SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

Jesús entre los doctores de la Ley. 1308-1311. Duccio di Buoninsegna. Siena, Italia.

 

Salmo alternativo 83 (84)

ORANDO [CON] EL SALMO RESPONSORIAL

¿Qué ayuda concede Dios con esta gracia [de la peregrinación] a quien elige para conducirlo? Prosigue [el salmo] diciendo: Las subidas en su corazón. Le proporciona grados o peldaños por los cuales suba. ¿En dónde? En el corazón. Cuanto más ames, tanto más asciendes. Dispuso, dice, subidas en su corazón. ¿Quién? Aquel que lo eligió. Bienaventurada, por tanto, la persona que recibe de ti, ¡oh Señor!, la protección. Como no puede hacerlo por sí mismo, es necesario que le ayude tu gracia. ¿Y qué hace tu gracia? Dispone las subidas en el corazón. ¿En dónde establece las subidas? En el corazón, en el valle de lágrimas. Aquí tienen el lagar: el valle de lágrimas. Las piadosas lágrimas de los afligidos son el mosto de los amantes. Dispuso las subidas en el corazón. ¿En dónde las ordenó? En el valle de lágrimas. Aquí estableció las subidas, en el valle de lágrimas. Como objeto de su deseo sólo les queda Dios. Ya no aman la tierra, pues aman al que hizo cielo y tierra. Aman y todavía no están con él. Su deseo se prolonga para crecer, crece para dar cabida. Pues no es poco lo que ha de dar Dios al que desea, ni es poco lo que ha de esforzarse para dar cabida a tan gran bien. Dios no va a dar algo de lo que hizo, sino a sí mismo, que lo hizo todo. Para dar cabida a Dios, esfuérzate; lo que has de poseer por siempre, deséalo durante mucho tiempo. No nos cansaremos de alabar a Dios. Si te falta el amor, te falta la alabanza; pero SI el amor es perpetuo, porque será perpetua aquella hermosura inagotable, no temas: que podrás alabar por siempre al que siempre podrás amar. Mejor es un día en tus atrios, que millares (lejos de Ti). Estos son los atrios por los que suspiraba, por los que desfallecía. Mi alma desea y desfallece por los atrios del Señor. Mejor es permanecer allí un día que miles lejos de ellos. Millares de días desean los hombres y quieren vivir aquí mucho tiempo. Desdeñen los millares de días y deseen el día único, que no tiene aurora ni ocaso; día único, día eterno, al que ayer no da paso ni mañana apremia. Ese día único sea nuestro deseo (Agustín de Hipona, Comentario al Salmo 83).

 

Leccionario: Salmo 83, 2-3. 5-6. 9-10

Liturgia de las Horas: Salmo 83, 2-3. 5-6. 9-10

[1 Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. De los hijos de Coré[1]. Salmo]

 

¡Qué amable es tu morada, Señor del Universo!

Mi alma se consume de deseos

por los atrios del Señor;

mi corazón y mi carne claman ansiosos

por el Dios viviente.

 

¡Felices los que habitan en tu Casa

y te alaban sin cesar!

¡Felices los que encuentran su fuerza en ti,

al emprender la peregrinación!

 

Señor del universo, oye mi plegaria,

escucha, Dios de Jacob;

protege, Dios, a nuestro Escudo

y mira el rostro de tu Ungido.

 

 

2 ¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los Ejércitos!

3 Mi alma se consume y anhela

los atrios del Señor,

mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.

 

 

5 Dichosos los que viven en tu casa

alabándote siempre.

6 Dichosos los que encuentran en ti su fuerza

al preparar su peregrinación:

 

9 Señor de los Ejércitos, escucha mi súplica,

atiéndeme, Dios de Jacob.

10 Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,

mira el rostro de tu Ungido.

 

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE UNA Y OTRA VEZ:

 

{inspirando}

 ¡Felices, Señor!

{espirando}

 ¡los que viven en tu Casa!

 

«La oración es la vida del corazón nuevo. Debe animarnos en todo momento. Nosotros, sin embargo, olvidamos al que es nuestra Vida y nuestro Todo. Por eso, los Padres espirituales, en la tradición del Deuteronomio y de los profetas, insisten en la oración como un “recuerdo de Dios”, un frecuente despertar la “memoria del corazón”: “Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar”» (Catecismo de la Iglesia Católica 2697).

  

SUGERENCIA PARA LA JACULATORIA

¡Dichoso el que vive en tu casa, Señor!, o bien: ¡Feliz el que habita en tu casa, Señor!

 

NOTAS EXEGÉTICAS AL SERVICIO DE LA LECTURA ORANTE

(a) Este cántico de Sión se abre con la exclamación de asombro de un peregrino llegado a las puertas del Templo; este salmo, que suele clasificarse entre los ‘cánticos de Sión’, es poseedor de una conmovedora belleza, provocada por la nostalgia -¿anticipada?-, de ese mismo peregrino en el momento de dejar la Ciudad Santa. Los sentimientos por los que nuestro poeta va pasando, durante la oración, se encuentran coloreados por tres diversas tonalidades. Tenemos un deseo, el antiguo, el que coloreaba el viaje mientras se iba atravesando el Valle de Lágrimas (v. 7: una localidad variamente identificada y de traducción discutida y discutible: la Vulgata valle lacrimarum; Leccionario: valle árido; Liturgia de las Horas: áridos valles), mientras se pasa de baluarte en baluarte, mientras caía la lluvia temprana (vv. 7-8). Tenemos un segundo deseo, saciado en el Templo, en la intimidad de la oración, en los atrios en los que bulle la liturgia. Tenemos, finalmente, el deseo que renace cuando, antes de partir, se echa una última mirada a Sión. Al lanzarla le nace espontanea una “santa envidia” hacia gorriones y golondrinas que pueden anidar en las cornisas del atrio. Porque permanecer en Jerusalén es como quedarse a vivir en el paraíso, en la alegría, el gozo y la intimidad con Dios. Puede que los palacios de los poderosos o los santuarios paganos sean fascinantes, pero el salmista ya ha tomado su decisión , y lo ha hecho sin vacilar: vale más un día en tus atrios que mil en mi casa (v. 11) [basado en Turoldo-Ravasi] .

(b) Salmos citados o aludidos por el Nuevo Testamento:

83,2 Jn 1,14

Ap 21,3

83,3d Hb 7,25

Hb 9,14; 12,22

Ap 1,18

83,4 Mt 8,20; Lc 9,58

Mt 10,29

83,5 Jn 6,57

Jn 15,4

 

83,6 Flp 4,13

83,7 Jn 7,38

83,8 2 Co 3,18

83,8b 1 Jn 1,1

1 Jn 4,12

Y plantó su toldo entre nosotros

He aquí la morada de Dios entre nosotros

Viviente por siempre para interceder por nosotros

... el Dios viviente

Soy el viviente por los siglos de los siglos

Los pájaros tienen sus nidos

Ustedes valen más que muchos pájaros

Permanece en mí y yo en él

Permanezcan en mí... Aquel que permanece en mí... Permanezcan en mi amor

Todo lo puedo en aquel que me fortalece

Ríos de agua viva...

De gloria en gloria...

Lo que nuestros ojos vieron...

Hemos visto, y damos testimonio

 

(c) El Sal 122(121) comienza con dos tiempos precisos: el anuncio de la peregrinación en el punto de partida y la llegada a la capital, saltándose todo el viaje. El salmo 84(83) se sitúa en un tiempo psicológico que puede abarcar varios momentos, fundiéndolos en una simultaneidad lírica. El ansia y anhelo corresponden a la distancia, la visión de los pájaros anidados sugiere la presencia; en riguroso paralelo se encuentran los «habitantes» estables del templo y los «peregrinos». La súplica por el Ungido parece más propia del templo; la mención de «un día» puede ser experiencia actual, anticipación o recuerdo. Incluso los rasgos más realistas, como el pájaro o las fuentes, entran en el poema por un acto generalizante. Es el factor psicológico lo que unifica poderosamente el salmo. En términos literarios lo llamamos el factor lírico, en términos religiosos el factor espiritual.

Con todo, por claridad de exposición, vamos a distinguir.

- La peregrinación física se concentra en los versos 7-8 y se articula en tres momentos: atravesar un valle transformado por la lluvia, pasar de baluarte en baluarte, comparecer ante Dios en Sión. Si nos fijamos en ello sin prescindir del contexto, veremos que no son apuntes objetivos del paisaje, sino que en ellos se proyecta un paisaje interior, en parte por la ambivalencia de las expresiones .

- La peregrinación espiritual es la sustancia del poema. Si la polaridad y tensión se definen en el Sal 42-43 en términos de ausencia I presencia, en el presente salmo son distancia I presencia. Si físicamente pueden coincidir distancia y ausencia, psicológicamente no son lo mismo. Con el ausente no contamos, con el distante sí. El orante se pone en camino; pero, antes de empezar la marcha física, ya está espiritualmente en camino: «en su corazón» ha decidido peregrinar (v. 6), y ya se le llena la mente de anhelo por llegar, de gozo por la certeza y cercanía. El orante del Sal 42-43 desea y pide volver al templo, pero no está seguro del hecho o no sabe cuándo lo conseguirá; nuestro peregrino está seguro del viaje, sabe la hora, puede anticipar el término.

- Desterrados y peregrinos en este valle de lágrimas, pero valle que riega el manantial que mana del costado de Cristo y lo cubre de manantiales y lagunas y fuentes de agua viva. Nuestra «fuerza» por el camino viene de él: dichoso quien confía en él. Nuestra oración por el camino: que Dios mire el rostro de su Ungido (adaptado de Alonso Schökel-Carniti).

(d) Con este salmo el Salterio cambia registro, se inicia la colección de Coré, con otros tonos, otros temas.

¡Qué amables son tus moradas, Señor de los ejércitos, mi alma anhela y desea los atrios del Señor! Con este, nuestro poema, da comienzo la colección de los salmos de Coré, que posee tonos y temas propios dentro del Salterio. Ya antes, recorriendo los 150 poemas davídicos uno encuentra, en el 2° Libro, con el Sal 42(41), que trasunta una tonalidad semejante: ¡Como la cierva anhela las corrientes de agua, mi alma te anhela a ti, oh Dios!

Este grupo de salmos da expresión a la esperanza en Dios, ante el fracaso del reino davídico:

Libro 3°

 

Libro 3°

 

Libro 3°

 

Libro 3°

 

Libro 3°

Salmo 84(83)

 

Salmo 85(84)

 

Salmo 86(85)

 

Salmo 87(86)

 

Salmo 87(88)

Hijos de Coré

 

Hijos de Coré

 

De David

 

Hijos de Coré

 

Hijos de Coré

Súplica individual de quien desea ver a Dios

 

Alabanza colectiva: súplica por la salvación

 

Oración de David

 

Alabanza colectiva: súplica por Jerusalén

 

Del himno al lamento: Salmo ante el fracaso de la realeza

 

Nuestros poemas se van relacionando, - enlazando -, temática y mutuamente, cada uno con el siguiente:

83-84 No estés callado / fíjate-mira: 83,2 y 84,10 (nexo temático)

84-85 el Señor no niega sus bienes: 84,12 y 85,13

85-86 Muéstranos tu misericordia-gracia / tu camino: 85,8 y 86,11

86-87 Todos los pueblos se postrarán: 86,9 y 87 (temática del salmo)

87-88 Inclina tu oído: 86,1 y 88,3; pobre e indigente: 86,1 y 88,16

88-89 Poema de Hemán / de Hetán, el indígena (título).

Observemos que nuestro grupo de salmos está dispuesto en forma de quiasmo, de modo que al 84 le corresponde el 88 y al 85 el 87 y en el centro tenemos un poema atribuido a David:

Salmo 84 (Coré) - Salmo 85 (Coré)

 Salmo 86 (David)

Salmo 87 (Coré) - Salmo 88 (Coré)

Esta disposición arroja nueva luz sobre el salmo 88(87), el más oscuro de todo el Salterio, que debe ser interpretado a la luz (¡o mejor: contraluz!) del salmo 84(83). 

Mirando el segundo y tercer Libro del Salterio como un conjunto coherente, descubrimos que están dispuestos de manera que es posible descubrir que forman entre ellos una inclusión de tipo quiásmico:

Coré----Asaf----David----Asaf----Coré

Salmos 42-49: Coré

Salmo 50: Asaf

Salmos 51-72: David

Salmos 73-83: Asaf

Salmos 84-88(89): Coré

 

LA PALABRA EXPLICA LA PALABRA

1 Reyes 8,10-13: Mientras los sacerdotes salían del Santo, la nube llenó la Casa del Señor, de manera que los sacerdotes no pudieron continuar sus servicios a causa de la nube, porque la gloria del Señor llenaba la Casa. Entonces Salomón dijo: «El Señor ha decidido habitar en la nube oscura. Sí, yo te he construido la Casa de tu señorío, un lugar donde habitarás para siempre».

Isaías 6,1-8: El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo. Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, y con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Y uno gritaba hacia el otro: «¡Santo santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria. Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó de humo. Yo dije: «¡Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!». Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había tomado con unas tenazas de encima del altar. El le hizo tocar mi boca, y dijo: «Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido borrada y tu pecado ha sido expiado». Yo oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?». Yo respondí: «¡Aquí estoy: envíame!».

Isaías 66,1-6: Así habla el Señor: El cielo es mi trono y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Qué casa podrán edificarme ustedes y dónde estará el lugar de mi reposo? Todo esto lo hizo mi mano y todo me pertenece –oráculo del Señor–. Aquel hacia quien vuelvo la mirada es el pobre, de espíritu acongojado, que se estremece ante mis palabras. Se inmola un buey, y se mata a un hombre, se sacrifica un cordero, y se desnuca un perro, se presenta una oblación, y se ofrece sangre de cerdo, se quema un memorial de incienso, y se bendice una iniquidad. Porque ellos han elegido sus propios caminos y se complacen en sus ídolos, también yo elegiré sus desgracias y les enviaré lo que más temen. Yo llamé, y nadie respondió, hablé, y ellos no escucharon, sino que hicieron lo que me desagrada y eligieron lo que yo no quiero. ¡Escuchen la palabra del Señor, ustedes que se estremecen ante su palabra! Dicen sus hermanos, los que tienen odio contra ustedes y los rechazan a causa de mi Nombre: «Que el Señor manifieste su gloria, así veremos la alegría de ustedes». Pero son ellos los que se avergonzarán. Una voz retumba desde la ciudad, una voz sale del Templo: es la voz del Señor que retribuye a sus enemigos.

Jeremías 7,1-8: Palabra que llegó a Jeremías de parte del Señor, en estos términos: Párate a la puerta de la Casa del Señor, y proclama allí esta palabra. Tú dirás: Escuchen la palabra del Señor, todos ustedes, hombres de Judá que entran por estas puertas para postrarse delante del Señor. Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmienden su conducta y sus acciones, y yo haré que ustedes habiten en este lugar. No se fíen de estas palabras ilusorias: «¡Aquí está el Templo del Señor, el Templo del Señor, el Templo del Señor!». Pero si ustedes enmiendan realmente su conducta y sus acciones, si de veras se hacen justicia unos a otros, si no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, si no derraman en este lugar sangre inocente, si no van detrás de otros dioses para desgracia de ustedes mismos, entonces yo haré que ustedes habiten en este lugar, en el país que he dado a sus padres desde siempre y para siempre. ¡Pero ustedes se fían de palabras ilusorias, que no sirven para nada!

Ezequiel 48,35: En adelante, el nombre de la ciudad será: «El Señor está allí».

Salmo 5,8: yo, por tu gran bondad, entraré en tu casa, me postraré ante tu templo santo, con toda reverencia.

Salmo 27,4-9: Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor contemplando su templo. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca, y así levantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca. En su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación: cantaré y tocaré para el Señor. Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad, respóndeme. Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro”. –Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio.

Salmo 138,1-3: Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tocaré para ti. Me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, aumentaste el valor en mi alma.

Mateo 12,6: Les aseguro que aquí hay alguien más grande que el Templo.

Mateo 17,2: Su rostro resplandecía como el sol.

Lucas 1,41-45: Apenas [Isabel] oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”.

Lucas 2,46-50: Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo estar en la casa[2] de mi Padre?». Ellos no comprendieron lo que les decía.

Juan 2,19: Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar.

Juan 6,56: El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.

Juan 15,4-5: Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.

2 Corintios 5,1-6: Nosotros sabemos, en efecto, que si esta tienda de campaña –nuestra morada terrenal– es destruida, tenemos una casa permanente en el cielo, no construida por el hombre, sino por Dios. Por eso, ahora gemimos deseando ardientemente revestirnos de aquella morada celestial; porque una vez que nos hayamos revestido en ella, ya no nos encontraremos desnudos. Mientras estamos en esta tienda de campaña, gemimos angustiosamente, porque no queremos ser desvestidos, sino revestirnos, a fin de que lo que es mortal sea absorbido por la vida. Y aquel que nos destinó para esto es el mismo Dios que nos dio las primicias del Espíritu. Por eso, nos sentimos plenamente seguros, sabiendo que habitar en este cuerpo es vivir en el exilio, lejos del Señor.

Efesios 2,20-22: Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.

Hebreos 13,14: No tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura.

Apocalipsis 1,16: Su rostro resplandecía como el sol en plena fuerza.

Apocalipsis 21,22-23: Templo no vi ninguno: su templo es el Señor Dios, soberano de todo, y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

Apocalipsis 22,1-2: Después el Ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero, en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había arboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos (cf. Ez 47,12).

 

DE LA TRADICIÓN DE ISRAEL

Talmud de Babilonia:

(Berakot [Bendiciones] 64a) Rabí Leví ben Hiya dijo: Aquel que al salir de la Sinagoga, entra en la ‘Casa-de-estudio’, tendrá el privilegio de recibir la Presencia Divina, pues está dicho: Van avanzando con una fuerza siempre creciente, para presentarse ante Dios en Sión (Sal 84,8).

(Makkot [Azotes] 10b) Josué ben Leví dijo también: ¿Cómo entender Cántico de las subidas, de David. Me alegro cuando me dicen: ‘iremos a la casa del Eterno’? (Sal 122,1). David desea decir al Santo -¡bendito sea!-, “Soberano del mundo escuche a la gente decir: ‘¡que se muera este viejo’ de modo que Salomón, su hijo, construya el Templo!, así podremos ir en peregrinación (a Jerusalén)”. Y yo me alegré. El Santo -¡bendito sea!-, le contestó a David: Más vale un día en tus atrios que miles en otra parte (Sal 84,11). Esto significa: un solo día en el que tú estudias la Torá en mi presencia, me es más agradable que los miles de holocaustos que tu hijo Salomón me ofrecerá sobre el altar.

Midrash Tehillim (comentario homilético a los salmos):

Mi alma deseaba y anhelaba los atrios del Señor (v. 3), y no sólo ahora, sino cuando los israelitas estaban delante del mar, anhelaban el Santuario, tal como dice: Guías con tu gracia al pueblo, al que has rescatado y lo conduces con tu poder hacia la morada de tu Santuario (Ex 15,13), Hasta llevarlo y plantarlo en la montaña de tu heredad (v. 17). De este modo el gorrión encontró una casa. Los israelitas dijeron: Como gorrión que anda lejos de su nido, así es el hombre que anda lejos de su hogar (Pr 27,8), por eso dice: escapen como un gorrión a su monte (Sal 11,1). No dice: ‘como una paloma’, sino ‘como un gorrión’. Cuando a una paloma se le arrebatan sus pichones, vuelve a su lugar, tal como dice: Efraím es como una paloma tonta, falta de discernimiento (Os 7,11), pero este gorrión no es así, sino permanece en su lugar, pero cuando se le arrebatan sus pequeños, ya no vuelve a su lugar. Los israelitas son como un gorrión, dice el Santo -¡bendito sea!-, cuando gobiernan los malvados. Les dijo, entonces: El gorrión encontró una casa y la golondrina construye un nido.

A. Chouraqui: Mi corazón y mi carne: no solamente mi alma espiritual, sino mi pensamiento, hasta mi propio cuerpo aspiran a la visión. El gorrión: tiene su nido en la morada de los hombres, pero es libre y su vuelo no tiene otra aspiración que el cielo. Más despojado que él, aun más desnudo, no tengo más que tus altares, la presencia de tu gloria, ¡oh tú, el Ausente! En mi exilio sólo tengo un Dios, un Rey.

Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa, y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados (v. 11). Judá Halevi dirá: “lejos de ti la vida es una muerte, en ti, la muerte es una vida”.

El alma amante desfallece al rememorar los esplendores de Dios. Separado de él por las distancias del exilio, la oración es el camino que el Señor, en su gracia, mantiene abierto para las bienaventuranzas de la visión.

 

DE LA LITURGIA JUDÍA 

Las siete bendiciones esponsalicias:

¡Bendito Oh Señor Dios nuestro, Rey del universo, creador del fruto de la vid!

¡Bendito Oh Señor, que has creado todas las cosas para tu gloria!

¡Bendito Oh Señor , que un día creaste al hombre!

¡Bendito Oh Señor, que creaste al hombre a tu imagen y a tu semejanza,

y por él estableciste la procreación y el poder de multiplicarse!

Se alegre la mujer en la reunión de sus hijos y el estar en medio de ellos sea su júbilo.

¡Bendito el Señor que te alegras cuando tus hijos se reúnen y retornan a Sión!

Que se alegren todos los presentes re-evocando juntos

la alegría que reinaba el día de la creación.

¡Bendito Oh Señor, que alegras al esposo y a la esposa !

¡Bendito Oh Señor, que has concedido al esposo y a la esposa

júbilo y canto, alegría y felicidad, gozo y alborozo, amor y paz, fraternidad y amistad!

Que muy pronto puedan escucharse voces de júbilo en las calles de Jerusalén, la ciudad santa.

Que pueda escucharse la voz del esposo que se eleva llena de alegría, de júbilo y de felicidad,

y que le haga eco la voz de la esposa junto con el alegre coro de quienes los acompañan

¡Bendito Oh Señor, que alegras al esposo con la esposa!

 

LOS MAESTROS DE LA FE NOS ILUMINAN

Ireneo de Lyon: Como los que ven la luz están en la luz, los que ven a Dios están en Dios. El esplendor de Dios les da la vida.

Efrén de Nísibe: Entró en [María] Señor, y se transformó en Servidor; entró Palabra, y en ella se convirtió en Silencio; entró en ella Trueno, y en ella acalló su Voz; entró Pastor universal, y en ella se transformó en Cordero, que salió balando. ¡El seno de tu madre ha trastocado el orden de las cosas! El que de todas las cosas dispone, entró siendo rico, y salió pobre; entró encumbrado, y salió humillado; entró resplandeciente, y salió revestido de miserables colores. Entró cual valeroso Guerrero, y de temor en el seno se revistió; entró el que a todos da de comer, asumiendo el hambre; aquel que a todos da de beber, asumió la sed; desnudo y despojado salió de ella el que a todos proporciona vestido. (...) La Madre que lo dio a luz es digna de recuerdo y el seno que lo llevó digno de bendiciones; también José, que por gracia, fue llamado padre del Hijo verdadero cuyo Padre es el Glorificado; Pastor de toda la creación, fue enviado al rebaño que se había perdido y extraviado; triunfalmente lo condujo e introdujo en el corral.

Atanasio de Alejandría: El gorrión es figura del alma del ser humano. El día único del que habla el salmo es el de la resurrección del Salvador.

Gregorio de Nisa: El alma que recibe su fuerza del Señor dispone en su corazón peldaños para ascender admirablemente.

Teodoreto de Ciro: El valle del llanto trae a la memoria la bienaventuranza de las lágrimas (cf. Mt 5,5). Aquello que se recibe en tu altar en un solo día, no se recibiría en otra parte en millares de días. La gracia y la gloria sobreabundan en la casa de Dios. La carne exulta y participa de la alegría por su esperanza en la resurrección.

Eusebio de Cesarea: Son dichosos los que habitan en la Iglesia y en ella alaban a Dios.

Jerónimo, Presbítero: Incluso la avecilla encuentra morada y la tórtola un nido donde depositar a sus pichones (Sal 83,4). De momento aduzcamos una interpretación sencilla. Fíjense en lo que dice: Deseo Señor los eternos tabernáculos, mi alma suspira y desfallece por los atrios del Señor, deseo tener una morada y un nido para mi alma y para mi cuerpo. Aunque las aves revolotean libremente de acá para allá, después de sus vuelos desean un lugar y un nido donde reposar, ¿cuánto más mi alma y mi cuerpo deben buscar un lugar en el que encontrar reposo? Elevemos un poco nuestra interpretación: En el Señor he puesto mi confianza, ¿por qué me dicen, entonces, “anda a vivir al cerro como un pájaro”? (Sal 10,2). Miren que nadie se va a vivir a los cerros, sino los pájaros. Y la tórtola un nido. Esa es la tórtola de la que se dice en el Cantar de los Cantares (2,12): Y en nuestra tierra se dejó oír la voz de la tórtola. Y la tórtola un nido. La tórtola es un animal casto y no habita en lugares de poca altura sino en las copas de los árboles más elevados.

Arnobio el joven: Este pájaro es Cristo que ha hecho su nido que es la Iglesia.

Juan Casiano: Este continua disipación del corazón no debe, por tanto, atribuirse a nuestra naturalezani a Dios, dado que la Escritura sentencia: Dios hizo recto al hombre, mas ellos se buscaron muchas perversiones (Si 7,29 LXX). En consecuencia, la calidad de nuestros pensamientos depende de nosotros: El buen pensamiento -dice la Escritura- se acerca a aquellos que le conocen, y el hombre prudente lo encontrará (Pr 19,7 LXX).Pero, desde el preciso momento en que una cosa cae bajo el ámbito de nuestra prudencia y de nuestra industria, si no logramos encontrarla, es notorio que hay que imputarlo a nuestra desidia e inercia, y no a un vicio de la naturaleza. Está de acuerdo con ello el Salmista al decir: Feliz el hombre que espera tu auxilio y pone en ti su fortaleza y ha predispuesto en su corazón los peldaños para ascender (al Lugar santo. Sal 83,6 LXX).Ven, ven, por tanto, ustedes mismos que está en nuestras manos predisponer en nuestro corazón los peldaños para ir ascendiendo, esto es, los pensamientos que jalonan la subida hacia Dios, como los peldaños descendentes, es decir, los pensamientos que se precipitan sobre los asuntos terrestres y carnales.

Regula Benedicti: Creemos que Dios está presente en todas partes, y que los ojos del Señor vigilan en todo lugar a buenos y malos, pero debemos creer esto sobre todo y sin la menor vacilación, cuando asistimos a la Obra de Dios. Por tanto, acordémonos siempre de lo que dice el Profeta: Sirvan al Señor con temor. Y otra vez: Canten sabiamente. Y: En presencia de los ángeles cantaré para ti. Consideremos, pues, cómo conviene estar en la presencia de la Divinidad y de sus ángeles, y asistamos a la salmodia de tal modo que nuestra mente concuerde con nuestra voz.

Casiodoro: El ser humano que tiene el auxilio del Señor va ascendiendo hacia el cielo según la medida de dicho auxilio y no cesa de ascender.

Beda el Venerable: De la bienaventuranza del cielo, el salmista pasa a aquella de la tierra: no solamente se es feliz en la patria, sino durante el camino en pleno combate, gracias a las ascensiones del corazón. Dios, que nos ha dado la ley que nos pesa, nos concederá la bendición que nos eleva.

 

Bendición sobre los anillos en el ritual de bodas de la Iglesia siríaca 

Texto de la bendición

Referencias bíblicas

El Señor Jesucristo,

Esposo de justicia y verdad,

 

desposado con la Iglesia de todos los pueblos,

 

con su sangre le ha dado su dote

y con los clavos que lo sujetaron a la cruz

le labró el anillo

 

¡Cuántos misterios recoge en sí

el esplendor del anillo!

 

Con su justicia se han revestido los santos

 

Es el anillo que libera a Tamar de la muerte

Es el anillo que adorna el dedo de José

Es el anillo que destaca Daniel en la victoria

Es el anillo que recibe el hijo malgastador

por el que se sacrifica el novillo elegido

anillo que une el esposo a la esposa

 

¡Sea para ellos como un anillo místico

conduce a las bodas a la hija de su pueblo,

a la que se ha donado el Cuerpo y la Sangre

para el perdón de los pecados!

 

Que el anillo bendecido,

otorgue la plenitud de alegría

a los hijos de la santa Iglesia

Efesios 4,24

 

 

1 Corintios 10,32

 

 

Efesios 1,7

1 Corintios 2,8

 

1 Corintios 2,9

 

 

Romanos 13,14

 

Génesis 38,18-25

Génesis 41,42-43

Daniel 14,11-14

Lucas 15,22

Lucas 15,23-27; Hebreos 9,6-28

 

 

 

Jeremías 8,19-23; 14,17

 

Mateo 26,27

 

 

 

Juan 16,24; 17,13

 

¿COMES MUCHAS VECES POR DÍA?, ¡NO DEJES DE ALIMENTARTE CADA DÍA! 

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA!

REPITE UNA Y OTRA VEZ:

{inspirando}

 ¡Felices, Señor!

{espirando}

 ¡los que viven en tu Casa!

 



[1] “Voy a darles una regla a fin de que sepan qué deben tener en cuenta ustedes a la hora de leer las Escrituras: todo salmo que se titule 'de los hijos de Coré' no trata de nada triste, sino siempre de hechos alegres” (Jerónimo Presbítero, Tratado sobre el Libro de los Salmos. Serie primera, Salmo 83,1).

[2] “No es fácil definir con exactitud el significado preciso de la expresión en tois tou pairos mou en este contexto. La locución griega puede traducirse: «en la casa de mi Padre»; pero también podría significar: «en las cosas, en los asuntos de mi Padre», e incluso, si se considera el artículo tois como masculino plural, la traducción tendría que ser: «entre los que pertenecen a mi Padre»”. Nota tomada de: J. Fitzmyer, El Evangelio según Lucas II, p. 286.