EPIFANÍA DEL SEÑOR

Adoración de los Magos. Siglo XIII. Mosoll, Cataluña, España.

 

Salmo 71 (72)

ORANDO [CON] EL SALMO RESPONSORIAL

El rótulo de este salmo se intitula Para Salomón. En él se dicen cosas que no pueden convenir a Salomón, rey de Israel según la carne, si se mira lo que de él narra la Escritura; lo cual perfectísimamente puede aplicarse a Cristo. De aquí que se asume, con razón, que el nombre de Salomón se adujo alegóricamente para que en él se entendiese Cristo. Salomón ciertamente significa pacífico; por tanto, tal palabra se adapta con toda verdad y propiedad a Aquel por cuya mediación, siendo enemigos, recibida la remisión de los pecados, nos reconciliamos con Dios. Pues, siendo enemigos -dice el Apóstol-, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo (Rm 5,10). También Él es aquel pacífico que hizo de ambos pueblos uno y que derribó el muro de división, la enemistad en la propia carne; que invalidó la ley de los mandamientos con decretos para crear en sí mismo a los dos en un solo hombre nuevo, haciendo las paces, y que al venir evangelizó paz a los de cerca y a los de lejos (Ef 2,14-17). Él mismo dice en el Evangelio: Mi paz les dejo, mi paz les doy (Jn 14,27) También por otros muchos testimonios se demuestra que el Señor Jesucristo es pacífico; pero no según la paz que conoce y busca este mundo, sino según aquella de la cual dice el profeta: Les daré alegría verdadera, paz sobre paz (57,19 LXX) es decir, que a la paz de la reconciliación añade la paz de la inmortalidad. Porque el mismo profeta Isaías lo dio a conocer donde dice: ¡Oh Señor, Dios nuestro!, danos la paz, pues nos diste todas las cosas (Is 26,12 LXX), que, después de todos los ofrecimientos que Dios prometió, debemos esperar la última paz, con la cual vivamos eternamente con Dios. La paz completa en absoluto tendrá lugar cuando sea destruida, como último enemigo, la muerte (1 Co 15,26). ¿Y en quién se cumplirá esto si no es en aquel Pacífico reconciliador nuestro? Pues así como todos mueren en Adán, así todos serán vivificados en Cristo (1 Co 15,22). Como hemos hallado al verdadero Salomón, es decir, al verdadero Pacífico, veamos a continuación qué nos enseña el salmo sobre Él (Agustín de Hipona, Exposición sobre el Salmo 71,1).

 

Leccionario: Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)

Leccionario de España: Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)

 

[De/para Salomón]

 

Concede, Señor, tu justicia al rey

y tu rectitud al descendiente de reyes,

para que gobierne a tu pueblo con justicia

y a tus pobres con rectitud.

 

Que en sus días florezca la justicia

y abunde la paz, mientras dure la luna;

que domine de un mar hasta el otro,

y desde el Río hasta los confines de la tierra.

 

Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas

le paguen tributo.

Que los reyes de Arabia y de Sabá

le traigan regalos;

que todos los reyes le rindan homenaje

y lo sirvan todas las naciones.

 

Porque Él librará al pobre que suplica

y al humilde que está desamparado.

Tendrá compasión del débil y del pobre,

y salvará la vida de los indigentes

 

[18 Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

el único que hace maravillas;

19 bendito por siempre su nombre glorioso,

que su gloria llene la tierra.

¡Amén, amén!

20: Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé]

 

 

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud.

 

Que en sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

que domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra.

 

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia

le ofrezcan sus dones;

que se postren ante él todos los reyes,

y que todos los pueblos le sirvan.

 

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

 él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres.

 

 

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA,

UNA Y OTRA VEZ:

{inspirando}

¡Pueblos todos!

{espirando}

¡alaben al Señor!

  

El ser humano no se mantiene en pie gracias a sus riquezas, ni debido a su sabiduría, ni menos aun, gracias a sus propias fuerzas.

¿Y, entonces, qué es lo que le permite mantenerse en pie?

¡Su oración!

(Midrash Tehillim 142,1)

  

SUGERENCIAS PARA LA ANT[IFONA>

¡Pueblos de la tierra! // ¡alaben al Señor!

¡Se postrarán ante ti, Señor! // ¡todos los pueblos de la tierra!

 

NOTAS EXÉGETICAS AL SERVICIO DE LA LECTURA ORANTE

(a) Junto a los salmos 2, 89, 110 el Salmo 72 constituyen la tetralogía clásica de los Salmos reales leídos en clave mesiánica, tanto por la tradición judía como por la cristiana. Detrás del rostro del joven rey que está por ser coronado, al cual se le augura un reino de justicia que dure muchos años, se perfila la faz del rey perfecto, el ‘consagrado’, el ‘mesías’, que sea verdaderamente un “juez-justo-para-los-pobres, que abatirá y pisoteará al opresor (v.4). Es precisamente desde esta perspectiva, ancha y gloriosa que los tonos encomiásticos y cortesanos de la himnodia monárquica se transforman en la esperada realidad del Mesías: su justicia será perfecta, su dominio universal, su reino eterno, el cosmos en pleno participará de la paz, el anhelado y célebre SHALOM que el v. 16 pinta con los rasgos agrícolas de un paraíso terrestre (las espigas de trigo ondularán abundantísimas hasta en las cumbres más altas). El himno, de una estructura harto refinada, ritmada por jaculatorias reales (vv. 5. 11. 17) termina con una bendición que fue agregada con posterioridad (vv. 18-19). Bendición que señala la culminación del Segundo Libro del Salterio (cuyo inicio es señalado por el Sal 42, abarcando hasta nuestro poema, el 72), de los cinco en que han sido divididos los 150 poemas davídicos, cual “pentateuco orante” que responde, con sus alabanzas, a la Palabra revelada en el Pentateuco (inspirado en Turoldo-Ravasi).

(b) Osty definió a este poema “como una de las joyas de la literatura de los salmos”.

Este Salmo trasunta la convicción que el rey es constituido por Dios garante del derecho y la justicia para con su pueblo. El Pueblo de Dios viene descrito bajo la categoría de pobres, humildes y desvalidos...: el Dios de la Alianza llevará a su culminación, mediante el rey-mesiánico, sus designios de salvación. La visión profética del salmo 72 no queda totalmente realizada con/en la primera venida de Jesús, en la humildad de la carne; los cristianos seguimos aguardando su venida en gloria de la cual la teofanía-Epifanía es un anticipo en el misterio. El mundo sigue estando lleno de tribulaciones e injusticias y también la Iglesia, si bien santificada por su Señor, sigue siendo una Iglesia de pecadores, siempre necesitada de reforma. El cristiano, atento y vigilante, aguarda con impaciencia y nostalgia la venida final de Cristo: “¡Maránatha, el Señor viene!” (1 Co 16,22; cf. Ap 22,20).

(c) Cuando se enfoca la lectura orante del Salterio teniendo en cuenta que es un verdadero Libro compuesto por los fieles (en hebreo: jasidim), , a partir de diversas colecciones, vemos que entre los 5 mini-libros que lo forman, el 2° libro comienza con una serie de salmos de Coré (Sal 41[42]-48[49]), el Sal 49 (50) es de Asaf (es decir, cambia el nombre del “autor”). Si seguimos hojeando el Salterio descubrimos que el “miserere”, el Sal 50(51) es atribuido a David -tal como lo habían sido los poemas del primer salterio davídico (3-40[41])-, atribución que prosigue hasta el final del 2° mini-libro del Salterio (42-72), cosa que pone ante nuestros ojos un “segundo salterio davídico”. El segundo Libro del Salterio comienza con una serie de salmos de los hijos de Coré y, mientras el Salmo 48 todavía es de los hijos de Coré, el Salmo 49 es de Asaf, cambiando el nombre del “autor”. Al seguir hojeando descubrimos que el Salmo 50 es atribuido a David y a partir de este punto en adelante, hasta la culminación de este Segundo Libro, todos los poemas vienen atribuidos a David, con lo cual obtenemos un “segundo salterio davídico”. Que nuestro Salmo Responsorial sea el último del 2° Libro se nota con toda claridad al tropezar el doble Amén, amén con el que culmina el v. 19. En la liturgia judía el “amén” equivale a un ponerle la firma por parte de los orantes, haciendo suyo y aceptando la responsabilidad del/de los textos que anteceden, al igual que lo experimentado con el solemne “Amén” con el que culmina la plegaria eucarística .Sigue una indicación suplementaria en el v. 20: Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé La indicación es bien precisa, de hecho en el Salterio existen indicaciones que usualmente se nos escapan. Prosiguiendo con nuestra lectura vemos que el tercer mini-libro del Salterio (73-89), junto con el 2°, tienen una disposición artística y coherentemente construida en forma de quiasmo, en la cual el 2° salterio davídico constituye su centro:

Coré----Asaf----David----Asaf----Coré

Salmos 42-49: Coré

Salmo 50: Asaf

Salmos 51-72: David

Salmos 73-83: Asaf

Salmos 84-88(89): Coré

 

Nuestro salmo responsorial hace parte de la última mini-colección del 2° salterio davídico, compuesta intencionalmente para darle “digno” remate, tal como puede observarse en el siguiente cuadro:

Salmo 68(69)

Salmo 69(70)

Salmo 70(71)

Salmo 71(72)

 

 

Sufrimiento de aquellos que se arriesgan seriamente, por amor a Dios

Oración de los “pobres de YHVH que esperan la salvación

Oración de un anciano (¿¡David!?) que espera confiado la salvación de Dios

Oración de “David” en favor del hijo = el Mesías mediador de bendición en favor de los pobres

 

 

Súplica individual

(v. 1: De David)

Súplica individual

(v. 1: De David)

Súplica individual

(v. 1:De David. LXX)

Salmo real, para la inauguración del reino

(v.1: Para Salomón)[1] [v. 20: Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.]

 

 

Nuestros 4 poemas podrían llevar por título: “en espera del Mesías, hijo de David, en tiempos de dificultad, persecución y opresión”. A su vez, nuestro Salmo empalma con el Sal 2, como pórtico y culminación del Primer (3-41) y Segundo Libro (42-72) del Salterio respectivamente[2].

 (d) Alusiones o citas de nuestro salmo en el NT:

72,1-2

72,2b

72,5b

 

72,10-11

72, 15b

72,17,

72,18

Juan 5,22-24

Hechos 17,31

Lucas 1,33

Mateo 22,2

Mateo 2,11

Apocalipsis 15,4

Mateo 24,14

Lucas 1,68

Apocalipsis 7,12

El Padre delega en el Hijo la potestad de juzgar...

Juzgará el mundo con justicia

Reinará en la Casa de Jacob y su reino no tendrá fin

El reino de los cielos es semejante a un Rey...

El homenaje y los dones de los magos

Este Evangelio será predicado en el mundo entero

Todas las naciones vendrán a adorar

Bendito sea el Señor, el Dios de Israel

Bendición, gloria, alabanza...

 

LA PALABRA EXPLICA LA PALABRA

Nota: Numerosos textos bíblicos son citados, a modo de referencia, tato en los textos que anteceden esta sección como en los que siguen. Consultándolos podrá completar el polifacético eco bíblico suscitado por nuestro poema.

Éxodo 15,16-18: Señor, mientras pasaba el pueblo que te habías comprado. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás.

1 Samuel 10,1. 24-25: Samuel tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl: Luego lo besó y dijo: “¡El Señor te ha ungido como jefe de su herencia!” Samuel dijo a todo el pueblo: “¿Vieron al que ha elegido el Señor? No hay nadie como él en todo el pueblo”. Y todo el pueblo lanzó una ovación, gritando: «¡Viva el rey!». Samuel expuso al pueblo el derecho de la realeza, y lo escribió en un libro que depositó delante del Señor.

2 Samuel 16,18-19: Yo estoy con aquel a quien ha elegido el Señor, y también esta gente y todos los hombres de Israel. ¡Con él me quedaré! Después de todo, ¿a quién voy a servir? ¿No es acaso a su hijo? Como estuve al servicio de tu padre, así te servirá a ti.

2 Samuel 7,12-16 : Sí, cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza. Él edificará una casa para mi Nombre, y yo afianzaré para siempre su trono real. Seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Si comete una falta, lo corregiré con varas y golpes, como lo hacen los hombres. Pero mi fidelidad no se retirará de él, como se la retiré a Saúl, al que aparté de tu presencia. Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y su trono será estable para siempre».

1 Reyes 3,5-14: En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: «Pídeme lo que quieras». Salomón respondió: “Tú has tratado a tu servidor, David, mi padre, con gran fidelidad, porque él caminó en tu presencia con lealtad, con justicia y rectitud de corazón; tú le has atestiguado esta gran fidelidad, dándole un hijo que hoy está sentado en su trono. Y ahora, Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede entonces a tu servidor un corazón que sepa escuchar, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?”. Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, y Dios le dijo: “Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti. Y también te doy aquello que no has pedido: tanta riqueza y gloria que no habrá nadie como tú entre los reyes, durante toda tu vida. Y si vas por mis caminos, observando mis preceptos y mis mandamientos, como lo hizo tu padre David, también te daré larga vida”.

2 Crónicas 19,6-7: [El rey Josafat] dijo a los jueces: “Miren bien lo que hacen, porque ustedes no deben juzgar en nombre de los hombres, sino del Señor, que está con ustedes cuando administran la justicia. ¡Que permanezca sobre ustedes el temor del Señor! Tengan mucho cuidado con lo que hacen, porque el Señor, nuestro Dios, no tolera la injusticia, ni la acepción de personas, ni el soborno”.

Isaías 11,1-5: Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor –y lo inspirará el temor del Señor–. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres de país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.

Isaías 60,1-6: ¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.

Salmo 2,6-8: “Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo”. Voy a proclamar el decreto del Señor: Él me ha dicho: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy (cf. Sal 89,27); pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra”.

Salmo 44,1-2. 4-8: Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey: mi lengua es ágil pluma de escribiente. Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo; cabalga victorioso, por la verdad y la justicia, tu diestra te enseñe a realizar proezas. Tu trono, oh Dios, permanece para siempre, cetro de rectitud es tu cetro real. Has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor tu Dios te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

Salmo 89,1-5. 15-16. 20-30: Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: “Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad”. –Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo: “Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades”. (...) Justicia y Derecho sostienen tu trono, [Señor] Misericordia y Fidelidad te preceden. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro. (...) Un día hablaste en visión a tus amigos: “He ceñido la corona a un héroe, he levantado a un soldado sobre el pueblo: encontré a David mi siervo y lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso; no lo engañará el enemigo ni los malvados lo humillarán; ante él desharé a sus adversarios y heriré a los que lo odian. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán, por mi nombre crecerá su poder: extenderé su izquierda hasta el mar y su derecha hasta el Gran Río. Él me invocará: “Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora” (cf. Sal 2,7), y yo lo nombraré mi primogénito, excelso entre los reyes de la tierra. Le mantendré eternamente mi favor y mi alianza con él será estable; le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo”.

Proverbios 8,15-16: Por mí reinan los reyes y los príncipes dan decretos justos. Por mí gobiernan los gobernantes y los nobles dan sentencias justas.

Proverbios 16,15: El rostro sereno del rey trae vida su favor es nube que trae lluvia (cf. Sal 72,6).

Proverbios 20,28: Misericordia y lealtad guardan al rey, la justicia asegura su trono.

Proverbios 29,14: Cuando un rey juzga lealmente a los desvalidos, su trono está firme por siempre.

Mateo 2,2-5. 7-11: Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. “En Belén de Judea” –le respondieron–. (...) Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.

Mateo 5,6. 9: Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Lucas 1,33: Reinará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.

Juan 5,20-24: El Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados. Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere. Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. 

Romanos 14,17: Después de todo el Reino de Dios no es cuestión de comida o de bebida, sino de justicia, de paz y de gozo en el Espíritu Santo.

1 Corintios 1,29-31: Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios. Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: “El que se gloría, que se gloríe en el Señor”.

Efesios 2,14-16: Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona.

Apocalipsis 15,3-4: Cantaban el canto de Moisés, el servidor de Dios, y el canto del Cordero, diciendo: “¡Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los pueblos! ¿Quién dejará de temerte, Señor, quién no alabará tu Nombre? Sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque se ha manifestado la justicia de tus actos”.

  

DE LA TRADICIÓN DE ISRAEL

Talmud de Babilonia (Shabat 119a): Rabí Yossi dijo: “¡Pueda yo ser de aquellos que hacen tres comidas el día de sábado!” ijo también: “¡Pueda yo ser de aquellos que recitan cada día el Hallel [egipcio, Sal 113-118] todo entero!” ¿Acaso no quedó establecido que aquel que todos los días recita [todo] el Hallel es un detractor y un blasfemo? -Ciertamente, pero en este caso estamos hablando de los versículos de [las] alabanzas [Sal 145-150][3].

Midrash Tehillim (interpretación homilética de los salmos)

¡Cuántas veces una persona correría el riesgo de salir de este mundo, si el Santo -¡bendito sea!- no hiciera en su favor prodigios para salvarlo! Pongamos, por ejemplo, que un hombre está acostado en su lecho y entra una serpiente. Está por levantarse y la serpiente se da cuenta; pero en el mismo instante en que va a apoyar su píe en tierra, la serpiente se pone en fuga. De modo que la persona ni siquiera sabe cuántos prodigios ha cumplido el Santo -¡bendito sea!- en su favor. ¿Y quién es capaz de saberlo? Bendito es el Señor, Dios de Israel, el solo/único que hace maravillas (Sal 72,18). ¿Acaso hay algún otro que obre junto con él, para que se diga que él los hace solo? Quiere decir más bien que sólo él sabe [la cantidad de] prodigios obrados, día a día, por él. Por eso David ha dicho: Cuántas maravillas has hecho, Señor Dios mío, cuántos planes en favor nuestro: nadie se te puede comparar. Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número (Sal 40,6). Dijo Rabí Aca: Nosotros somos incapaces de relatar/contar los prodigios que tú realizas. ¡No existe parangón posible a la alabanza que debemos tributarte!

KIMHI: Este canto de alabanza es pronunciado para el fin de los tiempos, en la reunión de todos los cautivos. El salmista canta bajo la inspiración del Santo Espíritu. Únicamente Dios reunirá a Israel de sus dispersiones. 

v. 19: Amén, amén: las palabras contenidas en este [2°] Libro no pasarán y todas se realizarán con verdad .

A. Chouraqui: Para Salomón (v. 1): el Rey de Paz, hijo de David; el Salmo, se interpreta tradicionalmente, desde una perspectiva escatológica, del reino del Rey-Mesías, del cual Salomón es una de las figuras (cf. aquí hay alguien más grande que Salomón).

El Segundo Libro del Salterio se abría con el exilio del alma (mi alma anhela los atrios del Señor...) y la dispersión/diáspora del pueblo; gracias al triunfo del justo sobre el réprobo/impío culmina con el reino del Rey de Paz.

 

DE LA LITURGIA JUDÍA 

El rezo de los salmos = PESUKE DE-ZIMRÁ[4]

La segunda parte de la oración de la mañana comienza con una bendición que recuerda todos los motivos para alabar a Dios:

Bendito el que lo ordenó y el mundo existió: Bendito Sea.

Bendito el autor de la creación.

Bendito el que ordena y ejecuta.

Bendito el que decreta y cumple.

Bendito el que se apiada de la tierra.

Bendito el que se apiada de las criaturas.

Bendito el que recompensa a los que le temen.

Bendito el que vive eternamente y existe para siempre.

Bendito el que redime y salva.

Bendito sea su nombre. Bendito eres, Señor, nuestro Dios, Rey del mundo, Dios Padre Misericordioso. Ensalzado por tu pueblo, alabado y glorificado por tus fieles y tus siervos. Con los cánticos de David, tu siervo, te alabaremos, Señor, nuestro Dios, con alabanzas y cánticos; te engrandeceremos, te ensalzaremos y te glorificaremos. Exaltaremos tu nombre y te proclamaremos nuestro Rey y nuestro Dios único y que vive eternamente, que tu gran nombre sea exaltado y glorificado, por siempre jamás.

Bendito eres tú, Señor, Rey glorificado en las alabanzas.

Después la lectura de 1 Cro 16,8-36 (cf. Sal 105,1-15; 96; 106), que acompañaba el sacrificio del Templo, se introduce el rezo de los Salmos que celebran la acción de Dios en la naturaleza y en la historia. Dios no sólo ha creado toda vida, sino que es la fuente que la mantiene en la existencia. Por eso la alabanza más alta que el hombre puede dirigirle es el Aleluya, que pone ritmo a los Salmos 145-150, el Hallel cotidiano, la alabanza del Nombre. El rezo de estos salmos se termina de la siguiente manera:

Bendito es el Señor por siempre. Amén, amén (Sal 41,14).

Bendito es el Señor desde Sión, el que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! (Sal 135,21).

Bendito es el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; Bendito el Nombre de su gloria para siempre. Toda la tierra está llena de su gloria. ¡Amén, amén! (Sal 72,18-19)

  

LOS MAESTROS DE LA FE NOS ILUMINAN

Orígenes: El río (v. 8) es el Jordán en el que Cristo fue bautizado recibiendo el testimonio del Padre. Es a partir de ahí que comenzó su predicación.

Atanasio de Alejandría: Este salmo anuncia la venida de Cristo y la vocación de los paganos. Cristo es el verdadero Salomón, el Pacífico que reúne a los dos pueblos derribando el muro de enemistad. [Cristo] rescata nuestras almas cancelando el documento en el que constaba nuestra deuda (cf. Col 2,14) y perdonando gratuitamente tanto la deuda de aquel que debía quinientos talentos lo mismo que la del que debía cincuenta.

Eusebio de Cesarea: Profecía de un Salvador, rey universal y por toda la eternidad. El inicio del salmo le atribuye los rasgos distintivos de Salomón, pero se trata del rey del que se habla en el salmo segundo: “constituido rey y consagrado por Dios” (cf. Sal 2,6).

Agustín de Hipona: Hace poco hemos celebrado el nacimiento del Señor; hoy celebramos su epifanía. Es éste un término griego que significa «manifestación» y tiene relación a lo que dice el Apóstol: Sin duda es grande el misterio de la piedad que se ha manifestado en la carne (1 Tm 3,16). Ambas fechas, pues, comportan una manifestación de Cristo. En la primera nació como hombre de una madre humana, aquel que desde siempre era Dios junto al Padre. Se manifestó en la carne a la carne, ya que la carne no podía verle cual era, en espíritu. Y en aquel día que recibe el nombre de Navidad le vieron los pastores judíos; en el día de hoy, que se denomina propiamente epifanía, es decir, manifestación, lo adoraron los magos paganos. Aquéllos recibieron el anuncio de los ángeles; éstos, de una estrella. Los ángeles moran en los cielos que los astros adornan; a unos y a otros narraron los cielos la gloria de Dios (cf. Sal 18,2). A ambos, judíos y paganos, les nació la piedra angular, para, como dice el Apóstol, hacer en sí mismo, de los dos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz, y transformar a los dos en un solo cuerpo para Dios por la cruz (Ef 2,11).

El final del salmo (v. 19) equivale a la invocación del Padre nuestro: Santificado sea tu Nombre (Mt 6,9).

Jerónimo, Presbítero: Te amaré, Señor, mi fuerza (Sal 17,2). Todo este salmo corresponde a Cristo, bajo la figura de David. E inclinó el cielo y descendió (17,10). Esto es lo que dice en otro salmo: Descenderá como lluvia sobre vellón (Sal 71,6). Porque se ofreció a nosotros humilde y oculto y latente en forma de siervo.

Para Salomón (Sal 71,1). También este salmo se refiere propiamente a Cristo, puesto que Salomón es pacífico y pacífico es Cristo. Permanece con el sol ante la luna, de generación en generación (71,5). Si se entiende este salmo sobre Salomón, esto no puede sustentarse completamente, porque Salomón no permaneció ni con el sol ni con la luna, pero si queremos entenderlo de Cristo, se debe investigar cómo Cristo no tiene fin cuando se dice que el sol, la luna y todas las cosas envejecen y pasan.

Juan Casiano: También debemos saber que nuestros ancianos, que estimaron tener que añadir aquella celebración matutina, no alteraron nada del antiguo orden de los salmos: la despedida de la asamblea se hace allí del mismo modo que antes en las reuniones nocturnas. En efecto, los himnos que en esta región están reservados para la celebración matutina, ellos los cantan también hoy del mismo modo al final de las vigilias nocturnas, que suelen terminarse después del canto del gallo y antes de la aurora. Se trata del salmo 148, cuyo comienzo es: Alaben al Señor en el cielo (Sal 148,1), y lo demás que sigue [Sal 149-150].

Casiodoro: El Antiguo Testamento está preñado del Nuevo. En todo este salmo el profeta anuncia la venida del Señor hablando tanto de su humanidad como de su divinidad.

(v. 2): Pobres en Dios son aquellos que abandonando toda soberbia mundana, se abandonan completamente a la humildad. Si un pobre es orgulloso, no es un pobre en Dios, y si un rico ama la humildad, no es un rico de este mundo. Es el querer y la voluntad aquello que discierne y no una etiqueta.

(v. 3): Cristo es nuestra paz porque nos reconcilia con Dios y es justicia porque juzgará al mundo.

(v. 5): La humanidad santa de Cristo estará unida al Verbo por toda la eternidad, se sentará con él a la derecha del Padre. El sol es el Hijo de Dios, Verbo del Padre. La luna es la Iglesia. La luna es la imagen de la Iglesia porque no brilla con luz propia, sino que recibe la luz del sol. La Iglesia aparenta disminuir, como la luna, durante las persecuciones; luego, cuando vuelve la paz, vuelve a mostrar todo su resplandor.

(v. 7): Hasta que falte la luna: es el tiempo en el cual la Iglesia seguirá creciendo, hasta que se haya completado el número de los elegidos.

(v. 10): Los reyes de Tarsis y los reyes de Arabia y de Saba se ofrecerán a sí mismos, ya que los sacrificios de animales cesaron con la venida del Señor.

(v. 15): Ese ‘¡que viva!’ sirve para indicar su reino eterno. Responde a la fórmula frecuente en el Antiguo Testamento: ¡Viva el Señor! Por tanto Cristo vive de esta singular bienaventuranza, de la cual solamente goza la Trinidad. Se habla del oro de Arabia porque es el más puro de todos.

(v. 17): Es la promesa hecha a Abrahán: En tu descendencia se bendecirán todas las razas de la tierra (Gn 22,18). Agrega ‘todos los pueblos’ para subrayar aun más la universalidad.

Regula Benedicti: En los días ordinarios celébrese la solemnidad de Laudes de este modo: dígase el salmo 66 sin antífona, demorándolo un poco, como el domingo. (...) Sigan después los Laudate [Sal 148-150], luego una lectura del Apóstol que se ha de recitar de memoria, el responsorio, el himno, el verso, el cántico del Evangelio, la letanía, y así se concluye.

Regla de Aureliano de Arlés: (...) digan los [salmos] canónicos, es decir, en primer lugar un cántico con antífona, después, en directo, Sal 42, luego Sal 62, Alaba alma mía al Señor (Sal 145), Alaben al Señor ya que el salmo es bueno (Sal 146), Alaba al Señor Jerusalén (Sal 147), y luego Alaben al Señor en el cielo (Sal 148), Canten al Señor un cántico nuevo (Sal 149), Alaben al Señor en su santuario (Sal 150). (...) Hágase así todos los días.

 

ORACIONES SÁLMICAS

No desprecies, Señor, la vida de tus pobres, que Cristo Jesús nos proteja, y en la tierra domine de mar a mar (Serie A).

Oh Emanuel, rey de paz y de justicia: libra al hombre de la tentación de la violencia y de la opresión, a fin de que, acogiendo la buena nueva, todos los pueblos recuperen su dignidad de hijos de Dios (Serie B).

No desprecies, Señor, la suerte de tus pobres: y que Aquel que fue cantado por el profeta [David], nos libre del poder del tirano; que reine sobre nosotros, de un extremo al otro de la tierra, Jesucristo, nuestro Dios (Serie Africana).

Te rogamos, Dios todopoderoso, invocando tu nombre, bendito desde antes de los siglos: después de haber humillado al Calumniador, concede a tu pueblo la justicia y la paz (Serie Romana).

Señor, tú nombre existe desde antes aun de que existiera el sol, ya que a lo largo de los días tu no sufres ni incremento ni ocaso; increado, tú eres el creador del universo; nacido de una criatura inmaculada, das vida a todas las cosas. Salva a los hijos de los pobres, tú que eres el Señor de los ángeles; y que adoptaste la naturaleza de los mortales, concédenos vivir por siglos eternos (Serie Hispana).

 

¿COMES MUCHAS VECES POR DÍA?, ¡NO DEJES DE ALIMENTARTE CADA DÍA!

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA, 

UNA Y OTRA VEZ:

{inspirando}

¡Pueblos todos!

{espirando}

¡alaben al Señor!

 



[1] En los títulos tradicionales de los salmos, el "l" hebreo (= "de" ) puede significar tanto: "de" Salomón, David, Coré, etc, como igualmente: "para" Salomón, David, Asaf, etc.

[2] Ya Eusebio de Cesarea se había dado cuenta de ello. Cf. más abajo.

[3] En el siglo 2° era una buena costumbre recitar las "alabanzas" (en latín se los conocerá traducido por salmos 'laudate'), pero aun no obligatoria. Cf. M. Millard: http://www.bibelwissenschaft.de/stichwort/20353/.

[4] PESUKE DE-ZIMRÁ = versículos de cantos: son los salmos que se rezan para prepararse a la oración de la mañana.