OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (192)

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El Juicio final
1295
Biblia
París
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO QUINTO

Capítulo X: Los misterios y la iniciación

   Testimonio del apóstol Pablo sobre los grados de la iniciación

60.1. Con razón, entonces, el divino Apóstol dice: “Conforme a la revelación me ha sido dado a conocer el misterio que antes he expuesto (lit.: escribí) brevemente; en relación a o cual leyendo pueden darse cuenta de mi comprensión del misterio de Cristo, que no fue dado a conocer en otras generaciones a los hijos de los hombres, como ahora fue revelado a sus santos Apóstoles y a los profetas” (Ef 3,3-5).

60.2. Porque existe una enseñanza de los perfectos, sobre la cual dice al escribir a los colosenses: “No cesamos de orar y pedir por ustedes, para que sean llenados del conocimiento pleno de su voluntad, en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para caminar de manera digna del Señor, para agradarle en todo, dando frutos en toda obra buena y creciendo en el conocimiento pleno de Dios, capacitados en toda virtud (lit.: todo poder) conforme al poder de su gloria” (Col 1,9-11).

60.3. Y de nuevo: “Según la economía salvífica de Dios que me fue confiada para ustedes, para cumplir la palabra de Dios, el misterio escondido desde los siglos y desde las generaciones, ahora manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de ese misterio entre los paganos” (Col 1,25-27; cf. Rm 16,25-26; Ef 3,9).

El fundamento de la vida cristiana: fe y esperanza en Cristo

61.1. Pero unos son los misterios ocultos hasta los Apóstoles y que han sido transmitidos por ellos como los recibieron del Señor -escondidos en el Antiguo Testamento-, los cuales “ahora han sido revelados a los santos” (Col 1,26), y otra es “la riqueza de la gloria del misterio entre los paganos” (Col 1,27), que es la fe y la esperanza en Cristo, a lo que ha llamado en otra parte “fundamento” (1 Co 3,10, cf. Hb 6,1).

61.2. Y de nuevo, como deseando poner de relieve la gnosis, escribe así: “Amonestando a todo hombre en toda sabiduría, para presentar a todo hombre perfecto en Cristo” (Col 1,28).

61.3. No se refiere simplemente “a todo hombre”, puesto que nadie (sería infiel); ni tampoco a todo creyente “perfecto en Cristo”, sino “a todo hombre”, como para decir el hombre entero, santificado en cuerpo y alma, puesto que añade expresamente que “no en todos (hay) gnosis” (1 Co 8,7).

61.4. “Unidos en el amor y (destinados) para toda la riqueza de la plena inteligencia, para el conocimiento pleno del misterio de Dios en Cristo, en quien están escondidos los tesoros de la sabiduría y de la gnosis” (Col 2,2-3). “Perseveren en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4,2).

61.5. Pero la acción de gracias no (tiene lugar) únicamente por el alma y los bienes espirituales (= bienes sobrenaturales), sino también por el cuerpo y los bienes corporales.

Testimonio de la “Carta a los Hebreos” sobre los diversos grados de la fe

62.1. Y más sabiamente aún da a entender que la gnosis no pertenece a todos (cf. 1 Co 8,7), añadiendo: “Orando igualmente también por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para anunciar el misterio de Cristo, por causa del cual he sido atado, para que manifieste lo que es necesario” (Col 4,3-4). Porque algunas cosas no habían sido trasmitidas por escrito.

62.2. Lo mismo dice a los hebreos: “Porque también los que debían ser maestros en razón del tiempo, como que habían envejecido en el Antiguo Testamento, de nuevo necesitan que alguien les enseñe los primeros rudimentos de los oráculos divinos, y han llegado a ser tales, que tienen necesidad de leche, no de alimento sólido.

62.3. Puesto que todo el que se alimenta de leche es inexperto de la palabra de la justicia, porque es niño” (Hb 5,12-13), a quien se le han confiado las primeras enseñanzas.

62.4. “Pero el alimento sólido es propio de los perfectos, de quienes en virtud de la costumbre tienen las facultades ejercitadas para el discernimiento tanto del bien como del mal. Por lo cual, dejando a un lado la enseñanza elemental acerca de Cristo, seamos llevados a lo más perfecto” (Hb 5,14--6,1).

El testimonio del Seudo Bernabé

63.1. Pero también Bernabé, el mismo que acompañó al Apóstol para proclamar la palabra según el ministerio de los gentiles (cf. Hch 13,1-4), dice: “Les escribo con sencillez, para que comprendan” (Seudo Bernabé, Epístola, 6,5).

63.2. Luego continúa mostrando más claramente una señal de la tradición gnóstica, dice: «¿Qué les dice Moisés, el otro profeta?

63.3. He aquí lo que dice el Señor Dios: “Entren en la buena tierra, que con juramento (prometió) el Señor Dios, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, y recibidla en herencia; tierra que mana leche y miel” (cf. Ex 33,1. 3; Lv 20,24).

63.4. ¿Qué dice la gnosis? “Aprendan. Esperen, dice, a Jesús que se les manifestará en carne. Porque el hombre es tierra que sufre; puesto que Adán fue hecho del limo de la tierra”.

63.5. ¿Qué significa eso: la tierra buena, que mana leche y miel? Bendito sea nuestro Señor, hermanos, quien ha depositado en nosotros la sabiduría e inteligencia de sus secretos.

63.6. Porque dice el profeta: “¿Quién comprenderá la parábola del Señor, si no (es) sabio, entendido y ama a su Señor?” (cf. Pr 1,6; Is 40,3)» (Seudo Bernabé, Epístola, 6,8-10). Porque de pocos es el captar estas cosas (cf. Mt 19,11).

63.7. En algún evangelio se dice: “Porque no es por envidia que el Señor amonesta” (Is 24,16, según la versión de Teodoción; o: ¿Evangelio de los Egipcios?): “Mi misterio es para mí y para los hijos de mi casa” (cf. Is 24,26, Mc 4,11), y coloca la selección (= sus elegidos) en un lugar seguro y tranquilo, para que habiendo obtenido lo que les es propio a los elegidos, estuvieran por encima de la envidia.

63.8. Porque, en efecto, el que no posee gnosis de lo bueno es malo, ya que “uno sólo (es) bueno” (Mt 19,17), el Padre; pero ignorar al Padre es la muerte, como conocerlo (es) “la vida eterna” (Jn 17,3; 12,50) por la participación del poder incorruptible. Y no corromperse es participar de la divinidad; pero apostatar de la gnosis de Dios trae la corrupción.

La “iluminación cristiana”

64.1. De nuevo [dice] el profeta: “Y te entregaré los tesoros escondidos, obscuros, invisibles, para que conozcan que yo soy el Señor Dios” (Is 45,3).

64.2. Y David salmodia también algo parecido a eso: “Mira, porque amaste la verdad, me has manifestado las cosas que no se ven y los secretos de tu sabiduría” (Sal 50 [51],8).

64.3. “El día anuncia el mensaje al día, es lo que se ha escrito abiertamente, y la noche a la noche anuncia la gnosis, la que está oculta místicamente, y no hay discursos ni palabras, cuyas voces no se oigan” (Sal 18 [19],3-4), respecto de Dios, que dice: “¿Quien [hará] cosas ocultas que yo no lo vea?” (Jr 23,24).

64.4. Por eso se llama “iluminación” (2 Co 4,4. 6) a la enseñanza, porque ha manifestado lo que estaba oculto; el único Maestro ha desvelado la cubierta del arca; por el contrario, los poetas dicen que Zeus cierra el tonel (o: la jarra) de los bienes y abre el de los males (cf. Homero, Ilíada, XXIV,527-533).

64.5. “Yo sé que al llegar a ustedes, dice el Apóstol, llegaré en la plenitud de la bendición de Cristo” (Rm 15,29), el carisma y la tradición gnóstica, que desea comunicarles presentándose en persona (cf. Rm 1,11-13) -ya que por carta no podía recordarles esas cosas-, llamándolos “plenitud de Cristo” (Rm 15,29);

64.6. “según la revelación del misterio, tenido secreto (lit.: silenciado) en los tiempos eternos, pero manifestado ahora mediante los escritos proféticos, conforme a la disposición del Dios eterno, que se dio a conocer a las gentes todas para, obediencia de la fe” (Rm 16,25-26); es decir, a los paganos que crean que existe; pero descubre a algunos de ellos lo que se encierra (lit.: está) en el misterio.

Platón y Pablo recuerdan que se debe enseñar con prudencia

65.1. Con razón, también Platón al tratar en las cartas sobre Dios, dice: Te voy a explicar mediante enigmas, para que si la tablilla para escribir padeciera algo con los pliegues del mar o de la tierra, el que lo lea no lo comprenda” (Seudo Platón, Epístolas, 312 D).

65.2. Porque el Dios del universo que está por encima de toda palabra, de todo pensamiento y de todo concepto, no puede ser transmitido mediante escritura, ya que por su propio poder es inefable.

65.3. También Platón lo ha indicado diciendo: “Por eso cuidando estas cosas sé prudente, no tengas que arrepentirte un día de lo que ahora se divulga de manera indigna; pero la garantía (es) el no escribir, sino aprenderlo; porque es imposible, imposible que los escritos no se divulguen” (Seudo Platón, Epístolas, II,314 B-C).

65.4. El santo apóstol Pablo dice cosas parecidas (lit.: hermanas) a éstas, salvando el secreto profético y realmente antiguo, a partir del cual se han difundido las hermosas enseñanzas a los griegos.

65.5. “Pero hablamos de una sabiduría entre los perfectos; pero una sabiduría que no (es) de este mundo, ni de los jefes de este mundo, los que van desapareciendo; sino que hablamos una sabiduría de Dios en el misterio, escondida” (1 Co 2,6-7).

El alimento que nos da el Verbo divino

66.1. Luego, más adelante, enseña la precaución para comunicar las palabras a la muchedumbre: “Y yo, hermanos, no he podido hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo; les di a beber leche, no alimento sólido; porque aún no eran capaces; porque ni aun ahora son capaces; porque todavía son carnales” (1 Co 3,1-3).

66.2. Si el Apóstol ha llamado leche al alimento de los infantes, y manjar sólido al de los perfectos (cf. Hb 5,13-14), por leche habrá que entender la catequesis que viene a ser el primer alimento del alma; y por manjar sólido la contemplación epóptica (= intuitiva): la carne y la sangre del Verbo (cf. Jn 6,53); esto es, la comprensión de la potencia y la esencia de Dios.

66.3. “Gusten y vean qué bueno es el Señor” (Sal 33 [34],9), dice [la Escritura]. Porque Él hace partícipes de sí a quienes más espiritualmente reciben ese alimento, por la que el alma se alimenta a sí misma, según Platón, el amigo (o: amante) de la verdad (cf. Seudo Platón, Epístolas, VII,341 C-D). Porque la comida y la bebida del Verbo divino es la gnosis de la esencia divina.

66.4. Por eso también dice Platón en el libro segundo de la “República”: “A los que han sacrificado no un cerdo, sino una víctima mayor e inaccesible” (Platón, La República, II,378 A), es necesario que busquen lo referente a Dios.

66.5. Y el Apóstol escribe: “Nuestra Pascua inmolada es Cristo” (1 Co 5,7), víctima verdaderamente inaccesible, Hijo de Dios sacrificado por nosotros.