OBRAS DE LOS PADRES DE LA IGLESIA (106)

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Job
Siglo VII
Biblia Siríaca
París
CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, STROMATA

LIBRO I

Capítulo V: De la sabiduría humana a la sabiduría espiritual (continuación)

“Dios es la causa de todos los bienes”

28.1. Antes de la venida del Señor, la filosofía era necesaria para la justificación de los griegos; ahora, sin embargo, es provechosa para la religión, y constituye una propedéutica para quienes pretenden conseguir la fe mediante demostración racional; por eso se dice: “Tu pie no tropezará” (Pr 3,23), refiriendo a la Providencia lo que es bueno, tanto griego como nuestro.

28.2. Ciertamente, Dios es la causa de todos los bienes; de algunos de modo directo, como del Antiguo y del Nuevo Testamento, de otros mediatamente, como de la filosofía.

28.3. Quizás también la filosofía haya sido dada primitivamente a los griegos antes de que el Señor les llamara a la fe, ya que también la filosofía educaba a los griegos, al igual que la Ley a los hebreos, hacia Cristo (cf. Ga 3,24). En verdad, la filosofía, abriendo camino, predispone al que va a ser perfeccionado por Cristo.

28.4. Por eso dice Salomón: “Haz acopio de sabiduría y te ensalzará, y te coronará con diadema espléndida” (Pr 4,8. 9); una vez que tú la hayas fortificado con la almena (lit.: coronación de un muro) de la filosofía y de toda clase de bienes, la mantendrás inaccesible a los sofistas.

La conveniente preparación para recibir la palabra del Señor

29.1. Porque uno solo es el camino de la verdad; pero, es como un río que siempre fluye y en el que desembocan afluentes de acá y de allá.

29.2. De ahí que por inspiración divina se diga: “Escucha, hijo mío, y recibe mis palabras, para que se acrecienten los abundantes caminos de tu vida. Te enseño los caminos de la sabiduría, para que no te falten los manantiales” (Pr 4,10. 11. 23) que brotan de la misma tierra.

29.3. Y no declaraba tan sólo que para un justo hay muchos caminos de salvación, sino que añade otras muchas vías para muchos justos, proclamando: “Los caminos de los justos brillan como una luz” (Pr 4,18). Así también los mandamientos y las primeras instrucciones son caminos e impulsos de vida.

29.4. “¡Jerusalén, Jerusalén, cuántas veces quise reunir a tus hijos como una gallina a sus polluelos” (Mt 23,37; Lc 13,34). Jerusalén significa visión de paz (cf. Ez 8,3; 13,16; 40,2). Así, se hace visible de forma profética que, quienes son iniciados de modo pacífico, han sido educados de muchas maneras para una llamada.

29.5. Así, entonces, ¿qué? Verdaderamente quiso, pero no pudo. ¿Cuántas veces y de qué manera? Dos veces, mediante los profetas y mediante la venida. Por ello la expresión “cuántas veces” muestra que la sabiduría es multiforme (cf. Hb 1,1), porque salva totalmente a algunos, conforme a la cualidad y cantidad de cada uno, en el tiempo y en la eternidad, “porque el espíritu del Señor ha llenado el universo” (Sb 1,7).

29.6. Y si alguien forzare la frase: “No tomes a la mujer frívola, porque los labios de la meretriz destilan miel” (Pr 5,3), aplicándola a la educación griega, que escuche lo que sigue: “Ella unge oportunamente tu garganta” (Pr 5,3), se dice; pero la filosofía no adula.

29.7. ¿A quién, entonces, se alude con la figura de la meretriz? La Escritura lo dice con claridad: “Después de la muerte, los pies de la insensatez hacen descender al Hades a quienes la utilizan, y sus pasos no son seguros. Por consiguiente, camina, lejos del placer irracional, y no te acerques a la puerta de su casa, para no arrojar tu vida a los extraños” (Pr 5,5. 8-9).

29.8. Y añade también: “Luego te arrepentirás en la vejez, cuando se consuman las carnes de tu cuerpo” (Pr 5,11). Porque ese es el fin del placer insensato. Esto baste al propósito.

29.9. Luego [la Escritura] dice: “No vayas frecuentemente tras los pasos de la extraña” (Pr 5,20); en efecto, anima a utilizar la cultura mundana (kosmikē paideía), pero no a permanecer e instalarnos en ella. Porque lo convenientemente concedido a su debido tiempo a cada generación es una educación preparatoria para la palabra del Señor.

29.10. “Ahora bien, hay quienes, seducidos por los encantos de las esclavas, se han preocupado poco de la señora, la filosofía, y han envejecido” (Aristón, Fragmentos, 350), unos con la música, otros con la geometría, otros con la gramática, y los más con la retórica.

Interpretación alegórica de la historia de Sara y Agar

30.1. Al igual que el ciclo de estudios es útil para la filosofía, que es su señora (o: reina), así también la misma filosofía contribuye a la adquisición de la sabiduría. La filosofía es una práctica (o: búsqueda) de la sabiduría; la sabiduría, en cambio, es la ciencia de las cosas divinas y humanas y de sus causas. La sabiduría es la señora de la filosofía, como ésta lo es de la propedéutica.

30.2. Si la filosofía profesa templanza de la lengua, del vientre y de lo que está por debajo de él; también es deseable por sí misma, y se muestra más augusta y señora, si se practica por el honor Dios y por la gnosis.

30.3. La Escritura presenta un testimonio de lo que decimos en lo que sigue: Sara, estéril hacía tiempo, (era) esposa de Abraham. Al no poder dar a luz, Sara entrega a Abraham su esclava, la egipcia de nombre Agar, para que le diera descendencia (cf. Gn 11,30; 16,1-2).

30.4. La sabiduría, conviviendo con el creyente (y Abraham fue reputado como creyente y justo) [cf. Gn 15,6], era todavía estéril y no tenía hijos por aquel entonces, puesto que todavía no había engendrado nada bueno para Abraham; sin embargo, juzgaba conveniente, ya llegado el tiempo del progreso, de unirse primero con la cultura mundana (ya que Egipto simboliza el mundo); luego, acercándose a ella, conforme a la providencia divina, engendró a Isaac.

Tipología de los nombres de los tres patriarcas de Israel

31.1. El mismo Filón interpreta Agar como “residencia en país extranjero” [Filón de Alejandría, De specialibus legis, III,87,244] (porque se dice en el texto citado: “No te apasiones en demasía de una extraña” [Pr 5,20]), en cambio, a Sara como “mi soberana” (Filón de Alejandría, De specialibus legis, III,87,244). Ciertamente, una vez pre-educados, es posible atender a la sabiduría soberana por la que crece la raza de Israel.

31.2. Esto prueba que la sabiduría es didáctica (o: es enseñable). Abraham la obtuvo, pasando de la contemplación de los fenómenos celestiales (cf. Gn 15,5) a la fe y a la justicia según Dios.

31.3. En cambio, Isaac significa “el autodidacta” (Filón de Alejandría, De plantatione, 40,169). Por eso se manifiesta como figura (týpos: prefiguración) de Cristo. (Isaac) mismo tuvo como única mujer a Rebeca, que significa constancia (o: paciencia; cf. Rm 9,10-11).

31.4. Se dice que Jacob tuvo relación con varias mujeres, y su nombre es interpretado como el “el que se ejercita” [asketés] (puesto que el ejercicio se consigue por medio de muchas y diversas doctrinas); por eso también recibe el nombre de Israel (cf. Gn 35,9), [es decir,] el de mirada penetrante (o: perspicaz; el que ve a Dios; cf. Gn 32,30) puesto que era hábil (o: astuto; muy experimentado) y capaz de ejercitarse (lit.: ejercitado).

31.5. Pero también podría tener lugar otra interpretación acerca de los tres patriarcas: que el sello de la gnosis es soberano, porque consta de naturaleza, aprendizaje y ejercicio.

31.6. Otra imagen de lo que hemos dicho podría ser Tamar, que sentada en la encrucijada y exhibiéndose en apariencia de ramera, a quien tomó el deseoso de saber, Judá (que significa el que puede), y que no dejaba nada sin descubrir y sin investigar, y “se desvió hacia ella” (Gn 38,16), sin dejar de confesar a Dios (o: salvando la confesión respecto a Dios).

Cristo es la Verdad

32.1. Por eso, también el mismo Abraham, estando celosa Sara porque Agar la superaba en honor, al elegir únicamente lo útil de la filosofía mundana, le dijo: “Mira, en tus manos está la esclava, haz con ella lo que te plazca” (Gn 16,6). Queriendo decir: “Me uno a la cultura mundana por ser más joven y esclava tuya, pero también amo y venero la ciencia que posees como perfecta señora de la casa.

32.2. “Y Sara la maltrató” (Gn 16,6) que equivale a: reprendió y corrigió (o: amonestó). Por cierto, rectamente se dice: “Hijo, no desprecies la enseñanza de Dios ni estés enojado cuando te corrija. Porque el Señor corrige al que ama, y aflige al que de verdad es hijo” (Pr 3,11-12; Hb 12,5-6).

32.3. Sin duda, estos mismos pasajes de la Escritura, examinados bajo otros aspectos, recuerdan la existencia de otros misterios.

32.4. Manifestamos, por tanto, abiertamente desde ahora que la filosofía consiste en la búsqueda de la verdad y de la naturaleza de los seres (esa verdad de la que dijo el Señor mismo: “Yo soy la verdad” [Jn 14,6]); y además, la educación preparatoria del descanso en Cristo ejercita el espíritu y despierta la inteligencia, generando la afición investigadora mediante la verdadera filosofía. Es la que han descubierto y tienen los iniciados, o mejor, la han recibido de la Verdad misma.