PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo "B"

La tentación de Jesucristo. Siglo XII. Santa Maria Nuova. Monreale, Italia.

Salmo 24 (25)

ORANDO EL SALMO RESPONSORIAL

¿Con qué pagaremos al Señor por todo lo que nos ha dado Él es tan bueno y clemente que ninguna retribución reclama, sino que por todo lo que nos ha concedido, le basta con que lo amemos. ¿Quién será tan irremediablemente ingrato, que después de tantos y tan grandes beneficios no ame al donante? Acerca del amor de Dios basta con lo dicho: pues no nos proponemos, como dijimos más arriba, decir todo, ya que es imposible, sino recordar breve y sucintamente aquellas cosas que bastan para infundir y suscitar el amor de Dios en el alma. Corresponde ahora tratar acerca del mandamiento que es el segundo en orden e importancia, según dijimos. También dijimos antes que la ley cultiva y purifica las virtudes que han sido insertadas en el alma por el Creador. Por tanto, ya que se nos manda amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, veamos si existe en nosotros el poder y la facultad para cumplir también este mandamiento. ¿Quién ignora que el hombre es un animal capaz de bondad y comunicación, y no salvaje y feroz? Nada es tan propio de nuestra naturaleza como tener necesidad los unos de los otros y buscarnos mutuamente y amar lo que buscamos. Ya que el Señor infundió en nosotros las semillas de estas virtudes, sin duda busca también el fruto de las mismas y recibe el amor a nuestros prójimos como testimonio de nuestra dilección hacia él. En esto dice, conocerán todos que son mis discípulos, sí se aman unos a otros (Basilio de Cesarea, Regla traducida al latín por Rufino Cuestión 2). 

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA,

UNA Y OTRA VEZ: 

{inspirando}

¡ Recuerda, Señor, que tu ternura!

{espirando}

¡y tu misericordia son eternas!


«La oración es la vida del corazón nuevo. Debe animarnos en todo momento. Nosotros, sin embargo, olvidamos al que es nuestra Vida y nuestro Todo. Por eso, los Padres espirituales, en la tradición del Deuteronomio y de los profetas, insisten en la oración como un “recuerdo de Dios”, un frecuente despertar la “memoria del corazón”: “Es necesario acordarse de Dios más a menudo que de respirar”» (Catecismo de la Iglesia Católica 2697).

 

Leccionario: 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9

Liturgia de las Horas: 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9

1 De David

 

Muéstrame, Señor, tus caminos,

enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;

enséñame, porque Tú eres mi Dios y mi salvador.

 

Acuérdate, Señor,

de tu compasión y de tu amor,

porque son eternos.

Por tu bondad, Señor,

Acuérdate de mí según tu fidelidad.

 

El Señor es bondadoso y recto:

por eso muestra el camino de los extraviados;

Él guía a los humildes para que obren rectamente

y enseña su camino a los pobres.

 

 

Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. .

 

Recuerda, Señor,

que tu ternura y tu misericordia son eternas;

acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor.

.

 

El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes. .

 

SUGERENCIA PARA LA JACULATORIA

Tus senderos, Señor // son amor y fidelidad,

ó, Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, // para los que guardan tu alianza. 

 

NOTAS EXÉGETICAS AL SERVICIO DE LA LECTURA ORANTE

(a) Nuestro Salmo es un acróstico (= 24[25]). El Salterio, como libro que es muestra que la alabanza perfecta, con toda la lengua, en el doble sentido del término, con todas las letras es imposible, así por ejemplo, a nuestro Salmo y al 33(34) le falta el verso “vav” y le sobra el verso “p”, el 22°. Incluso al 144(145), el último de los acrósticos, le pasa lo mismo, a pesar de que, en hebreo, tiene 150 palabras, una por cada uno de los 150 salmos: ¡el mensaje que estos acrósticos transmiten es que la alabanza perfecta no es cosa de esta tierra! 

LA “ACROSTICIDAD” EN EL SALTERIO (Salmos, según la numeración del TM)

Salmos

Frecuencia

Particularidad(es)

Detalles

9/10

Estrófica

Alef: (vv.2-3) cada semi-verso empieza con alef

Se supone que la ausencia de algunas letras se debe a la trabajosa historia de la transmisión textual de este salmo

25 (idem 34)

Verso a verso

Falta la letra vav

22 versículos; se agrega un verso “P” como 22º

37

Estrófica

Estrofa alef: 2 versos con alef. Estrofa vav: los 4 con vav

 

111 y 112

Cada semi-verso

Estructura paralela específica

Salmos que abren hacia el Hallel-egipcio (Sal 113-117)

119

Estrófica

En cada una de las 22 estrofas los 8 versos empiezan con la misma letra y van sucediéndose las estrofas según su orden en el alefato

Salmo que (en)cierra el Hallel egipcio. Cf. versos “defectuosos” (= sin sinónimo de Torá)

 145 (como 25 y 34)

Verso a verso

Falta la letra “nun”

(entre vv. 13 y 14), completado por LXX y Vulgata

Si se lee el comienzo de los vv. 11-13 (centro del poema) al revés, se forma la palabra M L K = rey: subrayando así el tema central del Salmo (¿o del Salterio? La temática del rey mesías).

 

(b) Es este el primer salmo cuasi-rigurosamente alfabético del Salterio (ya lo era parcialmente el 9-10): cada verso se abre con una palabra hebrea que comienza con la correspondiente letra del alfabeto, por orden y sucesivamente. A pesar de este artificio exterior, que facilita la memorización, ayudada por los catorce (= 2 veces 7) imperativos que se van sucediendo en el salmo, los sentimientos que afloran son vivos, dinámicos y y llenos de calor. Peligros externos y enemigos se acollaran al pecado interior en el sembrar pavor en el corazón del orante. Pero él está seguro que el misericordioso amor de Dios terminará por derrotar aquella pesadilla: Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor (vv. 6. 7). La actitud espiritual que el texto supone es la de los pobres (= anavim) y fieles (= hasidim), de aquellos cuya confianza y esperanza últimas están únicamente en YHVH, el Salvador bueno y justo (v. 9). Y entonces, a pesar de que el sentido del pecado sea lacerante, el corazón permanece lleno de paz. De letra en letra el corazón te cante, Señor. En todas las horas del día florezcan salmos: Dios es más grande que nuestro corazón, más grandes que cualquier pecado son su Misericordia y su Amor... (Adaptado de Ravasi-Turoldo).

(c) En este poema el artificio literario de la acrosticidad para nada impide un desarrollo lógico en el sucederse de los versos, haciendo brillar, un poco aquí y otro poco allí, chispazos de alto vuelo poético y de intensa humanidad. F. Nötscher ya ve atisbos del espíritu del Evangelio en nuestro salmo. De acuerdo a la concepción triangular, típica de las súplicas, los protagonistas son tres: el yo, Dios y el enemigo; pero en el caso del tercer personaje existe un fenómeno de ‘desdoblamiento’ que resulta ser fundamental en los salmos teológicamente más refinados. El enemigo no es sólo externo al orante (vv. 2 y 19), sino que es interno, y es el pecado que genera sufrimiento poniendo un diafragma entre el salmista y Dios. El pecado es ‘grande’, pero es ‘pecado de juventud’; la confesión de pecado se repite tres veces (vv. 7ab. 11. 18), versos que no forman parte de los elegidos, por la liturgia, para ser hechos oración en este domingo.

 

LA PALABRA EXPLICA LA PALABRA

Deuteronomio 17,18-19: Cuando tome posesión del trono real, hará escribir en un libro, para su uso personal, una copia de esta Ley, ... y la leerá todos los días de su vida.

Deuteronomio 24,14-15: No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal. Así no elevará su alma [= invocará] al Señor contra ti, y tú no te harás responsable de un pecado.      

Salmo 30,6: A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás.

Job 7,2-3: ¿Como un esclavo que suspira por la sombra, como un asalariado que espera su jornal, así me han tocado en herencia meses vacíos, me han sido asignadas noches de dolor.

Lamentaciones 3,40-41: ¡Examinemos a fondo nuestra conducta y volvamos al Señor! Levantemos en nuestras manos el corazón hacia el Dios del cielo.

Mateo 15,32: Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino.

Lucas 9,37-38: Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña [del Tabor], una multitud vino a su encuentro. De pronto, un hombre grito: Maestro, por favor, mira a mi hijo, el único que tengo”. 

Juan 14,6: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre, sino por mí (cf.Sal 24,5).

Juan 16,13: Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo (cf. Sal 24,5).

Romanos 5,5: La esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado (cf. Sal 24,3).

Hebreos 11,27-28: Por la fe, Moisés huyó de Egipto, sin temer la furia del rey, y se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible. Por la fe, celebró la primera Pascua e hizo la primera aspersión de sangre, a fin de que el Exterminador no dañara a los primogénitos de Israel.

 

DE LA TRADICIÓN DE ISRAEL

Midrash Tehillim (Comentario midráshico a los Salmos):

(a) A ti Señor, levanto/confío mi alma (v. 1). Esto corresponde a aquello que está escrito en otra parte: Págale (al obrero) su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida dirige/levanta hacia él (es decir: hacia el jornal). (Dt 24,15). 

Dice el Santo -bendito sea- a David: ¿Cómo es eso, David, que hacia mí levantas tu alma? Le respondió: Porque ante ti yo soy come un asalariado en tu mundo, como está dicho: “Un servidor que suspira por la sombra, es un asalariado que espera su paga” (Jb 7,2). Y en la Torá de Moisés está escrito (del asalariado): Porque es pobre hacia YHVH dirige/levanta su alma. Por eso: A ti Señor, levanto/confío mi alma.

Es normal, cuando un obrero hace un trabajo para un patrón, que si le pide su salario, éste se lo dé. Y el Santo -bendito sea- ¿no haría lo mismo? Al contrario, “no se pondrá el sol sobre él”. Si por tanto de un obrero que exige el salario que le es debido, está escrito que “hacia él levanta su alma”, mucho más nosotros, desde el momento que nuestras almas dependen de ti…

(b) Otro comentario. A ti Señor dirijo el alma mía. Esto corresponde a aquel otro texto, que dice: A tus manos confío mi respiro” (Sal 31,6). Cuando se confían [ciertos] depósitos a alguna persona, es fácil que éste cambie lo de uno con lo de algún otro, de modo que al final no pueden ya identificarse. Pero con el Santo - bendito sea - non sucede así. Por el contrario, el Señor es un “Dios confiable”: y por tanto, no puede suceder que uno se levante a la mañana y busque su alma, pero sin poder encontrarla, o la encuentre en manos de algún otro, o el alma de algún otro en sus manos. Por eso se dijo: “Tú me has rescatado, Señor, Dios confiable” (Sal 31,6).

Midrash Rabbah 3,14: ¿Es posible que un ser humano se saque el corazón para renovarlo? El significado es el siguiente: purifiquemos nuestras manos [Se refiere a un servicio litúrgico efectuado en una plaza, servicio en el cual es altamente deseable la coincidencia entre la pureza del corazón y la de las manos. Cf. Lm 3,41].

Rashí: Cuando (el salmista) yazca en la tumba, su alma seguirá morando en el bien.

Ibn Ezra: Dios de mi salvación, significa: “serás Tú quien me salve de cualquier impedimento que obstaculice mi progreso en el camino de la verdad, porque únicamente en ti puedo poner mi esperanza”.

Radak (Rabí David Kimchí) (Comentario al Sal 24[25],1): A ti Señor, elevo mi alma, es una expresión que indica la oración, como en Levantemos nuestros corazones... al Dios de los cielos (Lm 3,41). Elevo mi alma tiene un valor análogo a: en tu mano confiaré mi espíritu, me has redimido, Señor, Dios fiel (Sal 31,6). Este texto significa que cuando el ser humano, al irse a dormir, confía su propio espíritu a las manos del Santo, -bendito sea-, a la mañana tiene la seguridad de reencontrarlo, porque es un Dios fiel...

Radak (Comentario al Sal 24[25]4): Dame a conocer, Señor, tus caminos. Corresponde a la oración dirigida por Moisés nuestro maestro, que sobre él haya paz: Dame a conocer tus caminos, de manera que yo te conozca (Ex 33,13), porque conocer los caminos del Señor equivale a conocerlo a Él mismo. Con este pedido David le pide a Dios que lo ayude a entender todas las realidades existentes, de manera de comprenderlas en su naturaleza y en sus relaciones recíprocas y así saber la manera cómo ellas son gobernadas por Dios, tanto en su conjunto como, también, cada una por separado. 

Rabí Moshé ben Maimón[1] (Ramban): Es bueno que sepas que el hombre más sabio, Moisés, nuestro maestro, dirigió a Dios dos súplicas, recibiendo respuesta a ambas (...) Ante todo pidió al Señor que le diera a conocer sus atributos, diciendo: Dame a conocer tus caminos, de modo que yo te conozca; después, cuando le pidió poder conocer su esencia, diciéndole: Muéstrame tu gloria. En cuanto a la primera súplica, fue escuchado, como queda dicho: Haré pasar ante ti todo mi bien [ó: todo lo bueno] (Ex 33,19), en cambio, en cuanto se refiere a la segunda súplica, se le respondió: ningún hombre puede verme y seguir con vida (Ex 33,20). En cuanto a las palabras todo mi bien, ellas implican que Dios mostró a Moisés la entera creación, de la cual viene dicho: Dios vio todo cuanto había hecho, y era cosa muy buena (Gn 1,31)

An. Chouraqui: El misterio del Señor ciertamente reside en su alianza [berit] que es el lugar de su presencia de amor, en el seno de lo creado, en la que actúa la redención de su verbo, la Torá.

Este primer Salmo alfabético es de oración, de oblación. La verdad, la humildad, la pureza son los caminos de acceso a las gracias del Señor. La inocencia y la rectitud permiten, al término de una espera apasionada, la “invasión” y redención de Israel.

 

LOS MAESTROS DE LA FE NOS ILUMINAN

Orígenes: El ser humano peca por ignorancia, hasta el momento que Dios no le dona un cierto conocimiento de su pecado. Cuando los seres humanos recuerdan, despiertan en ellos los recuerdos de lo vivido; pero cuando Dios “se acuerda” de la creatura razonable, él está en ella. Aquel que desea conocer los caminos de Dios debe hacerse pequeño

Cirilo de Alejandría: Aquellos que seguían los caminos del diablo, buscan ahora los caminos del Señor, el camino de la verdad es Cristo.

Eusebio de Cesarea: Cualquiera sea el camino que tomemos, la misericordia de Dios siempre nos precede. Su alianza y sus preceptos son todo aquello que Dios nos ha hecho conocer en la Escritura inspirada.

Sé que no puedo salvarme a mí mismo, pero espero la salvación con absoluta certeza, porque corresponde al curso normal de la vida que el justo padezca tribulaciones y luego se vea libre de ellas por la acción de Dios.

De una Homilía griega, anónima, antigua : Los que se acercan a Dios deben orar con gran quietud, paz y tranquilidad, sin acudir a gritos ineptos o confusos, sino dirigiéndose al Señor con la intención del corazón y la sobriedad del pensamiento.

Agustín de Hipona: [En este Salmo] habla Cristo, pero en persona de la Iglesia, porque lo que dice más bien conviene al pueblo cristiano convertido a Dios: A ti, ¡oh Señor!, elevé mi alma por el deseo espiritual, la cual era pisoteada en la tierra por los deseos carnales. En ti confío, ¡oh Dios mío!; no me avergonzaré, ¡Oh Dios mío!, por haber confiado yo en mí fui arrastrado hasta esta flaqueza de la carne, y porque quise, abandonado a Dios, ser como Dios, temiendo morir a manos de cualquier diminuto animalillo, me avergoncé, siendo burlado por mi soberbia; pero ya confío en ti y no me avergonzaré.

Enséñame tus sendas, las angostas y de pocos conocidas, las estrechas, que a nadie conducen a la perdición; no las anchas. Señor, acuérdate de tu misericordia, puesto que los hombres creen que te olvidaste. Y porque tus misericordias son eternas: y también acuérdate de esto: que tus misericordias son eternas. Nunca estuviste sin ellas, tú, que al hombre que pecó lo sometiste a vanidad, pero sin quitarle la esperanza, y no despojaste de tantos y tan grandes consuelos a tu criatura. No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de los de mi ignorancia: no reserves para castigo los pecados de mi temeraria audacia y de mi ignorancia, sino que, por decirlo así, se te escapen de las manos. ¡Oh Dios!, según tu clemencia acuérdate de mí: acuérdate de mí, no atendiendo a la ira que merezco, sino a tu clemencia, que es digna de ti. Por tu bondad, Señor: no por causa de mis méritos, sino por tu bondad, Señor.

Expulsado del Paraíso y peregrino en tierra extranjera no puedo retornar allí solo, porque me equivocaría de camino. Durante todo el transcurso de mi vida cuento con tu misericordia para mi vuelta. Guíame con tu verdad, ya que en cuanto a mí, solamente se mentir.

Agustín de Hipona: Es cosa buena tener el corazón en alto (sursum habere cor); no sin embargo hacia sí mismo, lo que es soberbia, sino hacia el Señor, lo que es obediencia, la que sólo puede ser cosa de los humildes. Existe, por tanto, una forma de abajamiento que de modo admirable levanta el corazón (sursum faciat cor), y hay una forma de ensalzamiento que lo abaja

Jerónimo Presbítero (atribuido): Siempre he esperado en ti. Estaba seguro que vendrías, he resistido y resistiré firme en la fe, aun cuando no me llames.

Juan Casiano: [Las personas espirituales], cuando se trata de aprender la ciencia de la ley de Dios, no pretenden poderla adquirir mediante la eficacia de la lectura, sino que imploran cada día del Señor el que quiera ser su maestro e iluminarlos: Hazme conocer, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos (Sal 24,4); ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu ley (Sal 118,18); Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios (Sal 93,10), y también: eres tú el que concedes al ser humano la ciencia (Sal 118,125).

Casiodoro: Con todo derecho, la Iglesia habla del pueblo de Cristo, pueblo que para ella es única, ya que únicamente ella guarda y cuida los misterios de la verdadera fe. Cuando la Iglesia suplica: rescátame, ella ruega que sobrevenga la (segunda) venida del Señor, cuya sangre la ha rescatado, recatándola de la cautividad del demonio. Rescátame de todas mis angustias: ella anhela verse libre de toda mancha y de toda arruga, pues Cristo sólo así podrá unirse a su esposa santa.

Regla de San Benito: Por tanto, hermanos, si queremos alcanzar la cumbre de la más alta humildad y queremos llegar velozmente a aquella celestial exaltación a la cual se asciende por la humildad de la vida presente, preciso es erigir con nuestros actos ascendentes aquella escala que se apareció en sueños a Jacob, por la cual se le mostraba que bajaban y subían ángeles. No otra cosa sin duda entendemos en este bajar y subir, sino que por la exaltación se baja y por la humildad se sube.

Beda el Venerable: Al declarar que mi pecado es grande, hago un gran espacio a su misericordia. En la medida en la cual entramos siempre más en la alianza, Dios se nos manifiesta siempre más, también cara a cara.

Ruperto de Deutz: Este Salmo, es el poema de la Iglesia penitente.

Pedro de Celles: Jamás dejes de buscar, nunca ceses de amar, como un gran bebedor, que cuanto más bebe, más sed tiene, e invocando a la Sabiduría, exclama: Hazme conocer, Señor, tus caminos, enséñame la vía que debo seguir.

 

DE LOS TÍTULOS SÁLMICOS 

El Salmo es profecía de Cristo muerto y resucitado: “[el salmista anuncia] que el mismo Cristo, al resucitar al tercer día, restaura el destruido templo de su cuerpo (siglo 4°; 5a serie).

Este Salmo es cantado in persona Ecclesiae [= por la Iglesia], vuelta hacia Dios (1a serie)

Voz de la Iglesia, a la que se unen los puros y justos, vale decir los católicos, pues ellos esperan en Dios (2a serie).

Poema didáctico de confesión penitencial (4a serie).

 

ORACIONES de los SACRAMENTARIOS y ORACIONES SÁLMICAS 

Dios todopoderoso y eterno, cuyos caminos siempre son misericordia y verdad, concédenos, te rogamos, que reconfortados por tu clemencia, también vayamos creciendo en religión (S. Veronense n° 474).

Dios, cuyos caminos, en su totalidad, son siempre misericordia y verdad, sigue otorgándonos los dones de tu obra; en la piedad, otórganos por tus beneficios, aquello que no puede lograr la fragilidad humana, de modo que dedicados al culto de tus misterios, tus fieles resplandezcan por la integridad de su fe y la pureza de su alma (S. Veronense n° 992).

Señor, Dios nuestro que al darnos a tu Hijo nos has revelado tu amor y tu verdad y ,al perdonarlos los pecados, nos has hecho conocer tu rectitud y tu bondad : dígnate olvidar nuestros descarríos y devuélvenos al camino recto ;alivia la angustia de tu pueblo y colma su espera, a fin de que no quede defraudada la esperanza de haber acudido a ti. (Oración sálmica, serie 1a).

Por tu bondad, Señor, perdona nuestros pecados y nos recuerdes la faltas de nuestra juventud: acuérdate de que tu amor y tu ternura son eternas y enséñanos a nosotros los pecadores el camino de la vida. (Oración sálmica, serie 2a).

Guarda nuestras almas y líbranos, Señor, para que no nos veamos confundidos cuando te invocamos. No te acuerdes de las faltas de nuestra juventud y de nuestra ignorancia, sino acuérdate de nosotros de acuerdo a tu misericordia (Serie africana).

 

¿COMES MUCHAS VECES POR DÍA?, ¡NO DEJES DE ALIMENTARTE CADA DÍA! 

¡REPITE, ASIMILA, VIVE LA PALABRA! REPITE, DURANTE TODA LA SEMANA,

UNA Y OTRA VEZ:

{inspirando}

¡Recuerda, Señor, que tu ternura!

{espirando}

¡y tu misericordia son eternas!

 



[1]Rabí Moshé ben Maimón (Maimónides): fue un hombre sin par en su época y hoy también continúa sorprendiéndonos. Fue filósofo, médico, teólogo, pero fundamentalmente fue un hombre que quiso transmitir a otros su sabiduría y su experiencia en la comprensión de la ley judaica. Nació en Córdoba (España), el 30 de marzo de 1135, en el seno de una distinguida familia, por vía paterna estaba conformada por generaciones de jueces rabínicos, estudiosos y dirigentes comunitarios. Su familia materna, en cambio, era de humilde condición. Desafortunadamente, su madre murió al darle a luz.