OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (195)

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Cristo en majestad con san Andrés
Siglo XII
Homiliario
Cambrai, Francia
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO QUINTO

Capítulo XIV: El robo de los griegos

   Afirmaciones de los estoicos sobre Dios

89.1. A continuación hay que añadir y mostrar ahora con más claridad el robo griego desde la filosofía bárbara.

89.2. Porque los estoicos dicen que Dios es cuerpo y espíritu por esencia, como ciertamente también el alma. Todas estas cosas las encontrarás con claridad en las Escrituras. Y no pienses ahora en el sentido alegórico (de las Escrituras), como transmite la verdad gnóstica, mostrando algo, pero indicando (otra cosa), al igual que los sabios luchadores.

89.3. Pero (los estoicos) dicen que Dios penetra a través de toda la esencia; y nosotros le llamamos único Hacedor, y hacedor por el Verbo (cf. Jn 1,3).

89.4. Les ha seducido lo que se dice en la “Sabiduría”: “Penetra y se difunde por doquier mediante la pureza” (Sb 7,24), porque no entendieron que estas cosas se decían acerca de la Sabiduría, la primera creación de Dios.

89.5. Sí, dicen, pero los filósofos ponen la materia entre los principios; así los estoicos, Platón y Pitágoras, lo mismo que Aristóteles el peripatético, pero no como un único principio.

89.6. Porque deberán saber que lo que se llama materia, y ellos dicen que carece de cualidad y de forma, también es denominada más audazmente por Platón como no-ser.

89.7. Y (puede) que [Platón] supiera lo que es más misterioso: que uno sola es la sustancia que realmente existe, y dice estas expresiones en el “Timeo”: “Pero ahora, éste es nuestro pensamiento: el principio o principios de todas las cosas, o como se prefiera denominar, no es algo para tratar ahora, no por otra razón que la dificultad que entraña el método de exposición que ahora se utiliza” (Platón, Timeo, 48 C).

Las penas después de la muerte

90.1. Además aquella expresión profética: “La tierra era invisible y estaba confusa” (Gn 1,2), fue interpretada por aquellos [filósofos] como una sustancia material informe.

90.2. Sí, ciertamente, (la idea) de la introducción automática le vino a Epicuro por no haber comprendido la expresión siguiente: “Vanidad de vanidades, todo vanidad” (Qo 1,2).

90.3. Y Aristóteles, el hacer bajar la providencia hasta la luna deriva de aquello del “Salmo”: “Señor, tu misericordia está en el cielo y tu verdad llega hasta las nubes” (Sal 35 [36],6). Porque antes de la venida del Señor aún no se había revelado el sentido de los misterios proféticos.

90.4. En cuanto a los castigos posteriores a la muerte y al castigo por medio del fuego, toda la musa poética, al igual que la filosofía griega, lo ha sustraído de la filosofía bárbara.

90.5. Así, Platón, en el último [libro] de la “República” dice con estos mismos términos: “Hay, por tanto, hombres salvajes, que se ven envueltos en fuego, presentes allí, que examinan con cuidado el lenguaje, llevando consigo a cuantos apresan; pero a Arideo y a los otros que atan las manos, los pies y la cabeza, los derriban y los desuellan, (y) arrastrándolos a la orilla del camino, los desgarran sobre retamas espinosas” (Platón, República, X,615 E-616 A).

90.6. Porque los varones envueltos de fuego quieren representar para él a los ángeles que se adueñan de los injustos para castigarlos: “Él hace, dice [la Escritura], a sus ángeles espíritus, y a sus ministros fuego ardiente” (Sal 103 [104],4).

Los ángeles

91.1. De estas cosas se deduce que el alma es inmortal. Porque, teniendo sensaciones, es castigado o educado, está vivo, aunque se diga que padece.

91.2. ¿No conocía Platón los ríos de fuego y la profundidad de la tierra cuando, a la llamada por los bárbaros Gehenna (cf. Lc 12,5), la denomina poéticamente Tártaro, o cuando designa Cocito, Aqueronte y Piriflegetonte, y otros lugares de castigos semejantes para educar y reprimir?

91.3. Pero, él también menciona a los ángeles de los pequeños y de los menores (cf. Mt 18,10; 25,40. 45) que, según la Escritura, ven a Dios al igual que la solicitud que desciende sobre nosotros por mediación de los ángeles dispuestos para esta tarea (cf. Hb 1,1), y no teme escribir:

91.4. “Una vez que todas las almas eligieron sus vidas, se acercaban como por suerte en orden a Láquesis, y ella daba a cada una el genio (daímon) que había preferido, para que fuera el guardián de la vida y el garante de las elecciones” (Platón, República, X,620 D-E).

91.5. Quizás también en Sócrates el genio (o: demonio) insinuaba esto mismo.

El diablo

92.1. Sí, en verdad, tomándolo de Moisés, los filósofos han dogmatizado que el mundo fue creado.

92.2. También Platón dijo abiertamente: “¿Existía, sin tener comienzo alguno, o bien fue creado comenzando a partir de algún principio? Fue creado, porque siendo visible es tangible, y al ser tangible tiene cuerpo” (Platón, Timeo, 28 B).

92.3. Y también, cuando dice que “es trabajoso descubrir al Creador y Padre de todo” (Platón, Timeo, 28 C), no sólo indica que el mundo ha sido creado, sino que también señala que ha nacido de Dios como de un hijo, y por eso es llamado Padre suyo, para dar a entender que ha nacido únicamente de Él y no de una materia existente.

92.4. Y también los estoicos aceptan que el mundo ha sido creado.

92.5. Sobre el Diablo mencionado por la filosofía bárbara, que es el príncipe de los demonios, Platón, en el [libro] décimo de las “Leyes”, dice que es un alma maléfica, en estos mismos términos:

92.6. ¿No es necesario decir también que esa alma, que administra y gobierna a los que se mueven por todas partes, rige también el cielo? Sí, ciertamente. ¿Será un alma o muchas? Muchas, respondo por ustedes. Y no estimamos menos de dos: una bienhechora y otra que hace lo contrario” (Platón, Leyes, X,896 D-E).

Mundo inteligible y mundo sensible

93.1. Y de manera semejante en el “Fedro” escribe esto: “Existen, sin duda, también otros males, pero cierta divinidad (daímon) puso en la mayor parte de ellos un gozo momentáneo” (Platón, Fedro, 240 A-B).

93.2. Pero también en el [libro] décimo de las “Leyes” menciona abiertamente aquella idea apostólica: “No es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los espíritus que están en los cielos” (Ef 6,12).

93.3. Así como [Platón] escribe: “Porque nosotros mismos reconocemos que el cielo está lleno de muchas cosas buenas, también de las contrarias, y que (son) las más abundantes, y la lucha entre ellas, decimos, es interminable y exige una extraordinaria vigilancia” (Platón, Leyes, X,906 A).

93.4. Por otra parte, la filosofía bárbara conoce el mundo inteligible y el sensible; aquél es arquetipo, (el otro) imagen del que es denominado paradigma. El primero es referido a la unidad (mónada), en cuanto que es inteligible, pero el sensible (lo atribuye) al número seis. Porque entre los pitagóricos el seis es llamado matrimonio, porque es un número generativo.

93.5. Y en la unidad (mónada) reúnen el cielo invisible, la tierra informe y la luz inteligible. Dice [la Escritura]: “En el principio hizo Dios el cielo y la tierra; pero la tierra era invisible” (Gn 1,1-2).

El ser humano es imagen y semejanza de Dios

94.1. Y añade a continuación: “Y dijo Dios: hágase la luz; y se hizo la luz” (Gn 1,3). Y en la creación del mundo sensible (cosmogonía) crea un cielo sólido -pero lo sólido es sensible-, una tierra visible y la luz visible (cf. Gn 1,6-9. 14-17).

94.2. ¿No te parece que Platón (depende) de este (pasaje) cuando coloca las ideas de los seres vivos en el mundo inteligible y produce las formas sensibles según los géneros inteligibles?

94.3. De igual manera dice Moisés que el cuerpo, al que Platón llama tienda terrena (cf. Seudo Platón, Axiochus, 365 E-336 A), fue plasmado de la tierra, pero que el alma racional fue insuflada desde lo alto por Dios en el rostro (cf. Gn 2,7).

94.4. Porque allí mismo está establecido lo que llaman hegemónico, interpretando la entrada por medio de los sentidos, la entrada del alma, en el protoplasmado, por eso también el hombre fue creado “a imagen y semejanza” (Gn 1,26).

94.5. Porque imagen de Dios es el Verbo divino y regio, hombre impasible; pero la inteligencia humana es imagen de la imagen.

94.6. Pero si se quiere expresar la semejanza con otro nombre, encontrarás en Moisés que es llamada seguimiento divino. Porque dice: “Tras del Señor, su Dios, marcharán y guardarán sus mandamientos” (Dt 13,4). Pero pienso que los seguidores y servidores de Dios son todos los virtuosos.