CUARTO DOMINGO DURANTE EL AÑO. Ciclo "B"

Jesús exorcizando un endemoniado. Hacia 1480. Vitral. Berlín, Alemania.

 

Salmo 94 (95)

ORANDO EL SALMO RESPONSORIAL

También ahora, como dice el Apóstol, está puesto un velo en la lectura del Antiguo Testamento y habla ahora Moisés con el rostro glorificado, pero nosotros no podemos contemplar la gloria que está en su rostro. No podemos porque todavía somos pueblo y no tenemos más interés ni más mérito que el resto del pueblo. En verdad, cuando el santo Apóstol dice: Este velo permanece en la lectura del Antiguo Testamento, semejante sentencia nos quitaría toda esperanza de comprenderlo si no hubiese añadido: Pero cuando uno se convierta al Señor, el velo será removido. La causa de que el velo sea removido se dice que es nuestra conversión al Señor. De ahí debemos deducir que, mientras no comprendamos cuanto leemos en las Escrituras divinas, mientras lo escrito permanezca oscuro y cerrado, [entonces] todavía no nos hemos convertido al Señor. Porque si estuviésemos convertidos al Señor, sin duda el velo habría sido removido (Orígenes, Homilía XII,1, sobre el Éxodo).

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA,

UNA Y OTRA VEZ:

{inspirando}

¡Ojalá, Señor!

{espirando}

¡Escuchemos hoy tu voz!

 

Leccionario: Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9

 

Liturgia de las Horas: Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9

 

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,

aclamemos a la Roca que nos salva!

¡Lleguemos hasta Él dándole gracias,

aclamemos con música al Señor!

 

¡Entren, inclinémonos para adorarlo!

¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!

Porque Él es nuestro Dios,

 y nosotros, el pueblo que Él apacienta,

las ovejas conducidas por su mano.

 

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:

“No endurezcan su corazón como en Meribá,

como en el día de Masá, en el desierto,

cuando sus padres me tentaron y provocaron,

aunque habían visto mis obras”. .

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

.

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. .

 

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» .

 

SUGERENCIA PARA LA JACULATORIA

¡No endurezcas el corazón! // ¡escucha la voz del Señor!,

ó

¡Ojalá, Señor!// ¡Escuchemos hoy tu voz!

 

NOTAS EXÉGETICAS AL SERVICIO DE LA LECTURA ORANTE

(a) Nuestro Salmo ha sido definido, -y como tal es utilizado tanto en la liturgia judía como en la cristiana-, como la Gran Invitación: EL INVITATORIO por excelencia, por antonomasia . Toda 'in-vita-ción', es un canto y una apuesta a la vida (vida = vita en latín); en este caso el convite, el envido, viene hecho por el Señor-Dios, y en-su-Nombre:

El ser humano está siempre “en camino”, -¡encaminándose!-, camino que marcha hacia adelante, avanzando sin retorno. Adán es tierra que sube, que asciende: creación que llega a estado de consciencia. Tierra que sabe de silencios y de cantos, cuando a cantar se anima...; tierra que se postra y adora; o…, blasfema. Siendo, al mismo tiempo, consciencia de toda la historia: de esta nuestra historia de bien y de mal. Ser humano por el cual Dios hace fiesta, cuando lo contempla cual síntesis viviente de lo creado. Pero por el cual se encoleriza e indigna; y hasta se arrepiente de haberlo creado, cuando, a causa de su corazón errabundo, no marcha por sus senderos escuchando HOY, su voz, su PALABRA: y que, de persistir en su errar, en sus errores, ciertamente no entrará en Su reposo.

(b) Las palabras iníciales Vengan, aclamemos al Señor...; entremos a su Presencia dándole gracias, con cantos, caracterizan a nuestro poema que empieza por una doble profesión de fe: fe en la acción creacional de Dios (vv. 3-5) y en la acción desplegada a lo largo de la historia de la salvación (v. 7), canto que se transforma en un oráculo profético que interpela a los escuchas, llamándolos a realizar un duro y exigente examen de conciencia (vv. 8-11). Viene evocado el acontecimiento central de la fe bíblica, el nacimiento de Israel en el desierto, luego de la liberación realizada por el Señor mediante el Éxodo y su Pascua; en esos comienzos Israel desplegó toda la paleta de sus rebeliones; el poeta cita en particular los episodios de Masá y Meribá narrados en Éxodo 17,1-7 y Números 20,2-13. Dios, entonces, asqueado de su pueblo, al que ama, lo amenaza: no entrarán en mi descanso, vale decir, en la Tierra de la Promesa; palabra que obró contra aquella generación y puede obrar contra toda generación, -¡la nuestra Hoy!-, si no escucha y no guarda memoria de las maravillas obradas por el Señor. El autor de Hebreos relee meditativamente nuestro salmo en los capítulos 3-4 de su carta, en una suerte de “midrash homilético” (Inspirado en Ravasi-Turoldo).

(c) La escucha de la Palabra es un acontecimiento siempre nuevo; es por eso mismo que el Deuteronomio insiste en que es “HOY” el momento en el que es necesario escuchar: Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que les enseño para que las pongan en práctica (Dt 4,1). La escucha es un acontecimiento perenemente nuevo: ¡toda vez que la palabra de Dios viene proclamada, todo debe transcurrir como aquella primera vez en que se la escuchó: el Señor, nuestro Dios, no ha establecido esta alianza con nuestros padres, sino con nosotros, los que estamos aquí hoy (Dt 5,2-3). La memoria histórica del primer “HOY” en el cual le fue dirigida la palabra a Israel sirve de paradigma permanente. La tradición hebrea pregunta: “¿cuándo es “hoy”?, y responde: “¡Hoy es el preciso instante en el cual escuchas/obedeces Su voz!”. La escucha es el “espacio-interior” de la presencia-comunión con Dios. La escucha “hoy”, es un acontecimiento que “crea” las condiciones de posibilidad de entrar en el tiempo de salvación ofrecido por el Señor, entrando en el Espacio de Dios = Tierra Prometida y en el Reposo de Dios: Tiempo-Prometido, Sábado eterno: esforcémonos por entrar en aquel descanso, para que ninguno caiga según el ejemplo de aquella rebeldía (Hb 4,11).

(d) En la teología del Deuteronomio encontramos la conjunción de “escuchar-obedecer”; “recordar-hacer memoria”; y “hoy-presencia-tiempo favorable”; vale decir una teología de la liturgia embrionaria [“in nuce”], la cual queda perfectamente reflejada en nuestro Salmo. Vale la pena repetir la cita que ponemos en cada una de las rumias sálmicas: «Los Padres espirituales, en la tradición del Deuteronomio y de los profetas, insisten en la oración como un “recuerdo de Dios”, un frecuente despertar la “memoria del corazón”: “Es necesario acordarse de Dios ms a menudo que de respirar”» (Catecismo de la Iglesia Católica 697).

En las citas de la Escritura, que vienen a continuación, subrayaremos, sobre todo, la teología del “hoy” tanto del Deuteronomio como del Evangelio de san Lucas.

(e) El versículo de Éxodo 24,7 es un texto fundacional y fundamental: podremos descubrirlo leyendo, más abajo, el midrash referido al ofrecimiento de la Torá a todos los pueblos y por último, a Israel. Lo importante será descubrir que la prioridad viene otorgada, tal como lo afirman Habacuc y Saulo de Tarso, a que el justo vive de la fe-confianza (Ha 2,4; Rm 1,17), es decir: teniendo plena confianza en el don gratuito de YHVH se vive/hace/realiza la Palabra sin previa averiguación de las exigencias de la Ley cuyo contenido/exigencias se conocerá(n) al escuchar(las) / obedecer(las), de ahí que el realizar/hacer/vivir, antecede al conocer, pues actúo con fe-confianza a Dios y, como consecuencia, en Dios… Las traducciones cristianas no siempre respetan ese orden y prefieren olvidarse del primer mandamiento tal como lo exponen los sabios de Israel: “El primer mandamiento es: ESCUCHA Israel…”; habiendo escuchado, sigue: “AMARÁS...”; AMOR que no es entendido como un imperativo, sino como un futuro-permanente: amarás-sin-jamás-dejar-de-amar; amarás HOY y SIEMPRE, en un eterno y permanente HOY. Las traducciones cristianas de nuestro verso, optan, por lo general, por circunscribir la escucha a la obediencia, dejando en la sombra el bíblico y paulino: la fe pro-viene de la [escucha de la] predicación (= fides ex auditu: Rm 10,17). 

 

 LA PALABRA EXPLICA LA PALABRA

Éxodo 24,7:

Traducción hecha según la entiende la tradición de Israel: todo lo que ha dicho el Señor lo haremos y lo escucharemos

El libro del Pueblo de Dios: Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho.

Biblia de Jerusalén (3ª ed.): el pueblo respondió: “Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho YHVH”.

Reina-Valera (1960): Haremos todas las cosas que JHVH ha dicho, y obedeceremos.

Biblia Latinoamericana: Respondieron: “Obedeceremos a YHVH y haremos todo lo que él pide”.

 “Hoy” en Lucas:

Lucas 2,11: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.

Lucas 4,21: Entonces [Jesús] comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”.

Lucas 5,26: Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: “Hoy hemos visto cosas maravillosas”.

Lucas 19,5 y 9: Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. (…) Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombres es un hijo de Abrahán”.

Lucas 23,41: [Jesús] le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.

“Hoy” en el Deuteronomio:

Deuteronomio 4,8: ¿qué gran nación tiene preceptos y costumbres tan justas como esta Ley que hoy promulgo en presencia de ustedes?

Deuteronomio 4,19-20: [En boca de Moisés al pueblo de Israel:] “cuando levantes los ojos hacia el cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todo el Ejército de los cielos, no te dejes seducir ni te postres para rendirles culto. Porque ellos son la parte que el Señor, tu Dios, ha dado a todos los pueblos que están bajo el cielo. A ustedes, en cambio, los tomó y los hizo salir de Egipto –ese horno donde se funde el hierro– para que fueran el pueblo de su herencia, como lo son en el día de hoy”. 

Deuteronomio 4,26-31: Yo les juro hoy, poniendo por testigos contra ustedes al cielo y a la tierra, que desaparecerán muy pronto del país que van a poseer cuando crucen el Jordán. No vivirán allí mucho tiempo, porque serán exterminados por completo: El Señor los dispersará entre los pueblos y no quedarán más que unos pocos, diseminados en medio de las naciones adonde él los conduzca. Allí ustedes servirán a dioses hechos por la mano de hombre, dioses de madera y de piedra, que no ven ni oyen, no comen ni sienten. Entonces buscarás al Señor, tu Dios, y lo encontrarás si lo buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. Y cuando estés angustiado, porque te habrán sucedido todas estas cosas –al cabo de los años– volverás al Señor, tu Dios, y lo escucharás. Porque el Señor, tu Dios, es un Dios misericordioso, que no te abandonará, ni te destruirá ni se olvidará de la alianza que estableció con tus padres mediante un juramento. (…) Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios –allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra– y no hay otro. Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Deuteronomio 5,2-3: El Señor, nuestro Dios, hizo una alianza con nosotros en el Horeb. No la hizo con nuestros padres, sino con nosotros, los que hoy estamos aquí, todos con vida.

Deuteronomio 5,23-27: Cuando oyeron la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía envuelta en llamas, todos ustedes, jefes de tribu y ancianos, se acercaron a mí. Y me dijeron? «El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz, que salía desde el fuego. Hoy hemos visto que Dios puede hablar con los hombres sin que por eso mueran. Pero ahora, ¿por qué tendremos que morir, consumidos por este gran fuego? Si seguimos escuchando la voz del Señor, nuestro Dios, seguramente moriremos. ¿Hay acaso algún hombre que pudo sobrevivir después de haber oído la voz del Dios viviente que le hablaba desde el fuego, como la hemos oído nosotros? Por eso, acércate y escucha lo que dice el Señor, nuestro Dios, y luego repítenos todo lo que él te diga. Nosotros lo escucharemos y lo haremos (cf. Ex 24,7).

1 Samuel 3,1. 10: El joven Samuel servía al Señor en la presencia de Elí. La palabra del Señor era rara en aquellos días, y la visión no era frecuente. (...) Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces: «¡Samuel, Samuel!». El respondió: «Habla, tu servidor escucha».

Salmo 2,7: Voy a proclamar el decreto del Señor: Él me ha dicho: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy” (junto con el Salmo 109 [110] matriz de la cristología en el NT[1]).

Salmo,77,56-58: Ellos tentaron a Dios Altísimo, y se rebelaron negándose a guardar sus preceptos: desertaron y traicionaron como sus padres, fallaron como un arco engañoso; con sus lugares altos lo irritaban, con sus ídolos provocaban sus celos.

Salmo 80,8-14: Clamaste en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti, ojalá me escuchases, Israel: “No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero, yo soy el Señor Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto. Abre la boca que te la llene”. Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado,para que anduviesen según sus antojos. Ojalá me escuchase mi pueblo, y caminase Israel por mi camino.

Salmo 105,13-15: Bien pronto olvidaron sus obras y no se fiaron de sus planes: ardían de avidez en el desierto y tentaron a Dios en la soledad; él les concedió lo que pedían, pero les mandó un cólico por su gula.

1 Corintios 8,4-6: Nadie es Dios más que uno; pues aunque hay los llamados dioses en el cielo o en la tierra -y de hecho hay numerosos dioses y numerosos señores-, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y existimos nosotros

Hebreos 3,12-19 y 4,1-11: Cuidado, hermanos que ninguno de ustedes tenga un corazón perverso e incrédulo, desertor del Dios vivo. Antes bien, anímense unos a otros cada día, mientras resuena ese “hoy”, para que nadie se endurezca seducido por el pecado. Porque si mantenemos firme hasta el fin nuestra posición del principio, somos compañeros del Mesías. Cuando dice; «Si hoy escuchan su voz, no endurezcan el corazón, como cuando lo irritaron», ¿quiénes, aunque oyeron, lo irritaron? Cierto, todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés. ¿Con quiénes se indignó durante cuarenta años? Cierto, con los pecadores, cuyos cadáveres cayeron en el desierto. ¿A quiénes juró que no entrarían en su descanso? A los rebeldes; y así vemos que por su incredulidad no pudieron entrar. Mientras está en pie la promesa de entrar en su descanso, seamos cautos, para que ninguno de ustedes resulte que queda rezagado; pues nos anunciaron la buena noticia lo mismo que a ellos. Pero el mensaje que oyeron no les valió, porque no se compenetraron por la fe con lo que oyeron. En el descanso entramos los que hemos creído, como queda dicho: «Juré enojado que no entrarán en mi descanso». Las tareas, por cierto, concluyeron con la creación del mundo, como se dice en un texto sobre el séptimo día: «El séptimo día descansó Dios de todas sus tareas»; y en este otro: «No entrarán en mi descanso». Ahora bien, como quedan algunos por entrar en él, y los que recibieron primero la buena noticia, por su rebeldía no entraron, señala otro día, un «hoy», pronunciando mucho después por medio de David el texto antes citado: «Si hoy escuchan su voz, no endurezcan el corazón». Si Josué les hubiera dado el descanso, no se hablaría después de otro día. Luego queda un descanso sabático para el pueblo de Dios. Uno que entró en su descanso, descansa de sus tareas, lo mismo que Dios de las suyas. Por tanto, esforcémonos por entrar en aquel descanso, para que ninguno caiga según el ejemplo de aquella rebeldía.

Mateo 7,24-27: Todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena». Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande».

Marcos 4,23: El que tenga oídos para oír que oiga.

Lucas 8,21: Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican.

 

DE LA TRADICIÓN DE ISRAEL

Midrash Tehillim (Comentario midráshico a los Salmos):

El Salmo 95[94] es el sexto de los once [90(89)-100(99)] que el midrash atribuye a Moisés[2] (falta la tribu de Simeón que queda excluida por lo consignado en Nm 25,1-15): Las bendiciones se corresponden con las hechas por Moisés en Dt 33.

El Sal 90 corresponde a Rubén, por el v.3: Tú reduces el hombre a polvo, y Tú dices: “arrepiéntete hijo del hombre”, referido al pecado y arrepentimiento de Rubén: cf. Gn 35,22 y Dt 33,6.

Sal 91 corresponde a Leví: que vive a la sombra del Altísimo.

Sal 92 corresponde a Judá, porque es bueno dar gracias al Señor, y cantar alabanzas, a tu Nombre, oh Altísimo (v.2), porque su mamá, Lía, al tenerlo, exclamó: “Esta vez alabaré al Señor”, y lo llamó Judá.

Sal 93 corresponde a Benjamín.

Sal 94 corresponde a Gad, cuyo profeta Elías, estaba lleno de celo justiciero por Dios

Finalmente el Sal 95 corresponde a Isacar, por ser una tribu destacada en sus alabanzas a su Santo Nombre: Vengan, alabemos al Señor, toquemos el shofar a la Roca que nos salva...

La praxis precede a la escucha: La aguda inteligencia espiritual de la exégesis rabínica de Ex 24,7 y Dt 5,27 ha considerado a ambos textos como una de las enseñanzas capitales acerca de la verdadera obediencia a la Torá. Esto ha dado lugar al nacimiento de midrashim, con multiplicidad de variantes. Podrían resumirse como sigue:

«El Señor-Dios ofreció su Ley a todos los otros pueblos del mundo, antes de ofrecérsela a Israel. Al preguntarles si estaban dispuestos a aceptarla, todos respondieron que querían conocer su contenido, para así tener previo conocimiento a qué se comprometían. Al conocer las exigencias se sintieron como aplastados por exigencias tan radicales y rechazaron el don de Dios. Únicamente Israel no puso ninguna exigencia previa de conocimiento, no quiso medir anticipadamente sus fuerzas, aceptando todo el riesgo de aquel don “sin descuentos”, y respondió: “lo haremos, sin antes conocer-escuchar”».

 Lo que el midrash pretende enseñar es que la verdadera obediencia a los mandamientos no se encuentra, tanto, en el conocimiento de los mandamientos, sino en la confianza y en el amor hacia quien, a través del don de sus mandamientos, quiere llevarnos a la plenitud de nuestra vida. Todo esto en perfecta sintonía con Jesús: Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos (Juan 14,15).

Talmud de Babilonia (Nezkin 99b): [Josué Ben Levi, habiéndose encontrado un día con el profeta Elías, le preguntó]: ¿cuándo vendrá el Mesías? (…) R. Josué fue a buscar al Mesías y [si bien escuchó su voz no lo vio, y] lo saludó:

-¡Salud a ti, mi maestro e instructor!

-Salud a ti, hijo de Levi.

-¿Cuándo vendrás?

-Hoy.

R Josué Ben Levi volvió junto al profeta Elías y le dijo (…):

-El Mesías me mintió, ya que me aseguró que vendría aquel mismo día y no lo hizo.

-Lo que él te quiso decir fue: Hoy, si ustedes escuchan mi voz (Sal 94.7).

Rashí: Al tercer mes de la salida de Egipto de los hijos de Israel, en este día [en hebreo: ba-yom ja-zé] llegaron al desierto del Sinaí (Ex 19,1) A lo que Rashí comenta: el texto debería haber dicho: “en aquel día”. ¿Cuál es el significado que se diga: “en este día”? Es para decirte que las palabras de la Torá deben ser siempre nuevas para ti, como si Dios las hubiese dicho HOY.

Radak (Rabí David Kimchí): Este poema es el Cántico de gracias ofrecido al día siguiente de la Redención.

An. Chouraqui: La tradición atribuye el salmo 89 (90) a Moisés. Rab y Samuel enseñan: cincuenta puertas fueron creadas por la sabiduría, y las llaves de todas menos una fueron entregadas a Moisés… La última llave le está reservada al Mesías.

Todos están invitados a la mesa de la vida [mi descanso = las delicias de la eternidad: Talmud, Sanedrín 110b]. El remordimiento de las revueltas y rebeldías de antaño, alimenta la gratitud y la fidelidad de “hoy”.

 

DE LA LITURGIA JUDÍA

La Kabalath Schabbath, es decir, la apertura-recepción del sábado [el equivalente a las primeras Vísperas], es introducida por una selección de salmos, comenzando por el 95(94), como invitatorio a la oración y a la obediencia, salmo que también es empleado con esa función por la liturgia católica (= Venite adoremus). Sigue el 96(95), que alaba al Señor como creador y como juez. El 97(96) que anuncia la alegría del reino de Dios, el salmo 98(97) vuelve a celebrar a Dios, como rey y juez del universo, y el 99(98), que proclama la santidad del reino de Dios. La conclusión queda a cargo del salmo 29(28), alabanza solemne de la gloria de Dios, cuya culminación: el v. 11, es usado con harta frecuencia en la liturgia sinagogal: El Señor da fuerza a su pueblo y lo bendice con la Paz. De modo que la palabra PAZ , por una parte, cierra esta serie de salmos, y por otra, abre la puerta a la paz/shalom del Shabbath … que a continuación entona el himno: “Ven, Bien-Amado, llama a tu prometida: -Lejá Dodí-, está inspirado en el Cantar de los Cantares, que precisamente es cantado por entero los viernes al atardecer en las comunidades sefarditas y jasídicas. Israel y el Sábado personifican a los amantes del Cantar, de modo que Heinrich Heine llamó a este poema un himno nupcial. Tengamos en cuenta que en hebreo es de género femenino (¡la sábado!). [Inspirado en Schalom Ben Chorin, Le judaïsme en prière - la liturgie de la Synagogue].

 

LOS MAESTROS DE LA FE NOS ILUMINAN

Orígenes: Intenta, también tú que me escuchas, tener tu propio pozo y tu manantial personal, para que también tú, cuando tomas en tus manos las Escrituras, te esfuerces por alcanzar en tu propio fondo alguna comprensión y de acuerdo a la enseñanza que has recibido en la iglesia, intenta beber de tu propia fuente.

Orígenes: Es claro que si somos negligentes para escuchar; si no ponemos interés para aprender y comprender, no sólo la Escritura de la Ley y los Profetas, sino también la de los apóstoles y la de los Evangelios, está cubierta para nosotros con un gran velo. Yo temo que por exceso de negligencia y nuestra estupidez de corazón, los libros divinos estén para nosotros no sólo velados, sino incluso sellados, de modo que: si se pone en la mano de un hombre que no conoce las letras un libro para que lo lea, diga que no sabe leer; si se pone en la mano de un hombre que conoce las letras, diga que está sellado. Donde se muestra que no sólo debemos aplicarnos con interés para aprender las Sagradas letras, sino incluso suplicar al Señor y conjurarlo día y noche, para que venga el Cordero de la tribu de Judá y El mismo, tornando el libro sellado, se digne abrirlo. Él es, en efecto, el que, abriendo las Escrituras, encendió los corazones de los discípulos de tal modo que dijeron: ¿Acaso no ardía nuestro corazón dentro de nosotros, cuando nos explicaba las Escrituras? Que Él mismo se digna también ahora explicarnos qué es lo que ha inspirado a su Apóstol para que diga: Pero el Señor es Espíritu; donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.

Orígenes: Durante cuarenta años me disgusté con aquella generación. Por eso les hice dar vueltas por el desierto, de modo que durante ese lapso los culpables muriesen y se multiplicaran sus hijos. Ellos no entendieron el misterio de mi plan de salvación, no quisieron ser fieles a su juramento, ni tampoco hacer penitencia; por eso no entraron en la tierra prometida a la que el salmo aquí llama reposo.

Atanasio de Alejandría: Son tres los reposos: el sábado carnal, la tierra prometida y el reposo de Dios (reposo del cielo) que es el de este salmo.

Gregorio de Nisa: Advertencia para los incrédulos. En el desierto, durante cuarenta años, mantuvieron la perversidad de su corazón; cuando el evangelio ofrecía la remisión de los pecados, la rechazaron. Habrían podido entrar en el reposo si hubieran escuchado la voz de aquel que vino a este “hoy” descendiendo desde su magnificencia eterna a nacer en el tiempo.

Gregorio de Nisa: [De hecho el Salterio] puede hacerse comprender no sólo de los varones perfectos que ya han purificado los sentidos del alma, sino también de las mujeres que, igualmente, pueden considerarlo como propio. Le aporta a los niños diversión y entretenimiento, mientras que hace de descanso y de bastón para los ancianos. Quien es maduro piensa que el Salterio constituye una enseñaza dirigida personalmente a él; quien, en cambio, se encuentra triste y ha sido alcanzado por la desventura, considera que esta gracia de la palabra de Dios va dirigida a él.

Gregorio Magno: Sé por experiencia que muchas cosas de la Escritura, que al escucharlas estando solo no lograba entender, pude comprenderlas al estar en medio de mis hermanos.

Jerónimo Presbítero: Aquellos que no pueden entrar son los que no creen (cf. Hb 3,12).

Casiodoro: Han visto con sus propios ojos las obras de Dios, pero no las han contemplado con el corazón y, por tanto, no llegaron a la fe.

Regla de San Benito: ESCUCHA [¡primera palabra de la Regla!]

ESCUCHA, oh hijo, los preceptos del maestro e inclina el oído de tu corazón; acoge de grado y cumple con eficacia la admonición del padre piadoso, a fin de que vuelvas por el trabajo de la escucha/obediencia a Aquel de quien te habías apartado por la desidia de la no-escucha/desobediencia. A ti, pues, se dirige ahora mi palabra, quienquiera que seas, que renunciando a tus propias voluntades, empuñas las fortísimas y esclarecidas armas de la escucha/obediencia, para militar bajo el verdadero rey, Cristo Señor.

Levantémonos, pues, de una vez a las excitaciones de la Escritura, que nos dice: Ya es hora de despertar. Y abiertos nuestros ojos a la luz deífica, escuchemos atónitos lo que a diario nos amonesta la voz divina que clama: Si oyen hoy su voz, no endurezcan sus corazones. Y también: El que tiene oídos para oír, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias. Y ¿qué dice? Vengan, hijos, escúchenme; les enseñaré el temor del Señor. Corran mientras tienen la luz de la vida, para que no os envuelvan las tinieblas de la muerte (Prólogo).

En el mencionado tiempo de invierno dígase en primer lugar tres veces el verso: Señor, abre mis labios, y mi boca anunciará tus alabanzas; al que se añadirá el salmo tercero y Gloria. Seguidamente el salmo noventa y cuatro con antífona, o al menos cantado (RB 9).

A la hora del Oficio divino, no bien se haya oído la señal, dejando todas las cosas que tuvieren entre manos, acudan con suma presteza, pero con gravedad, para no dar pábulo a la disipación. Nada, pues, se anteponga a la Obra de Dios. Si alguno llega a las Vigilias nocturnas después del Gloria del salmo noventa y cuatro -que por eso queremos que se diga demorándolo y con lentitud-, no ocupe su lugar en el coro, sino quédese el último de todos (RB 43).

 

¿COMES MUCHAS VECES POR DÍA?, ¡NO DEJES DE ALIMENTARTE CADA DÍA!

¡ ¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA, UNA Y OTRA VEZ:

{inspirando}

¡Ojalá, Señor!

{espirando}

¡Escuchemos hoy tu voz!

 



[1] El Salmo 2 es citado o aludido/evocado en los siguientes textos del NT: Hch 4,25-28; Mt 26,3-4; Mc 14,1; Lc 22,2; Hch 4,5; Ap 11,18; 19,19;  Hch 13,33; Hb 1,2-5; 5,5;  Mt 3,17; Mc 1,11; Lc 3,22; Mt 17,5; Mc 9,7; Lc 9,35; 2 P 1,17; Jn 1,49; Ap 21,7; Rm 1,4; Hb 1,2; Mt 4,8-9; Ap 2,26-27; 11,15; 12,5; 19,15; 2 Co 7,15; Flp 2,12.

[2] El primer Salmo de esta serie (89 [90]), tiene como v. 1: "Oración de Moisés, hombre de Dios". Con este poema comienza el cuarto libro del Salterio.