan claramente por lo que digamos en estos recuerdos cómo ellos son los que se comportan injustamente de manera impía al perseguir al que es amigo de Dios, entonces es cuando progresaremos en estas memorias según el carácter (o: estilo) de los Stromata, (y) se resolverán las dudas tanto de los griegos como de los bárbaros (= los que no son paganos griegos) sobre la venida del Señor.

Los “Stromata”

2.1. Las flores de varios colores que crecen en el prado y los árboles frutales en el parque (lit.: paraíso; jardín) no se encuentran separados (o: distribuidos) según la diversidad de cada una de sus especies -así también se han escrito simultáneamente antologías variadas, misceláneas para instruir (llamadas): “Prados”, “Helicones”(2), “Panales” y “Peplos” (= bordados o mantas)-. Y volviendo a tomar los recuerdos, sin arreglar el orden ni la redacción (o: elocución), sino dispersos en un conveniente desorden, nuestros Stromata siguen un orden variado, como un prado.

2.2. De esta forma estos recuerdos pueden reanimar el fuego (de mi memoria)[3], y para quien le es familiar la gnosis, si por casualidad los encuentra, le generarán una búsqueda hacia lo útil y beneficioso, no sin sudor.

2.3. Porque no es justo pensar que es trabajo sólo la alimentación, sino también, (y) mucho más, la gnosis, para quienes son conducidos por el camino estrecho y angosto (Mt 7,14) del Señor y que verdaderamente conduce a la eterna y bienaventurada salvación.

2.4. Pero nuestra gnosis y nuestro paraíso (cf. Gn 3,1-2) espiritual son el mismo Salvador en el que estamos plantados (cf. Rm 11,17), cuando fuimos trasladados y transplantados desde la antigua vida a la buena tierra. Y el trasplante de los árboles frutales contribuye a la abundancia de los frutos. Ahora bien el Señor es la luz (cf. Jn 1,4; 8,12) y la verdadera gnosis en el que hemos sido transplantados.

La verdadera gnosis. Misión del gnóstico

3.1. Pero también se dice que (hay) una doble gnosis: la común, que se manifiesta por igual en todos los hombres, y que (es) la facultad de percibir por los sentidos, según el conocimiento común a todos, cada uno de los objetos. No sólo las potestades racionales, sino también las irracionales participan igualmente (de ella); a ésta yo la llamaría jamás gnosis, porque se adquiere por naturaleza mediante lo sentidos.

3.2. Pero la llamada gnosis por excelencia se caracteriza por la facultad de conocer (o. reflexión) y por la razón; únicamente por ella las potestades (cf. Ef 1,21; 1 P 3,22) racionales devienen capacidades cognoscitivas, y son las se aplican absolutamente a lo inteligible, según la energía exclusiva del alma.

3.3. Dice David: Bueno es el varón que se compadece (Sal 111 [112],5) de los que perecen en el error, y el que presta, repartiendo la palabra de la verdad, no como al azar, sino porque administra sus palabras con juicio, con profunda reflexión; éste es el que distribuyó y dio a los pobres (Sal 111 [112],9).
(1) La edición crítica del texto griego fue publicada en la colección Sources chrétiennes, nº 446, Paris, Eds. du Cerf, 1999, pp. 56 ss.; y también en: Fuentes Patrísticas, n. 17, Madrid, Editorial Ciudad Nueva, 2005, pp. 56 ss. Seguimos fundamentalmente la traducción castellana de esta publicación, con el agregado de subtítulos; pero hemos tomado en cuenta las variantes propuestas en la versión la realizada por Domingo Mayor, sj: Clemente Alejandrino. Stromatéis. Memorias gnósticas de verdadera filosofía, Abadía de Silos, Ed. Abadía de Santo Domingo de Silos, 1994, pp. 459 ss. (Studia Silensia, XVI) [obra aparecida en 1997]. Se ha tenido presente asimismo la versión italiana: Clemente Alessandrino. Stromati. Note di vera filosofia. Introduzione, traduzione e note di Giovanni Pini, Milano, Ed. Paoline, 1985, pp. 657 ss. (Letture cristiane delle origini, 20/Testi).
(2) De Helicón: montaña de Beocia donde se decía habitaban las Musas.
(3) Cf. Platón, República, 527 D-E.