DOMINGO 29º DURANTE EL AÑO. Ciclo "B"
Jesús lava los pies a sus discípulos. Ícono de la Iglesia Etíope Ortodoxa.
Salmo 32 (33):
ORANDO [CON] EL SALMO RESPONSORIAL
Cántenle un cántico nuevo. Despójense de la vejez, ya que han conocido el cántico nuevo. Nuevo hombre, nuevo Testamento, nuevo cántico. No pertenece a los hombres vetustos el cántico nuevo; éste sólo lo aprenden los hombres nuevos que han sido renovados de la vejez por la gracia, y que pertenecen ya al Nuevo Testamento, el cual es el reino de los cielos. Por él suspira todo nuestro amor y canta el cántico nuevo. Cante cántico nuevo, no la lengua, sino la vida. Cántenle un cántico nuevo; cántenlo bien. Cada uno pregunta cómo ha de cantar a Dios. Cántenle, pero no mal. Canta bien, ¡oh hermano! Si tiemblas cantar, sin conocimiento alguno musical, ante un buen oyente músico, por no desagradar al artista, ¿quién se ofrecerá a cantar bien a Dios, que como excelente músico oye, juzga del cantor y examina todas las salmodias? ¿Cuándo podrás brindar tan depurada maestría en el canto que no desagrades en nada a oídos tan perfectos? He aquí que Él mismo te da el módulo para cantar: no busques palabras como si pudieras explicar de qué modo se deleita Dios. Canta con regocijo, ya que cantar bien a Dios es cantar con regocijo. ¿Qué significa cantar con regocijo? Entender, porque no puede explicarse mediante palabras lo que se canta en el corazón. Así, pues, los que cantan ya sea en la cosecha, o en la vendimia, o en algún trabajo duro o exigente, cuando comienzan a llenarse de alegría por las palabras de los cánticos, estando ya como llenos de tanta alegría, no pudiendo ya explicitarla con palabras, se comen las sílabas de las palabras y se entregan al canto del regocijo. El júbilo es cierto cántico o sonido con el cual se significa que da a luz el corazón lo que no puede decir o expresar en palabras. ¿Y a quién conviene esta alegría sino al Dios inefable? Es inefable/inexpresable Aquel a quien no puedes dar a conocer, y si no puedes darlo a conocer y no debes callar, ¿qué queda sino que te regocijes, para que se alegre el corazón sin palabras y no tenga límites de sílabas la amplitud del gozo? Cántenle bien con regocijo (Agustín de Hipona, Comentario al Salmo 32,II, Sermón 1,8).
Leccionario: Salmo 32,4-5. 18-19. 20. 22 | Liturgia de las Horas: Salmo 32,4-5. 18-19. 20. 22 |
4 La palabra del Señor es recta y él obra siempre con lealtad; 5 él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor.
18 Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, 19 para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia.
20 Nuestra alma espera en el Señor; él es nuestra ayuda y nuestro escudo. 22 Señor, que tu amor descienda sobre nosotros, conforme a la esperanza que tenemos en ti. |
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. |
El ser humano no se mantiene en pie gracias a sus riquezas, ni por su sabiduría, ni menos aun, gracias a sus propias fuerzas.
¿Y, entonces, qué es lo que le permite mantenerse en pie?
¡Su oración!
(Midrash Tehillim 142,1)
¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA,
UNA Y OTRA VEZ:
{inspirando}
¡Señor! | {espirando}
¡envíanos tu misericordia! |
SUGERENCIAS PARA LA JACULATORIA
¡Señor, que tu amor! //¡descienda sobre nosotros!
ó:
¡Que tu misericordia, Señor! // ¡venga sobre nosotros!
NOTAS EXÉGETICAS AL SERVICIO DE LA LECTURA ORANTE
(a) El hombre en la Biblia jamás ve el universo como una realidad «natural» sino como realidad «creada», En él descubre el signo de una palabra suprema y eficaz, la del Creador. Nuestro salmo expresa líricamente esta tesis teológica a través de un himno a la palabra divina y creadora, a su acción en el cosmos, y a la palabra divina providente, y a su accionar en la historia. Esta ovación coral sube de la tierra como respuesta reconocida del fiel que contempla la obra admirable que Dios entreteje con el caos de la materia y del tiempo. El poema se sustenta en la clásica simbología cósmica: los cielos son una especie de cúpula metálica extendida-construida por Dios, los mares se encuentran recogidos en unos contenedores inmensos, de modo de no poner en peligro el esplendor de la tierra firme, los abismos, junto con sus aguas están encerradas en un odre.... Aquel que se apoya en el Creador no tiene porque temer al caos cósmico ni a las «armadas invisibles» de la historia: con él se alegra nuestro corazón, en su santo Nombre confiamos (v. 21) [adaptado de Turoldo-Ravasi].
(b) ) Echemos una mirada a nuestro poema como parte integrante de ese verdadero libro que es el Salterio: después de la unidad de composición de los Sal 15-24, estructurada en forma concéntrica, teniendo en su vértice un himno (Sal 19), encontramos, en el primero de los cinco Libros del Salterio (Sal 3-41) otra composición que tiene en sus extremos dos salmos alfabéticos (Sal 25 y 34)[1] y en su centro nuevamente un himno (Sal 29), precedido por tres súplicas (Sal 26; 27; 28) y seguido por tres salmos de acción de gracias (Sal 30; 31; 32), con el agregado de un canto de alabanza (Sal 33 el único de toda esta serie que en el TM no tiene título).
(c) Nuestra unidad (Sal 25-34), tiene por tema el reino de YHVH. En su centro el Sal 29 canta al reino de YHVH desde su templo santo (cf. 29,9-10). Notemos que se retoma el tema del diluvio (YHVH tiene su trono por encima del diluvio, Sal 29,10), lo que enlaza con el Sal 14. El tema del templo estaba ya presente, en la segunda unidad compositiva, en la liturgia de ingreso del Sal 15 y en los Sal 22-24. La afirmación del reino de YHVH forma un contraste con la del reino del ungido/mesías de la segunda unidad. El reino de “David” es claramente subordinado al de YHVH. Este recibe en la tercera unidad compositiva una coloración colectiva y no violenta, pero no puede decirse que la esperanza en el mesías esté ausente. En el Sal 33 se presentan los dos reyes, uno a lado del otro (Feliz la nación que tiene a YHWH como Dios, v. 12; El rey no es salvado por una gran fuerza, v. 16). No es sin motivo que la unidad se concluye con la acción de gracias de los Sal 32-34. Tal acción de gracias vale para las dos unidades compositivas de los Sal 15-24 y 25-34, estrechamente relacionadas entre sí a través de las instituciones de salvación del pueblo de Dios: el rey, la ley, el templo. Nuestro Salmo responsorial es el que corona ambas series. Se descubre en el entramado de estos salmos a un grupo que se empeña en afirmar la verdadera identidad del Señor y de Israel cantada en el Sal 29. Son los «pobres», los «humildes», aquellos que «temen al Señor», los «santos», los «fieles» (Sal 34; cf. Sal 25). Es un grupo que ayuda a toda la comunidad de Israel a percibirse como un pueblo «siervo del Señor», liberado y enviado en medio de las naciones enemigas. Nada debe temer, porque aquel que se refugia en él no será condenado (Sal 34,23) [inspirado en G. Barbiero].
(d) Esta colección de 10 salmos reconoce en la fe en YHVH , único Dios el “corazón de la comunidad “pobre de Israel:
24 acróstico alfabético sapiencial = instrucción sobre la confianza
25 oración de un justo inocente (el camino de la vida, el refugio en el templo, el pecado)
26 súplica llena de confianza, con exhortación final: espera en el Señor
27 súplica de quien desciende a la fosa/abismo
28 teofanía = YHVH se manifiesta como rey del mundo y salvador de Israel
29 acción de gracias de alguien que sube del abismo/fosa
30 acción de gracias con exhortación: sean fuertes y valientes de corazón
31 oración de un pecador perdonado (el camino de la vida, el refugio en el templo, el pecado)
32 himno “nuevo y sapiencial de los justos, agradecidos por la renovación de la alianza
33 acróstico sapiencial = instrucción acerca del sufrimiento y la salvación
Salmos (24–33): poemas acerca de la verdadera identidad de YHVH e Israel:
24 Súplica – salmo alfabético
25 súplica deseo del encuentro con Dios y gran confianza en Él
26 súplica
27 súplica
28 centro: himno teofanía
29 acción de gracias respuesta de YHVH al deseo y manifestación de su bondad
30 acción de gracias
31 acción de gracias
32 oración de alabanza (nuestro salmo responsorial)
33 Acción de gracias - salmo alfabético.
(e) Citas o alusiones a nuestro salmo en el Nuevo Testamento:
32,2 Ef 5,19 32,3 Ap 5,9; 14,3 32,6 Hb 1,1-3; Jn 1,3 2 Ts 2,8 | Den gracias a Dios Canten un cántico nuevo Todo ha sido hecho por su palabra El aliento de vida |
LA PALABRA EXPLICA LA PALABRA
Nota: Numerosos textos bíblicos son citados, a modo de referencia, tanto en los textos que anteceden esta sección como en los que siguen. Consultándolos podrá completar el polifacético eco bíblico suscitado por nuestro poema.
Proverbios 19,21: Hay muchos proyectos en el corazón del hombre, pero sólo se realiza el designio del Señor.
Isaías 55,8-9: Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes.
Mateo 18,20: Allí donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos[2] .
Juan 1,3: Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
Romanos 12,1-2: Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Efesios 4,22-24: De [Cristo Jesús] aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la concupiscencia, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad.
Efesios 5,19-20: Cuando se reúnan, reciten salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y celebrando al Señor de todo corazón. Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
2 Tesalonicenses 2,8: (...)entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca y aniquilará con el resplandor de su Venida.
Hebreos 1,1-3: Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo. Él es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. Él sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo.
Apocalipsis 5,8-9: Cuando el Cordero tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante él. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los Santos, y cantaban un canto nuevo, diciendo: “Tú eres digno de tomar el libro y de romper los sellos, porque has sido inmolado, y por medio de tu Sangre, has rescatado para Dios a hombres de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones”.
Apocalipsis 14,1-3: Después vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre. Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas: los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.
DE LA TRADICIÓN DE ISRAEL
Talmud (bShabbat 30b) La Shequiná reposa sobre un hombre únicamente cuando está alegre..., como está escrito: Mientras el tocador de arpa arpegiaba cantando la mano del Señor estuvo sobre Eliseo (2 R 3,15).
MidrashTehillim (Comentario homilético a los salmos):
Salmo 33,1 (v. 1): Alaben justos al Eterno, a los rectos les corresponde la alabanza. Esto es lo que dice la Escritura: Tus labios gotean miel, Oh novia (Ct 4,11). El Santo, -¡bendito sea!-, habla: Me encanta escuchar tu voz, puede estar llena de júbilo, o alabar; ¡no retengas tu voz! ¿Por qué? Porque tu voz es suave (Ct 2,14). Ellos, [los israelitas] hablan: Mira, Jacob se queja y lamenta. Habla Dios: ¿De quién? No de mí. Para mí es una alegría, ya sea que se queje y lamente o alabe, tal como dice: laméntese sobre Jacob, eso da alegría (Jr 31,7), y también dice: Tus labios gotean miel, Oh novia. Lo ves: con tus labios, con tu lengua, pues está dicho: Miel y leche tienes bajo tu lengua (Ct 4,11); con tu paladar, pues está escrito: Y tu paladar[3] es más delicioso que el buen vino (cf. Ct 4,10); con tu garganta, pues se dice: glorifiquen a Dios con sus gargantas (Sal 149,6). Todos alaban, alaban los justos, tal como dice: el júbilo de los malvados acaba pronto y la alegría del impío dura sólo un instante (Jb 20,5).
¿Qué está escrito de lo ocurrido en los días del rey Salomón? Todos los israelitas, al ver que bajaba el fuego y que la gloria del Señor se posaba sobre la Casa, se postraron con el rostro en tierra sobre el pavimento, mientras adoraban y celebraban al Señor, “porque es bueno, porque es eterno su amor”. (2 Cro 7,3). Por eso dice: alaben, justos, en el Eterno. Todo alabe en su presencia, cielo y tierra, sol y luna, astros y ángeles, tal como está escrito: Alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos; alábenlo, sol y luna, alábenlo, estrellas lucientes (Sal 148,2-3). Y si bien todo alaba en su presencia, le es especialmente agradable la alabanza de los justos e intachables: Alábenlo con la cítara, alábenlo con el arpa de diez cuerdas (v. 3). Alábenlo con un cántico nuevo, pues ha creado algo nuevo, ya que abandonó el cielo, y trajo la Shequiná[4] para habitar en nuestra tierra, como está escrito: constrúyanme un Santuario para que habite en medio de ellos (Ex 25,8).
D. Kimchi (RADAK): Alaben al Señor con la cítara. Es así porque los instrumentos musicales contribuyen a elevar el alma del sabio.
V. 6: Uno de los beneficios divinos consiste en el hecho de que Él, según su sabio decreto, ha atribuido a las creaturas el mayor grado posible de bondad, como está dicho: Dios vio todo lo que había hecho y era cosa muy buena (Gn 1,31).
A. Chouraqui: Liberada de su servidumbre, el alma puede, por fin, concebir el plan de Dios, su reinado sobre la creación toda entera, su providencia sobre los seres que le conocen. Arquitectura profunda de las profundidades escondidas; arquitectura profunda de los silencios clausurados, de una inteligencia esclarecida al ritmo de los mundos.
LOS MAESTROS DE LA FE NOS ILUMINAN
Atanasio de Alejandría: Tocante al oficio profético casi cada salmo habla de la venida del Salvador, y de que aquel que debía venir, sería Dios, así se expresa el salmo 49: El Señor nuestro Dios vendrá manifiestamente, y no se callará (Sal 49,2-3); y el salmo 117: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Nosotros los hemos bendecido desde la casa del Señor; el Señor (es) Dios y él se nos manifestó (Sal 117,26-27). De que Él sería el Verbo del Padre, lo canta el 106: Él envió su Verbo y los curó, los salvó de sus corrupciones (Sal 106,20). El Dios que viene es él mismo el Verbo enviado. Sabiendo que este Verbo es el Hijo de Dios, hace decir al Padre en el salmo 44: Mi corazón ha proferido un Verbo bueno (Sal 44,1), y también en el salmo 109: De mi seno antes de la aurora yo te he engendrado (Sal 109,3). ¿Quién puede decirse engendrado por el Padre, sino su Verbo y su Sabiduría?. Sabiendo que es a él al que el Padre decía: Que sea la luz, y el firmamento y todas las cosas (cf. Gn 1,3 ss.), el libro de los Salmos también contiene palabras similares: El Verbo del Señor afianzó los cielos y por el Espíritu de su boca toda su potencia (Sal 32,6).
Cirilo de Alejandría: Un canto nuevo es la vida nueva.
Basilio de Cesaréa: Los cielos fueron creados por el Verbo de Dios, y por el Espíritu de su boca todos sus ‘poderes’/’virtudes[5] (Sal 32,6 LXX) Es evidente que aquí por “Verbo” no se entiende el hablar común y corriente, formado por sonidos y palabras, ni tampoco por ‘Espíritu’/’Hálito se entiende “el vapor diseminado por el aire”. Sino que debe entenderse que se trata de aquel Verbo que desde el principio estaba junto a Dios (Jn 1,1), y del Espíritu Santo, que recibe y tiene para sí esa denominación. Así como el Verbo creador consolidó el cielo, el Espíritu que viene de Dios, que procede del Padre (es decir que proviene de su boca, para que tú no lo pienses como algo externo y como una creatura, sino que lo glorifiques como aquel que tiene la substancia de Dios) allí reúne todos sus ‘poderes’. Por tanto todo poder/toda virtud celestial fue consolidado/da por el Espíritu, como la fortaleza, la solidez y la constancia en la santificación y en toda virtud/todo poder que tiene referencia a las sagradas potestades [angélicas], que proviene de la ayuda/auxilio del Espíritu. Aquí, entonces, está escrito Espíritu de su boca. En otros lugares, en cambio, encontraremos Verbo de su boca, para que se entienda que [tanto] el Salvador [como] el Espíritu Santo, proceden del Padre. Siendo por tanto el Salvador, Verbo de su boca y el Espíritu Santo, Espíritu de su boca, ambos contribuyen a la creación de los cielos y de las potestades angélicas. (...) De hecho nada puede santificarse sino por la presencia del Espíritu. De modo que el Verbo demiurgo, creador de todo, estaba en las bases de la creación de los ángeles y el Espíritu Santo les confería la santificación.
Gregorio de Nisa: El Salmo ordena alabar a aquel que desde el cielo bajó a la tierra, cuando dice: Alaben justos al Señor (Sal 32,1), es decir por aquel que lo gobierna todo, el cual lleva todo del no-ser al ser (...), pues este el significado de las palabras divinas: él lo dijo, y fueron hechas, lo ordenó, y fueron creadas (Sal 32,9).
Hilario de Poitiers: ¿Acaso la preparación del cielo está para Dios dentro del tiempo (...)? Pero otra es la opinión del profeta [David] acerca de las acciones de Dios cuando dice: Con la Palabra de Dios han sido asentados los cielos, con el Espíritu de su boca todo su poder (cf. Sal 32,6).
Ambrosio de Milán: Dejando asentado que al principio Dios creó el cielo y la tierra (Gn 1,2); es decir (...) que Dios creó por medio del Hijo, pues todo ha sido hecho por Él y sin Él nada ha sido hecho (Jn 1,3), restaba el perfeccionamiento de la creación en el Espíritu, como está escrito: Por el Verbo del Señor fueron formados los cielos y por el Espíritu de su boca toda su potencia (Sal 32,6). Por tanto, así como del salmo conocemos la acción de la Palabra, que es el Verbo de Dios, y la potencia conferida por el Espíritu Santo, del mismo modo aquí [en Génesis 1] resuena el anuncio inspirado que Dios dijo y Dios creó.
Jerónimo Presbítero: Todo fue creado por Él y sin Él no habría podido crearse nada de cuanto ha sido creado (Jn 1,3) (...) La interpretación es la siguiente: “Todo fue creado por Él y sin Él nada hubiera sido creado sin su concurso. Ahora bien el Espíritu Santo no ha sido creado y por eso no le debe a Él su existencia. En efecto, el Espíritu Santo, que lo creó todo, no fue, sin embargo, creado por el Señor. Por la Palabra del Señor adquirieron entidad los cielos y por el Espíritu de su boca todas sus potestades (Sal 32,6). Ves que son dos los creadores. Dejo a un lado al Padre, pues sobre Él no cabe duda alguna. Ahora bien en este versículo se hace alusión a las tres personas (...) En este versículo [del Salmo], pues se pone claramente de manifiesto que tanto el Padre, como el Hijo, como el Espíritu Santo fueron los creadores de todo el universo.
Regla de san Benito: Y el Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige este llamado, dice de nuevo: ¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices? (Sal 33,13). Si tú, al oírlo, respondes “Yo”, Dios te dice: “Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela (Sal 33,14-15). Y si hacen esto, pondré mis ojos sobre ustedes (cf. Sal 32,18), y mis oídos oirán sus preces, y antes de que me invoquen les diré: Aquí estoy”. ¿Qué cosa más dulce para nosotros, carísimos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita? Vean cómo el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.
ORACIONES SÁLMICAS
Señor Dios que en Cristo primogénito de todas las cosas has creado todo por amor y por Él que es la cabeza de toda la iglesia, realizas continuamente los proyectos de tu corazón: haz del pueblo que elegiste el testigo de tu santidad entre las naciones, para que canten tus alabanzas de generación en generación. Amén (Serie A).
Señor que desde el cielo miras a los hombres y comprendes los corazones que Tú has moldeado: derrama sobre la tierra la plenitud de tu gracia, para saciar el hambre de cuantos esperan en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén (Serie B).
Apacienta, Señor, a tu pueblo, hambriento de tu palabra, y arranca nuestras vidas de la muerte y del pecado, de modo que saciados por tu misericordia merezcamos, gracias a tu generosidad, ser contados entre los justos (Serie Romana).
Que tu misericordia, Señor, descienda sobre nosotros, comunicando a nuestras vidas la capacidad de soportarlo todo, con la ayuda de tu protección. Tú que modelas, uno a uno, los corazones humanos, santifica a cada uno por la esperanza que deposita en ti. Dado que posas tu mirada sobre los que tienen temor-de-Dios, concédenos el temor-perfecto, que nos lleve a gozar de la visión de tu rostro (Serie Hispana).
Señor, Dios nuestro, sabemos que desde tu secreta morada en los cielos todo lo ves y lo escrutas y que jamás nada se te escapa, te pedimos que siempre nos contemples con aquella mirada con la que ponderaste la creación apenas salida de tus manos, cuando todo era bueno y hermoso; te rogamos poses sobre nosotros la misma mirada que sobre la Virgen María y sobre tus santos, para los cuales, Tú, el Santo, hiciste grandes cosas, y al mismo tiempo te rogamos nos regales una mirada capaz de descubrir tu presencia en todo y en todos, de modo de unir nuestras voces al coro de todos aquellos que con su vida cantan su propio Magníficat. Amén (inspirada en David Turoldo).
¿COMES MUCHAS VECES POR DÍA?,
¡NO DEJES DE ALIMENTARTE CADA DÍA!
¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA,
UNA Y OTRA VEZ:
{inspirando}
¡Señor! | {espirando}
¡envíanos tu misericordia! |
[1] Ambos salmos constan de 22 versículos que comienzan con las sucesivas consonantes del alfabeto hebreo. En los dos falta la consonante vav, y ambos tienen un último verso suplementario que comienza con pe.
[2] ¿Mateo se ha inspirado en una frase rabínica acerca de la Shequiná? (cf. J. Sievers, "Dove due o tre...”: il concetto rabbinico di Shekhinah e Matteo 18, 20”, en Nuova Umanità 20 [1982] pp. 56-71).
[3] El midrash entiende como “paladar” la palabra que nuestras traducciones suelen entender como “amores”.
[4] Cf. nota 1.
[5] En griego Basilio usa la palabra ‘dúnamis’, poder, potestad. En la traducción de los LXX, y en plural, se refiere a ejércitos = ángeles (cf. alábenlo todos sus ángeles / alábenlo todos sus ejércitos: Salmo 148,2 ). De ahí el juego de palabras y las conclusiones que extrae Basilio en este párrafo de su comentario. Sobre el empleo de ‘dúnamis’ en la Escritura, cf. DTNT (Coenen-Beyreuther-Bietenhard) III,386 ss.