OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (111)

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Sepultura de Cristo
Las mujeres y el ángel en el sepulcro vacío
Hacia 1195
Salterio de Ingeborg
Chantilly (Francia)
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO I

Capítulo XIII: Saber usar y superar la filosofía (conclusión)

   La verdad dispersa en las filosofías griega y bárbara

57.1. Ahora bien, la verdad es una -la mentira, en cambio, posee mil desvíos-; al igual que las Bacantes, que desgarraron los miembros de Penteo, así también las escuelas (o: sectas) filosóficas, la bárbara como la griega, recibieron una parte cada una, aunque se gloríen de [poseer] toda la verdad. Y es que, me parece a mí, todo se ilumina con la salida de la luz.

57.2. En efecto, se puede demostrar que todos juntos, griegos y bárbaros, en cuanto que aspiran a la verdad, han participado del Verbo verdadero, unos más, otros menos, según el caso.

57.3. La eternidad contiene en sí misma y en un instante el pasado, el presente y el futuro; sin embargo, la verdad es más capaz de reunir sus propias semillas que la eternidad, aunque hayan caído en tierra extranjera.

57.4. En efecto, encontraríamos numerosísimas opiniones en las escuelas (o: sectas) -aquellas que no están enteramente embotadas ni tienen amputado el orden natural, por haber despedazado al Verbo, como lo hace el harén con el pobre hombre-, aunque parezca que son diferentes por otras cosas, sin embargo confiesan pertenecer a la misma familia y tener toda la verdad. Forman un único todo como miembro, como parte, como especie, o como género.

57.5. De igual manera, la cuerda más alta [de la lira] se opone a la más baja, pero de ambas resulta una única armonía musical; y como el número par es diferente del impar, y sin embargo ambos se combinan en la aritmética; lo mismo que han sido concebidos en la geometría el círculo, el triángulo, el cuadrado y el resto de las diferentes figuras. También en el universo las partes todas, aunque difieran unas de otras, conservan entre sí una relación respecto al todo.

57.6. Así también, tanto la filosofía bárbara como la griega constituyen un fragmento de la verdad eterna, no la del mito de Dioniso, sino la de la teología del eterno Verbo. Pero quien reúne de nuevo lo que se ha diseminado y reconstruye la unidad podrá contemplar con seguridad al Verbo en su perfección, a la Verdad.

El verdadero gnóstico

58.1. Está escrito en el Eclesiastés: “He acumulado sabiduría más que todos los que han existido antes que yo en Jerusalén; y mi corazón ha visto muchas cosas: sabiduría y gnosis, porque conoce las parábolas y la ciencia. Porque también eso es voluntad del Espíritu, puesto que en la abundancia de la sabiduría está la abundancia de la gnosis” (Qo 1,16-18).

58.2. Quien es versado en toda clase de sabiduría, ése será gnóstico con pleno derecho. También está escrito: “La ventaja de la gnosis (es que) la sabiduría da vida a quienes la poseen” (Qo 7,12).

58.3. Y nuevamente, para consolidar aún más lo dicho, está la cita siguiente: “Todo es accesible para los que comprenden (y “todo” se refiere a lo griego y a lo bárbaro, porque lo uno sin lo otro no es “todo”), y recto para los que quieren adquirir un conocimiento superior (o: la intuición espiritual).

58.4. Prefieran la educación y no la plata, y la gnosis al oro acrisolado; prefieran también el conocimiento (o: la intuición espiritual) al oro puro; porque la sabiduría vale más que las piedras preciosas, y todo lo valioso no puede compararse con ella” (Pr 8,9-11).


Capítulo XIV: Los siete sabios

   La prehistoria de la filosofía

59.1. Dicen los griegos que, después de Orfeo, Lino y los más antiguos poetas, los primeros en ser admirados por su sabiduría fueron los llamados Siete Sabios; de los cuales cuatro eran oriundos de Asia: Tales de Mileto, Bías de Priene, Pitaco de Mitilene y Cleóbulo de Lindos (Rodas); otros dos eran de Europa: Solón de Atenas y Quilón de Esparta; unos afirman que el séptimo era Periandro de Corinto;

59.2. según otros fue Anacarsis el Escita; o también Epiménides de Creta -a quien se le conoce también como el profeta griego-, y que menciona el Apóstol Pablo en la “Carta a Tito”, diciendo: «Dijo uno de ellos, su propio profeta: “Los cretenses siempre mentirosos, malas bestias y glotones ociosos”; este testimonio es verdadero» (Tt 1,12-13).

59.3. ¿Ven cómo atribuye también alguna parte de verdad a los profetas griegos y no se avergüenza de escoger-para edificación y para reprensión- algunos poemas de los griegos?

59.4. Cuando habla a los Corintios, porque el (anterior) ejemplo no es el único, sobre la resurrección de los muertos emplea un (verso) yámbico de la tragedia [griega], diciendo: “¿Qué hay de provecho para mi? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos (cf. Is 22,13). No se engañen: las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Co 15,32-33).

59.5. Algunos incluyeron a Acusilao de Argos entre los siete sabios; otros a Ferécides de Siros. Platón incluye a Misón de Chenas en lugar de Periandro (cf. Platón, Protágoras, 343 A), indigno de la sabiduría por haber sido un tirano.

“No es posible conocer las partes sin conocer la esencia del todo”

60.1. Un poco más adelante (libro I, cap. 21) mostraré cómo los sabios de Grecia son en verdad un poco posteriores a la época de Moisés. Vamos ahora a examinar el estilo de su filosofía, (que es) enigmática, como la hebrea.

60.2. Estos [filósofos] buscaban la concisión, propia para exhortar, la más útil. También Platón dice que ese estilo nació hace mucho tiempo, gracias al esfuerzo de todos los griegos, especialmente de los espartanos (lit.: lacedemonios) y de los cretenses, que tenían muy buenas leyes (cf. Platón, Las Leyes, I,641 E).

60.3. Algunos atribuyen a Quilón (el dicho) “conócete a ti mismo”; en cambio, Cameleón, en su “Tratado sobre los dioses”, (lo atribuye) a Tales, y Aristóteles a la Pitia.

60.4. (Esa máxima) pretende ser una exhortación a alcanzar la gnosis. En efecto, no es posible conocer las partes sin la esencia del todo; por ello es necesario ocuparse del origen del mundo, mediante el cual será posible comprender la naturaleza del hombre.

“Sucesión de filósofos”

61.1. También a Quilón de Lacedemonia refieren (el dicho) “nada en demasía”; pero Estratón, en el Tratado sobre los inventos, atribuye el apotegma a Sodamos de Tegea; Dídimo lo atribuye a Solón, al igual que a Cleóbulo la expresión “la medida es lo mejor” (cf. Diógenes Laercio, Vida de los filósofos, I,6,4)

61.2. Y el [proverbio] “sal fiador y te arruinarás”, según Cleomenes en su “Hesíodo”, dice que fue enunciado por Homero bajo esta forma: “Las garantías de los miserables son malas para ser recibidas como tales” (Homero, Odisea, VIII,351). Según Aristóteles, algunos piensan que el dicho es de Quilón; en cambio Dídimo afirma que el consejo es de Tales.

61.3. También los que siguen: “Todos los hombres son malos”, o: “La mayoría de los hombres son malos” (porque el apotegma es enunciado de esas dos maneras), unos dicen que son de Bías, conforme a la opinión de Sotades de Bizancio, y “todo lo consigue el trabajo”, quiere atribuirlo de Periandro, e igualmente establece la recomendación de Pitaco: “Aprovecha la ocasión”.

61.4. De otra parte, Solón legisló a los atenienses y Pitaco a los de Mitilene. Sólo mucho tiempo después Pitágoras, el amigo de Perecidas, se designó a sí mismo primer filósofo.

Las tres escuelas filosóficas

62.1. Además de los hombres que hemos mencionado, hubo tres escuelas filosóficas, denominadas según las regiones en que residieron: la itálica, que es la de Pitágoras; la jónica, de Tales y la eleática, de Jenófanes.

62.2. Pitágoras, hijo de Menexarco, era de Samos, como dice Hipoboto; sin embargo, Aristoxeno (o: Aristógenes), en la “Vida de Pitágoras”, Aristarco (o: Aristóteles?) y Teopompo afirman que [Pitágoras] era tirreno, pero según Neantes de Siria o de Tiro; de modo que Pitágoras era, según la mayoría, de ascendencia bárbara.

62.3. Pero también Tales, como refieren Leandro y Heródoto, era fenicio; o como otros sugieren (o: suponen), era milesio.

62.4. El mismo Tales parece que fue el único que se encontró con los profetas egipcios; pero no se le atribuye ningún maestro, como Ferecides de Siria, de quien fue discípulo Pitágoras.

Sócrates, Platón, Aristóteles. El Liceo y la Academia

63.1. No obstante, la filosofía pitagórica o itálica, permaneció hasta el final en el Metaponto de Italia.

63.2. Anaximandro de Mileto, hijo de Praxíades, sucede a Tales, y a éste le sucede Anaxímenes de Mileto, hijo de Euristrato, y más tarde Anaxágoras de Clazomenes, hijo de Hegesibulo. Precisamente éste trasladó la escuela desde Jonia hasta Atenas.

63.3. A éste le sucede Arquelao, de quien fue discípulo (u: oyente) Sócrates. “Después de ésos llegó el pulidor de piedras, el que habla sin cesar de las leyes, el oráculo (lit.: encantador, el que fascina) de los griegos”, afirma Timón en “Los Silos” (Sillois), por haber pasado de los temas físicos a los morales.

63.4. Antístenes, siendo discípulo de Sócrates, se hizo (filósofo) cínico; en tanto que Platón se retiró a la Academia.

63.5. Aristóteles, después de estudiar filosofía al lado de Platón, se pasó al Liceo y fundó la escuela peripatética. A éste le sucede Teofrasto; a éste, Estratón; a éste, Licón; luego Critolao y más tarde Diodoro.

63.6. Espeusipo sucede a Platón; a ése, Jenócrates; a éste, Polemón. Polemón, a su vez, tuvo como discípulos a Grates y a Crantor, con quienes terminó la Antigua Academia nacida [bajo la dirección] de Platón. Crantor tuvo como discípulo a Arcesilao, bajo cuya dirección se fundó la Academia Media que duró hasta Hegesinos.

Las escuelas estoica y eleática

64.1. Después, a Hegesinos le sucede Carnéades y así los otros que siguen. Zenón de Citia, el fundador de la escuela estoica, es discípulo de Grates. A aquél le sucede Cleantes; a éste Crisipo y los posteriores.

64.2. Jenófanes de Colofón fue el fundador de la escuela eleática, del que Timeo dice que es contemporáneo de Hierón, tirano de Sicilia y del poeta Epicarmo; no obstante, Apolodoro afirma que [Jenófanes] nació en la Olimpiada cuarenta, y vivió hasta los tiempos de Darío y de Ciro.

64.3. Jenófanes tuvo como discípulo a Parménides y éste a Zenón, después a Leucipo y más tarde a Demócrito.

64.4. Discípulos de Demócrito son Protágoras de Abdera y Metrodoro de Quíos; y continúa: Diógenes de Esmirna, Anaxarco, Pirrón y Nausifanes. Hay quienes afirman que éste tuvo como discípulo a Epicuro.

64.5. Ésta es, en resumen, la serie de los filósofos griegos. Hemos ahora de exponer seguidamente la cronología de los iniciadores de la filosofía, para demostrar, por comparación de fechas, que la filosofía de los hebreos es anterior en muchas generaciones.

Indicaciones cronológicas

65.1. Ya se ha mencionado (cf. I,64,2) que Jenófanes fue el iniciador de la filosofía eleática, pero Eudemo en su “Historia Astrológica”, dice que Tales predijo el eclipse de sol que tuvo lugar durante el día que duró la batalla entre Medos y Lidios (= 28 de mayo de 585 antes de Cristo), siendo rey de los Medos Ciaxares, padre de Astiages, y de los Lidios, Aliate, padre de Creso. Heródoto, en el libro primero [de “Las Musas”] coincide con Eudemo. Esta época tuvo lugar alrededor de la Olimpiada cincuenta.

65.2. Pitágoras se encuentra en el reinado del tirano Polícrates hacia la Olimpiada sesenta y dos (= 529-526 antes de Cristo).

65.3. Solón es nombrado maestro de Menesífilo, condiscípulo de Temístocles. Así, entonces, Solón estuvo en plena actividad en la Olimpiada cuarenta y seis (= 596-593 antes de Cristo).

65.4. Heráclito, hijo de Blisón, convenció al tirano Melancomas para que abdicara. Y él mismo desestimó la llamada del rey Darío, que lo invitaba a ir a Persia.