OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (162)

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Jesús conducido al Calvario
y crucificado
Hacia 1260
Salterio cisterciense
Besançon, Francia
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO III (conclusión)

Capítulo XVIII: Contra los herejes

   El mundo es creado

105.1. Por tanto, siendo la justicia y la armonía de la salvación venerable y firme, algunos la han extendido excesivamente, como hemos demostrado (cf. III,40,2-3; 45,1; 63,1), interpretando la continencia (de forma) blasfema y con toda impiedad; (sin embargo), habrían podido escoger el celibato (lit.: eunuquía), conforme a la recta norma, con piedad, agradeciendo la gracia concedida y sin odio a la creación ni desprecio por las (personas) casadas. Porque el mundo (es) creado y creado es el celibato (o: eunuquía), y ambos dan gracias por la condición en la que han sido creados, si conocen también el fin para el que han sido creados (o: dispuestos).

105.2. Pero los que, desenfrenándose, se han convenido en insolentes; verdaderamente se convirtieron en “caballos locos que relinchan por las mujeres de los vecinos” (Jr 5,8); incapaces de ponerse freno a sí mismos, y persuadiendo al prójimo a la voluptuosidad mediante su desdichada interpretación de aquel (texto) de la Escritura: “Te llevarás tu parte con nosotros, procurémonos todos una bolsa común, una pequeña bolsa habrá para nosotros” (Pr 1,14).

El cristiano “vive en la fe del Hijo de Dios”

106.1. Por eso el mismo profeta aconsejándonos dice: “No te pongas en camino con ellos, aparta tu pie de sus senderos. Porque es injusto tender redes a los pájaros; puesto que, ellos partícipes de la sangre, atesoran para sí males” (Pr 1,15. 17-18); es decir, reivindican la impureza y enseñan lo mismo al prójimo; pendencieros, según dice el profeta, que golpean con sus colas (cf. Ap 9,10. 19), a las que los griegos llaman kerkos.

106.2. A ellos estaría aludiendo esa profecía; sin voluntad, inmoderados, belicosos con sus colas, “hijos de la ira” (Ef 2,3) y de las tinieblas, manchados de sangre, suicidas y homicidas del prójimo.

106.3. “Expurguen el viejo fermento, para ser una masa nueva” (1 Co 5,7), nos grita el Apóstol. Y de nuevo, enojado con tales (hombres), manda “no mezclarse con quien se llama hermano siendo fornicario, codicioso, idólatra, difamador, borracho o estafador; ni tampoco comer con ése” (1 Co 5,11).

106.4. “Yo por la misma Ley he muerto a la Ley, dice, a fin de vivir para Dios. He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, como viviendo según las pasiones, sino que Cristo vive en mí” (Ga 2,19-20), viviendo casta y felizmente por la obediencia a los mandamientos. Por tanto, antes vivía carnalmente en la carne, “pero lo que ahora vivo en la carne, (lo) vivo en la fe del Hijo de Dios” (Ga 2,20).

Deberes de los esposos

107.1. “No vayan por los caminos de los paganos y no entren en una ciudad de samaritanos” (Mt 10,5), dice el Señor, para disuadirnos de la forma de vida contraria, porque “la catástrofe de los hombres inicuos es terrible. Así son los caminos de todos los que realizan la iniquidad” (Pr 1,18-19).

107.2. “¡Ay de aquel hombre!”, dice el Señor: “Mejor le sería no haber nacido, antes que haber escandalizado a uno solo de mis elegidos. Más le valdría atarse una piedra de molino y hundirse en el mar, antes que pervertir a uno de mis elegidos” (Clemente de Roma, Epístola a los Corintios, 46,8; cf. Mt 26,24 y 18,6). “Puesto que por su culpa es blasfemado el nombre de Dios” (Rm 2,24).

107.3. Por eso el noble Apóstol afirma: “Les escribí en la carta que no se mezclaran con fornicarios” (1 Co 5,9), hasta: “El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1 Co 6,13).

107.4. Y puesto que el matrimonio no (es) una fornicación añade diciendo: “¿No sabéis que quien se junta con una meretriz es un cuerpo con ella?” (1 Co 6,16). ¿O se dirá que una virgen es meretriz antes de casarse?

107.5. “No se priven el uno del otro, dice, a no ser de acuerdo por un tiempo” (1 Co 7,5), dando a entender con el término “privarse” el débito del matrimonio, la procreación, como lo había aclarado anteriormente, diciendo: “El marido pague a la mujer el débito, e igualmente también la mujer al marido” (1 Co 7,3).

El templo del Señor

108.1. Pagado ese (débito), (ella) ayuda mediante la guarda de la casa (cf. Gn 2,18) y la fe en Cristo. Y aún dice más claramente: “A los casados ordeno, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del marido -pero si se separa, permanezca sin casarse o se reconcilie con el marido-, y que el marido no abandone a la mujer. A los demás les digo yo, no el Señor, que, si algún hermano..., hasta y ahora son santos” (1 Co 7,10-12. 14).

108.2. Pero, ¿qué pueden decir los que profieren invectivas contra la ley y el matrimonio? ¿Acaso se permitió sólo por la Ley, pero no según el Nuevo Testamento? ¿Qué pueden decir contra estas normas aquellos que abominan del acto conyugal (lit.: la seminación) y de la generación? Además, también [el Apóstol] establece que el obispo, “que gobierna bien la propia casa” (1 Tm 3,4), gobierne la Iglesia, y la unión con “una sola mujer” (Tt 1,6) constituye el templo al Señor.

El falso bautismo

109.1. “Todo es limpio para los limpios, dice, pero para los impuros e infieles nada hay puro, porque su mente y su conciencia están contaminadas” (Tt 1,15).

109.2. Pero sobre el placer contra las normas (lit.: cánones) dice: “No se dejen engañar; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los avaros, ni los ladrones, ni los ebrios, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Nosotros estamos lavados” (1 Co 6,9-11), porque fuimos como aquellos (o: porque estuvimos con aquellos); pero los que lavan para la disolución, bautizan para ir desde la templanza a la prostitución, dogmatizando que hay que complacer a los placeres y a las pasiones, enseñando a ser incontinentes en vez de sobrios; uniendo la esperanza a la desvergüenza de sus miembros (cf. Ef 3,19); preparando a sus seguidores para que sean desheredados del reino de Dios, no inscritos en él (cf. Ap 20,12 y 15; 21,27); bajo la denominación de “falsa gnosis” (1 Tm 6,20) han emprendido el camino hacia las tinieblas exteriores (cf. Mt 8,12; 22,13; 25,30).

109.3. “Por lo demás, hermanos, consideren lo que es verdadero, honorable, justo, puro, amable, laudable, virtuoso y digno de alabanza; y practiquen lo que han aprendido, recibido, oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con ustedes” (Flp 4,8-9).

Conclusión del libro tercero

110.1. También Pedro en su carta dice lo mismo: “De modo que la fe y la esperanza de ustedes estén en Dios, porque han purificado sus almas en la obediencia a la verdad” (1 P 1,21-22).

110.2. «Como hijos obedientes, no se amolden a las apetencias de antes, cuando estban en la ignorancia; sino conforme al que los llamó que es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta, porque está escrito: “Serán santos porque yo soy santo”» (1 P 1,14-16; cf. Lv 11,44; 19,2; 20,7).

110.3. Pero basta ya, puesto que la controversia necesaria con los hipócritas falsificadores de la gnosis nos ha llevado más allá de lo indispensable, y ha alargado mucho el discurso. Por causa de los cual el tercer Stromata de nuestras notas (o: memorias) gnósticas según la verdadera filosofía aquí tiene su final.