DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

La entrada de Jesús en Jerusalén. 1308-1311. Duccio di Buoinsegna. Siena, Italia.


¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? (Salmo 116 [115],3 [12])[1]

Gestos de amor gratuito y gestos inesperados de odio, violencia y traición: ambos se dan en nuestras vidas, ambos se dieron y se siguen dando en la vida de Jesús.

La historia de Jesús contiene un gesto de amor gratuito. Sólo de un corazón lleno de amor podía brotar aquel gesto tan femenino de derramar todo un frasco de valioso perfume sobre la cabeza de Jesús. La gratuidad del amor no se fija en pequeñeces, es generoso hasta el extremo, hasta el derroche.

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? … Alzaré la copa de salvación, y la derramaré en libación. El amor se hace profecía: Jesús está por derramar su vida ¡hasta la última gota!…: Esta es mi Sangre, la Sangre que se derrama por todos. ¿Cómo pagaré a Jesús su vida derramada? ¡Pagar! ¡Imposible! Y, sin embargo aquella mujer de Betania sigue impregnando, con el perfume de su amor derrochado y derramado, el mundo entero. La Buena Noticia de Jesús se derrama y desparrama a los cuatro vientos y donde sea que resuena, todo se llena con el aroma de aquel perfume, de aquel amor: les aseguro que allí donde se proclame la Buena Noticia, en todo el mundo, se contará también en su memoria lo que ella hizo… Y este es mi Cuerpo…, y esta es mi Sangre: hagan esto en memoria mía: y cada vez que nos reunimos, comemos ese Pan y bebemos ese Cáliz anunciando que Dios nuestro Padre nos regaló el tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia, derrochándolo a favor nuestro, dándonos a conocer [en la Pascua de Cristo] el Misterio de su Voluntad.

En total oposición a dicho gesto de amor nos topamos con la mueca de Judas que trastorna el beso, -¡gesto de amor y de amistad por excelencia!-, haciéndolo santo y seña de su traición: El traidor les había dado esta señal: “Es aquel que voy a besar. Deténganlo”…

Siempre me ha impresionado un fresco de Giotto pintado en una capilla de Padua en Italia. También aquí la traición lo impregna todo: se hace abrazo que envuelve totalmente a Jesús en ese manto de color amarillo sucio que pretende aprisionar entre sus pliegues al Maestro. Los rostros de Jesús y de Judas como que se rozan. Jesús para nada le retira su amistad al traidor, lo mira a los ojos…, con un beso entregas al Hijo del hombre…

Nuestro mundo ha entrado en un cono de sombra. Hemos perdido el rumbo. La oscuridad y las tinieblas hechas odio, indiferencia, terror y terrorismo…, nos asustan y oprimen. El amor sufrido y sufriente de Jesús, el Servidor, el Inocente, asumió a favor nuestro las tinieblas del pecado y de la muerte.

En esta Santa Semana podremos hacernos gestos de amor que se derraman o muecas de amistad traicionera.



[1] Elevación sobre la Palabra del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor: 13 de abril 2014.